En medio de mayor informalidad, desempleo y un poder adquisitivo erosionado por los fuertes aumentos de precios que han ocasionado que la canasta básica rebase los 15,000 córdobas, los nicaragüenses conmemoran este 1 de mayo el Día Internacional de los Trabajadores, cuya celebración es aprovechada alrededor del mundo por los obreros para protestar contra las gobiernos y exigir mejores condiciones, un derecho que en Nicaragua está cercenado.
Tres años de recesión, una pandemia a cuestas y la falta de respuesta a la crisis política ensombrecen el futuro especialmente para el mercado laboral, advirtieron ayer economistas, que señalaron que tampoco es alentador para los universitarios que están próximos a necesitar un empleo, en un mercado que ha visto destruido casi 200 mil empleos, pese a que en los primeros tres meses del año apenas se han podido recuperar cerca de 30 mil plazas formales, con una inversión extranjera que prácticamente es inexistente y un sector privado sumergido en la incertidumbre en un año que será clave para el próximo quinquenio.
Canasta básica inalcanzable
Hasta enero de este año el salario real promedio se encontraba en 4,376 córdobas, según datos del Banco Central de Nicaragua (BCN), lo que evidencia el deterioro del poder adquisitivo de los nicaragüenses, al no existir una lógica correlación entre el salario, el precio de la canasta básica —que anda en 15,036 córdobas— y los servicios básicos. La canasta básica está diseñada para ser cubierta por dos trabajadores.
Es por ello que cada quincena o fin de mes los asalariados hacen malabares en la compra de los alimentos básicos, de tal manera que medio se garantice la sobrevivencia de la economía familiar.
Los economistas explican que antes de la crisis sociopolítica que se dio en el 2018 los trabajadores habían visto un deterioro de su poder adquisitivo, luego sus condiciones laborales se deterioraron aún más, a tal punto que los que no perdieron su empleo en los tres años de recesión económica no vieron un aumento de su salario.
Pero además, muchos beneficios que eran otorgados por los empleadores se perdieron, incluso muchos para evitar despedir al personal decidieron contratarlo por servicios profesionales, lo que genera un desincentivo en el sector formal, explica el economista Maykell Marenco.
“En Nicaragua la informalidad laboral es del 74 por ciento, con una población económicamente activa de 3.3 millones de personas, cuando el salario mínimo promedio ronda los 6,400 córdobas. Las personas que trabajan en la informalidad son personas que perciben entre el 25 y el 50 por ciento del salario mínimo”, indica.
Retroceso en el empleo formal
Otro punto importante es que desde el 2017 hasta el cierre del 2020, unas 190,990 personas perdieron su empleo a causa de tres años de recesión, la pandemia y la crisis política. A criterio de los economistas, difícilmente se logrará recuperar ese empleo a corto tiempo, aunque la economía esté dando señales de recuperación, cuya sostenibilidad también está amenazada por factores externos, con una pandemia que parece no dar tregua a los principales socios comerciales de Nicaragua.
Leonardo Torres, presidente de la Cámara Nicaragüense de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa Turística (Cantur), señala que esta situación (tres años de recesión) “implicó que las empresas tuvieran que reducir costos fijos y por ahí se fue la planilla, las contrataciones flexibles, etcétera. A la vuelta del cierre de los desempleos directos, en este primer trimestre de 2021, hemos logrado 40,000 nuevos empleos, de esa cifra, 29,000 son nuevos afiliados a la seguridad social”.
El también economista Luis Murillo comparte que “el mercado laboral tiene años de tener un problema estructural y de generar informalidad. La mayor parte de las personas están sobreviviendo con una economía de subsistencia y ni siquiera el sector de mayores niveles de ingresos, que es el sector financiero, que gana aproximadamente 9,000 córdobas, no logra cubrir el 65 por ciento de la canasta básica”.
Marenco comenta que las personas que no trabajan en el sector formal no gozan de beneficios como son los accesos a servicios médicos de calidad, o contar con un sindicato de trabajadores que vele por sus derechos, “las condiciones en las que trabajan son precarias y los ingresos que reciben aún más”, enfatizó.
¿A qué se debe el deterioro del poder adquisitivo?
El poder adquisitivo se ha deteriorado porque la evolución de los salarios reales no ha estado acorde al rápido aumento en el precio de los alimentos y servicios básicos.
“La economía nicaragüense lleva tres años consecutivos de una recesión económica, con caídas en el Producto Interno Bruto de casi el -5 por ciento al -2 por ciento, según el Banco Central. El poder adquisitivo de las personas se ha venido deteriorando y los salarios nominales no han crecido, el último aumento fue del uno al tres por ciento, dependiendo del sector. Prácticamente el nivel de consumo se ha venido reduciendo un 10 o 12 por ciento, los niveles salariales no han aumentado y eso significa que el poder adquisitivo de las personas no ha mejorado”, explicó Murillo.
Transformar el mercado laboral, tarea pendiente
Para que se genere una recuperación en el mercado laboral dependerá de varios factores, Marenco asegura que no solo depende de una transformación en la matriz económica, cuyo proceso tomaría varios años, “creo que más que transformar la matriz económica es diversificarla y especializarla”, agregó.
“Si se va a transformar o mejorar, va a depender de la confianza que se logre discernir sobre los agentes económicos a nivel nacional y por supuesto sobre los flujos de inversión extranjera. Hablamos también de cooperación internacional, de organismos multilaterales y bilaterales que tienen una fuerte incidencia sobre el mercado laboral; en ese mismo sentido se van a generar incentivos para que las personas permanezcan en el país y no emigren, y para que la educación mejore”, concluyó.
En esta misma línea, Torres comenta que tiene esperanzas de que se pueda incrementar el empleo, “tal vez no vamos a poder cubrir el déficit de gente desempleada, pero si seguimos avanzando con este ritmo, puede ser que podamos absorber más empleos. Será un trabajo en conjunto del Gobierno, el sector privado y todos los agentes económicos”, agrega.