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LA PRENSA/R. Fonseca

Gritería 2020: mucha fe, dulces, pero pocas mascarillas y menos distanciamiento social

La feligresía católica de Nicaragua se saltó las recomendaciones de la Iglesia Católica para celebrar este año a la Concepción de María en la intimidad de sus hogares

Al grito de “¡¿Quién causa tanta alegría?!”, desde el interior de la Basílica Catedral de la Asunción de León, el obispo Sócrates René Sándigo – con mascarilla puesta – dio inicio a la tradicional gritería en honor a la Concepción de María, en un año marcado por la pandemia del Covid-19, la incertidumbre social, económica y política.

“No se sientan mal hoy por celebrar este día, las razones por las que ustedes nicaragüenses hoy, hoy estamos alegres , porque la virgen causa una alegría no superficial. (…) La alegría que la Virgen María provoca es profunda, la alegría de quien nos dice con su amor ustedes superarán pan la muerte, el dolor, las frustaciones, el mal, las divisiones, los fracasos, los azotes de las tempestades”, dijo Monseñor ante una multitud que superó expectativas y desafió las medidas sanitarias establecidas para la protección ante el nuevo coronavirus que reporta casi seis mil casos de contagios y más de 160 muertes según el Ministerio de Salud de Nicaragua.

“Aunque tengas lágrimas en los ojos, aunque hayas sufrido mucho este año, recuerda, Cristo es un Cristo de amor, de alegría. No tengas pena Nicaragua de decir ¡¿Quién causa tanta alegría?! ¡qué viva la virgen! ¡María de Nicaragua – Nicaragua de María!”, dijo monseñor Sándigo. Al instante estalló la algarabía, hubo explosión de pólvora, cantos y la tradicional sirena leonesa, capital de la tradición mariana.

Unos con mascarillas, pero ninguno guardando el distanciamiento social debido, se reunieron en el atrio de la catedral y coparon el parque central de la ciudad para responder gritando “¡La concepción de María!” y dar inicio oficial a un peregrinaje de altar en altar por la ciudad, que como particularidad este año se mostró con muchos menos altares que de costumbre. Al parecer algunas familias sí prefirieron acatar las recomendaciones iniciales que hicieran los jerarcas católicos, de celebrar una gritería penitencial o en la intimidad de los hogares para evitar el contagio del Covid-19.

A las seis de la tarde, de este lunes 7 de diciembre, centenares de feligreses de diferentes partes de Nicaragua se citaron en las afueras de la Basílica Catedral de la Asunción de León para participar del tradicional grito mariano, presidido por obispo Sócrates René Sándigo, en honor a la Inmaculada Concepción de María.

Solo algunos feligreses participaron de la eucarística en el interior de la iglesia, todos portaban sus mascarillas y cada banca era utilizada por cuatro personas respetando así el distanciamiento social, pero aún con las recomendaciones y los esfuerzos de la administración de la iglesia, los feligreses se agolparon afuera y formaron un mar de gente que se agitaba cada vez más a medida que se acercaban las seis de la tarde.

A diferencia de otros años, donde después de medio día se forman largas filas en la carretera, esta vez la vía rumbo a la ciudad universitaria lucía despejada de vehículos, al menos hay cuatro retenes policiales con patrullas, conos y oficiales de tránsito vigilaban el paso vehicular.

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La eucaristía solemne inició a las cinco de la tarde y en el parque central se observaron solo tres altares dedicados a La Purísima que los asistentes utilizaban para tomarse fotografías, la mayor parte de la plaza es ocupada por pequeños tramos de juguetes y artículos alusivos a la navidad, además de puestos de comida tradicional nicaragüense.

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Temeraria tradición

La feligresía católica de Nicaragua se saltó las recomendaciones de la Iglesia Católica para celebrar este año a la Concepción de María en la intimidad de sus hogares y evitar las aglomeraciones para evitar focos de contagio del Covid-19. Promesantes salieron a las calles de distintos municipios del país en busca de la tradicional gorra luego de gritar o cantar en honor a la virgen María.

En Managua, capital, destacaron altares dedicados a los presos políticos, en lo que los promesantes unieron su fervor mariano y una de las demandas sociales más fuertes: la liberación de los reos de conciencia que Daniel Ortega y Rosario Murillo han acosado, perseguido y encarcelado por oponerse a su mandato dictatorial.

Si bien el flujo de gente en las calles fue claramente menor al de todos los años, hubo quienes se aventuraron igual, con o sin mascarilla, a salir a cantarle a la virgen.

Pese a la pandemia del Covid-19 el fervor mariano se notó este 7 de diciembre aunque en menos medida que años anteriores. En barrios como Monseñor Lezcano, Santa Ana y San Judas, las familias que gritaron la Virgen tomaron medidas de prevención, con uso de tapabocas, guantes y guardando distancia.

Ivania Gaitán, quien celebra la Virgen desde hace 30 años en el barrio Monseñor Lezcano, esta vez preparó 800 paquetes. También la familia Reynosa tomó medidas porque no se permitían no venerar la Purísima. “Es una tradición de 50 años, de mi abuela”, dijo una de sus nietas que este lunes repartía la famosa gorra.

La emergencia sanitaria también llevó a la familia Mercado Baltodano a hacer cambios: en vez de rezarla, la gritaron tomando medidas como dejando pasar grupos no mayores de 10 personas.

Promesantes católicos rindieron honor a la Virgen María en la tradicional gritería, este año marcada por las medidas de protección contra el Covid-19. LA PRENSA / O. Navarrete

Llamado a la reflexión y al cuidado

Después del tradicional grito, el obispo de León salió a entregar en el atrio de la Catedral la gorra – golosinas- mientras la feligresía se acercaba en fila para responder al grito mariano. “La feligresía ha comprendido que la Virgen es causa de una alegría profunda más allá de la superficialidad que puede dar un ambiente humano. A pesar de la crisis, la epidemia, los huracanes, el ser humano con fe poniendo los ojos en aquella superó la muerte por su pulcritud, se sienten representados y animados a seguir adelante, de modo que hoy más que nunca hemos comprendido el sentido y la importancia de la respuesta de ¿Quién causa tanta alegría?”, dijo monseñor Sándigo a LA PRENSA.

El obispo hizo hincapié en que los feligreses celebraron La Purísima con responsabilidad tomando las medidas de seguridad por el Covid-19. “Nosotros confiamos en que la virgen madre, siempre que ha protegido al país nos continuará haciendo para que este país con mucha esperanza sea capaz de seguir adelante”, manifestó.

Expresó que existen feligreses que siente zozobra por la pandemia. “Son realidades que la humanidad las ha vivido, las ha afrontado, y ha salido adelante también con la fe y ahora ese amor fortalece la esperanza de este pueblo que es capaz de agarrarse del manto de la virgen María y con ella salir adelante”. Además, se refirió a las familias que han perdido a sus parientes durante este año producto del Covid-19. “Hoy ponemos nuestra patria en manos de La Purísima atraiga la bendición del cielo para el país, y también para las familias sufridas que con toda seguridad, aún con dolor y lágrimas en sus ojos están humildemente celebrando La Purísima en nombre de esa hermano o hermana que ya no está”, concluyó.

Monseñor René Sándigo, obispo de la Catedral de León. LA PRENSA/ R. Fonseca.

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