Campesinos de las comunidades de Aguas Rojas y Esperanza de Kilambé, en la zona rural del departamento de Jinotega aledaña al macizo Kilambé, se organizaron en cuadrillas para reparar el camino que fue destruido por el huracán Iota. Recurrieron a esta medida debido a la ausencia de la alcaldía sandinista de Wiwilí, que según habitantes de esa zona, ni siquiera se asomó por esos lados.
“La única visita a esta comunidad de una autoridad gubernamental fue el lunes pasado (30 de noviembre) cuando la Policía allanó nuestra casa”, declaró Enoc Montenegro, productor, habitante de la zona y miembro de una familia que desde 2018 ha sido blanco de la represión del régimen Ortega Murillo.
Los campesinos se organizaron en dos cuadrillas, una de cincuenta hombres y otra de diez para reparar, entre otras cosas, “el paso de la quebrada La Esperanza que al desbordarse destrozó la carretera”, detalló Montenegro.
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Sacaron la madera atascada, apartaron las piedras que impedían el paso e improvisaron un puente en el tramo cortado. Pero el daño ocasionado por Iota requería medidas mayores, por eso recurrieron a la cooperativa acopiadora de café que labora en la zona y hace una semana solicitaron que se introdujera maquinaria pesada a los tramos afectados.
Actualmente unos 12 kilómetros de camino se encuentran en reparación por iniciativa privada, sin que la municipalidad haya tenido nada que ver.
Daños en cultivos
El huracán Iota dejó serias afectaciones en el cultivo de café, maíz y frijoles en las comunidades aledañas al cerro de Kilambé, pues las fuertes precipitaciones provocaron deslaves que arrasaron con las cosechas, manifestaron productores de la zona el reciente 20 de noviembre.
En comunidades La Esperanza, Aguas Rojas, Maleconcito y San José al menos 25 productores perdieron gran parte de sus plantíos, principalmente de café, informó LA PRENSA. De acuerdo con Enoc Montenegro, solo en la comunidad La Esperanza unas 60 manzanas quedaron totalmente destruidas.
“Solo yo perdí dos manzanas de café y calculo en pérdidas unos 6 mil o 7 mil dólares, cuidado y más, y el problema es que la mayoría de productores trabajamos con financiamiento, ya sea con las mismas empresas acopiadoras de café o financieras locales y esa es una de las preocupaciones que tenemos porque con la cosecha es que normalmente se paga y con estas afectaciones será difícil”, manifestó el productor.
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