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Reivindicaciones en Chile

Todas las reivindicaciones por la actual crisis en Chile son válidas: destacan jubilación, salud, transporte. Su sistema AFP de pensiones es privado, el Estado no subvenciona y cobra 1 por ciento de la cotización obligatoria (10 por ciento del imponible) con tope USD $ 310. Jubilar con $1,000, necesita un ahorro de $115,000; cifra que no se logra sin ahorros adicionales.

Las AFP pueden invertir; lo malo con crisis como la asiática, perdieron 20 por ciento. Las AFP nacieron en 1981; los primeros jubilados mostraron sus falencias, con jubilaciones magras al iniciar el 2000. El problema creció como bola de nieve, especialmente los de bajos ingresos, acrecentado por los asignados con pensión solidaria (no cotizaron por diversos motivos) de $165 antes del reciente incremento. Las jubilaciones, en general, no son suficientes ante la canasta básica, aquellos medicamentos (caros) no entregados por salud pública, impuestos a viviendas, transporte, otros, aun cuando existan programas de ayuda a tercera edad, a bajos ingresos, protección a desvalidos, jardines infantiles, alimentación escolar y muchos más.

El sistema de salud público es usado por 14 millones de personas; el privado 4 millones. Ambos cotizan el 7 por ciento. El público es gratuito, satisfactorio en general, otras veces no, como similares en América. En el privado, se pueden mejorar los programas pagando adicionales.

El transporte, subvencionado 48 por ciento, su boleto metro es $1.15 y combina con buses. El aumento se congeló. Trasladarse por Santiago requiere de tiempo y se encarece por las vías concesionadas. Es una ciudad muy bonita, moderna y acogedora, a ratos muy humilde, en otras peligrosa; la delincuencia es alta. El invierno frío, el pobre sufre, la calefacción cara.

Así venían las cosas; Piñera ha gobernado 6 de los 30 años en democracia (24 la centro izquierda). La crisis inició cuando estudiantes evadieron el pago del metro. Una semana después, grupos anarquistas quemaron estaciones del metro y supermercados Líder (Walmart); muchos saqueados. Piñera decretó estado de excepción y luego toque de queda. La manifestación cívica se potenció, es permitido, pero el saqueo ha afectado a miles de mipymes.

No se asoman líderes de derecha ni de izquierda; fuertemente cuestionados, la ciudadanía no se siente representada; ellos, no sienten que representan; sin visión social, hay desilusión generalizada. Piñera es el primer llamado con su gabinete a resolver; no es el mejor político, tampoco su oposición, pero están trabajando al unísono día y noche. Chile saldrá adelante renovado, con nuevas leyes y canales de comunicación socialmente activas.

Hay fantasmas de confabulación de la izquierda internacional; muy difícil negarlo cuando sembraron terror en el metro y el Abastecimiento, como también, la intención de impedir el Foro APEC (economía, noviembre) con los presidentes de EE. UU., Canadá, Australia, Hong Kong, China, Rusia, Vietnam, otros, y la COP (Cumbre mundial del medioambiente, diciembre).

El autor es ingeniero civil.

Opinión Chile protestas archivo
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