Como si se tratara de un viaje al pasado, El Labo es el proyecto de dos jóvenes que apuestan por la fotografía analógica. Desde la captura del momento hasta tener la imagen en papel a través de un proceso totalmente manual.
Una de las máquinas ampliadoras de negativos que tiene el cuarto oscuro de El Labo. Tiene luz de seguridad y timer o temporizador (reloj ubicado a la par), permitiendo determinar la cantidad de tiempo que el papel será expuesto, lo cual va a definir que se vea o no la imagen y el contraste. Estas máquinas llegaron a El Labo gracias a la donación de fotógrafos que las habían desechado hace más de diez años, de esta misma manera han adquirido otras herramientas. Los insumos para el proceso de revelado y ampliación deben comprarlos en el exterior, ya que en Nicaragua no hay existencia.
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Arriba, Tito Herrera, fotógrafo. Creó El Labo junto con Eugenia Carrión, otra fotógrafa de profesión y apasionada por la fotografía analógica (de rollo o de carrete). Ambos iniciaron el proyecto inspirados en esta casi extinta forma de hacer fotos. Poco a poco han logrado juntar las herramientas necesarias para poder echar a andar el laboratorio. Tito sostiene en sus manos una cámara Canon AE1, año 1979, de rollos. Abajo, el marco 35 milímetros que se ocupa para sostener e identificar el negativo que se pretende ampliar.
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En el cuarto oscuro ocurre la magia. Después de tomar las fotos, los rollos llegan a esta habitación, completamente cerrada de manera que no se filtre la luz. Las “luces de seguridad” recomendadas, que no velan ni producen otras alteraciones visibles a los materiales sensibles a la luz, como el papel, son las rojas y ámbar, como se observa en la foto.
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Parte del proceso para obtener una foto de forma artesanal o analógica consiste en: revelar la película, secar el negativo, ampliar, revelado de papel y secado de papel. En la foto (abajo) se capta el momento del revelado que se realiza con un químico especial.
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Una vez que la fotografía fue revelada en papel, pasa por otro químico que funciona como fijador de la imagen. Después de unos minutos en espera la foto está lista para lavarse, en agua normal (del grifo). En el agua puede durar horas o minutos, dependiendo del tipo de papel que se esté utilizando. Posteriormente se pone a secar un par de horas sobre una superficie plana.
Finalmente la foto que se reveló de forma vintage está lista. Según Tito Herrera, en dependencia de la calidad del proceso este tipo de fotos puede durar muchos años. El Labo no solo trabaja sus propias fotos, también brinda el servicio de revelado de películas y ampliación al público en general.
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El Labo también realiza fotografías a colores. La imagen de abajo es de una película Fuji Color 200, doble exposición, una técnica que logra la captura dos veces dentro del mismo cuadro de la película.
La foto de este par de niños forma parte del archivo de Eugenia Carrión. El Labo realiza talleres y convivencias con los que pretende reunir personas interesadas en la fotografía analógica. El próximo encuentro lo tendrán el 2 de diciembre y lo han llamado Chacuatol Analógico.
La imagen del gato fue parte de los inicios de El Labo, hace año y medio. Tito cuenta que antes de tener un espacio destinado para trabajar las fotografías, revelaban en un baño (por el tipo de espacio cerrado y oscuro) y este gato siempre los acompañaba. Eugenia tuvo la idea de tomar la foto y este fue el resultado.