El régimen de Daniel Ortega ordenó darle más libertades operativas al Banco de Fomento a la Producción (o Produzcamos) a través de una reforma a su ley creadora, Ley 640, mediante la cual también desligó al Estado como garante de las operaciones financieras de la entidad. Esto le permitirá al banco tener operaciones muy similares a la de un banco comercial, pero con controles más relajados, lo que levanta suspicacia entre algunos sectores, dado a que al resto del Sistema Financiero el Gobierno le ha endurecido el control aduciendo exigencias internacionales en materia de prevención de lavado de dinero y financiamiento de actividades ilícitas.
A criterio del economista y expresidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri, lejos de fortalecer las operaciones del Produzcamos, al darle mayor independencia, lo que hicieron fue debilitarlo en materia de supervisión al quitar fiscalización en el manejo de los fideicomisos que este vaya a administrar.
En resumen, con esta reforma, se está deteriorando la transparencia y la administración institucional del banco, y esa no obligación de sujeción a la regulación de la Siboif es vital porque entonces ahí podés meter recursos vía fideicomisos que ya no tenés por qué tener ese control que tiene la Siboif sobre ese tipo de operaciones, entonces los dejan sueltos”, observó.
En su análisis el extitular del Cosep también critica que haya más discreción en el manejo de presupuesto, en las remuneraciones y funciones de los altos cargos, y que haya una flexibilización de las políticas de crédito relacionadas con las unidades de intereses. “Obviamente vos ves que lo que están haciendo es soltando controles, es decir, liberando al banco para que quede sin control como el que tienen efectivamente los bancos que están dentro del control de la Superintendencia de Bancos. Entonces por ahí es donde viene una de las cosas que hay que echarle el ojo”, advirtió.
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La independencia consiste en que a partir de la reforma de ley, Produzcamos podrá efectuar las funciones, actividades, operaciones bancarias e inversiones propias de los bancos comerciales y de fomento que esta ley, la legislación bancaria y las normativas vigentes le permiten, de acuerdo con el artículo 21 de esta.
Para realizar las operaciones propias de los bancos comerciales, el banco tenía que contar con la autorización previa de la Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras (Siboif), pero ya no será necesario. El banco siempre está sujeto al cumplimiento de la Ley General de Bancos e Instituciones Financieras no Bancarias y Grupos Financieros, pero ya no se sabe quién supervisará que cumpla con las leyes y normas bajo el amparo y aplicación de la Siboif”, precisó Aguerri.
Además se cambió el artículo 21 de la Ley 640, en este desaparece el papel del Estado frente a las obligaciones financieras que el banco asuma con un tercero. “El Estado no será garante, ni avalista de las obligaciones que contrate Produzcamos, él responderá con su propio patrimonio”, dicta.
Durante la aprobación esta semana de la reforma, el diputado José Figueroa, vicepresidente de la Comisión Económica de la Asamblea Nacional, dijo que la misma se hacía para fortalecer el Gobierno corporativo y el control interno del banco como entidad estatal dedicada a la prestación de servicios financieros, pero al momento en que el Estado no se vuelve garante de Produzcamos, le deja independencia para autorregularse y poder recibir fondos desde cualquier persona.
En ese sentido, el economista y exfuncionario del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), Róger Arteaga, manifestó que la exposición de motivos de la Ley 640 parece contradictoria a la reforma que están haciendo. “Hablaba de responsabilidad del Estado para proteger, fomentar y promover la forma de propiedad y gestión económica empresarial privada y estatal, cooperativa, todo esto con el propósito de garantizar la democracia económica y social, pero mediante la reforma pareciera que están abandonando al Banco Produzcamos, obligándolo a que él tenga que mantenerse con sus propios recursos, no recibir fideicomiso, ni avales del Estado, cuando es el Estado el que debe fomentar estas instituciones para la producción y creación de empleo”, señaló.
Menos control en fideicomisos
Y mientras a los bancos comerciales, el régimen de Ortega ha ordenado elevar el control, bajo la excusa de que son exigencias internacionales, al Produzcamos le relajó la supervisión en la administración de fideicomisos.
Para ello, ordenó cambios al artículo 25, referido a las operaciones de fideicomiso. En esta reforma, el Produzcamos podrá constituir fideicomisos con recursos propios del banco y no del Estado (como lo establecía la Ley 640) para responder a la identificación de necesidades en el sector productivo.
Se indica que las operaciones de fideicomiso que constituye el banco se regularán por la ley ordinaria de fideicomiso (Ley 741), que es una ley bien sencilla, entonces, ¿qué están haciendo? —dijo— se están excluyendo y están distanciándose y ya no tienen la obligación de cumplimiento de la norma de la Siboif para las operaciones de fideicomisos realizadas por las instituciones financieras supervisadas”, precisó el extitular del Cosep.
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Pero más allá de las relajaciones en la supervisión del banco, lo cierto es que este ya lleva una década en funciones, pero su impacto en los sectores productivos sigue siendo invisible, pese a que el Gobierno cuando lo creó prometió convertirlo en un banco que fomentaría la producción.
Durante la presentación del informe de gestión anual de 2020 de los directivos ante la Asamblea Nacional, el pasado abril, el presidente del consejo directivo del banco, Helio Montenegro, aseguró que esta institución tiene solidez en su patrimonio, la cartera está controla en el tema de la mora.
Según Montenegro, los desembolsos totales con fondos propios fueron 1,301.4 millones de córdobas el año pasado, enfocados en actividades de café, pecuarias y producción de granos básicos.
Ganaderos desconocen impacto
Pero los productores no sienten ese impacto. En días recientes, el presidente de la Federación de Asociaciones Ganaderas de Nicaragua (Faganic), Solón Guerrero, dijo que desconocía cuál ha sido el actuar del banco en favor del sector agropecuario.
Dentro de nuestras asociaciones y los socios no tenemos ningún tipo de información de que haya habido algún impacto, sabemos que se le dieron un montón de créditos a un montón de cooperativas, pero hasta ahí. Creo que el Banco Produzcamos está en deuda con los productores a nivel nacional”, manifestó.
En tanto, el presidente de la Cámara de Porcicultores de Nicaragua (Caniporc), Marcos Umanzor, señaló que entre el 2014 y 2016 su gremio recibió algún tipo de crédito de parte del Produzcamos. “Muy pocos de ellos, tampoco es que fueron 50 productores beneficiados, pero sí tuvieron acceso a préstamos, luego en 2018, casualmente a finales, hubo una supuesta reactivación del Banco Produzcamos y nosotros tuvimos algún tipo de reunión con el gerente, pero al final para los préstamos eran muy exigentes”, precisó.
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