Helen Aráuz Molina, quien fue víctima de agresiones físicas por parte de la Policía Orteguista (PO) en la marcha Somos la voz de los presos políticos, en septiembre de 2018, se exilió el pasado 15 de enero debido a las múltiples amenazas recibidas.
Aráuz, de 40 años, junto a su hija de 10 años, voló hacia España para garantizar su seguridad y la de su familia. Ella recibió mensajes de textos en redes sociales, además de llamadas de números desconocidos, a través de los que le decían, como una amenaza, que ya sabían dónde vivía y que estaba hablando (denunciando) mucho.
También contó que oficiales de la PO llegaban a la esquina de su casa. Aráuz era uno de los cientos de nicaragüenses que asistieron a la marcha para demandar la libertad de los presos políticos, pero la manifestación fue reprimida por agentes de la PO y paramilitares. El adolescente Matt Romero fue una víctima mortal. La mujer resultó con lesiones en el ojo izquierdo y tabique nasal, por lo que debieron aplicarle diez puntadas en cada una de las partes del rostro.
Al final de la marcha, la PO empezó a apresar a la población y Aráuz fue una de ellas; sin embargo, al resistirse a que la subieran a la patrulla fue agredida. No sabe con qué objeto la golpearon, solo percibió la sangre sobre su rostro.
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Ella denunció la agresión en el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), quien le brindó acompañamiento para que interpusiera tres escritos ante la Fiscalía; en el último, solicitaba una audiencia con un fiscal, sin embargo, ninguna de las tres fueron respondidas.
Aráuz explicó vía telefónica que se fue a España porque tenía un familiar en ese país; sin embargo, aclaró que, pese a ello, el exilio es difícil porque la persona se van sin dinero, solo con una maleta y con las esperanzas de salir adelante y poder trabajar. Ella se quedó sin trabajo cuando la empresa privada para la que laboraba cerró.
Huyendo del terror orteguista
Después de la operación limpieza, ejecutada por el régimen, centenares de nicaragüenses empezaron a salir del país, huyendo de la persecución realizada por la Policía Orteguista y paramilitares.
En noviembre, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) indicó con base en información de Costa Rica que desde enero a septiembre alrededor de cincuenta mil nicaragüenses entraron a ese país.
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Posterior a esa fecha, la gente que busca el exilio no ha mermado; periodistas, defensores de derechos humanos y población en general se han internado en caminos desconocidos para cruzar las fronteras y ponerse a salvo. Otros de los países a los que han migrado los nicaragüenses son Estados Unidos, España y Panamá. No obstante, Costa Rica sigue siendo el destino más próximo para los nacionales que huyen del terror orteguista.
40,386
nicaragüenses manifestaron necesitar protección internacional en Costa Rica, según el informe preliminar que brindó la CIDH en noviembre pasado.