En torno a un cincuenta por ciento de la población adulta mundial sufre con la caspa, que puede ser seca (cuando es blanquecina, fina y pequeña) o grasa (cuando es amarillenta, más gruesa y tiene una textura untuosa que le permite adherirse mejor al cuero cabelludo), explica Nayra Merino, dermatóloga de Dermamedicin Clínicas e integrante de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), citada por Buena Vida del diario El País.
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La especialista asegura que las razones de este problema podrían ser la patológica cutánea. La grasa seca se asocia a la psoriasis o a la dermatitis atópica, mientras que la grasa, a la dermatitis seborreica, que puede darse por la proliferación del hongo Malassezia o la predisposición genética familiar. También puede provocarla el uso de un champú inadecuado para el tipo de pelo y el cuero cabelludo.
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La experta enfatiza que el champú “anticaspa” del supermercado no siempre es suficiente. Se necesita de un diagnóstico para usar el tratamiento correcto y que la situación mejore.