Uso excesivo, arbitrario y letal de la fuerza policial, grupos de civiles armados o paramilitares, francotiradores, ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, presos políticos acusados de terrorismo, censura a medios de comunicación críticos son los métodos represivos aplicados por Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, para retener el poder y que Daniel Ortega está reproduciendo fielmente en Nicaragua para tampoco perderlo.
La diferencia entre ambos guiones es que la dictadura de Ortega ha sido más letal en menor tiempo que la de Maduro. En menos de seis meses han muerto entre 323 y 512 ciudadanos como consecuencia de la represión de la Policía Orteguista (PO) y los grupos de choque contra las protestas cívicas, según organismos de derechos humanos internacionales y nacionales.
Un reciente informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) sostuvo que soldados y paramilitares vinculados al régimen venezolano asesinaron al menos a 131 venezolanos en las protestas del 2014 y 2017, aunque se le atribuyen cerca de 8,300 ejecuciones extrajudiciales.
Marianela Balbi, directora ejecutiva del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) de Venezuela, explicó que el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social sostiene que fueron 163 muertes en las protestas de 2014 y 2017, y la cifra ha ido en aumento con 14 asesinatos más de civiles en manifestaciones en 2018.
Lea además: Dictadura busca cómo implicar a Obispos de Nicaragua como “golpistas”
Las protestas contra Maduro han tenido su origen en el alto nivel de inflación, y la escasez de productos básicos, medicinas y la delincuencia. En Nicaragua las protestas iniciaron en abril de 2018 contra las reformas fallidas a la seguridad social, pero ahora exigen la renuncia de Ortega y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, así como el adelanto de las elecciones debido a los crímenes cometidos contra el pueblo.
Intimidación a protestas de ciudadanos y opositores
Maduro encontró en la represión el mejor método para disuadir las multitudinarias protestas, que se dieron entre febrero y junio 2014 y abril de 2017. Según Balbi, el método que resultó efectivo para acallar las protestas y sembrar el miedo fue la detención arbitraria de ciudadanos y el procesamiento de civiles por parte de la jurisdicción penal militar.
“Desde 2014 y hasta el 31 de julio de 2018 —según cifras del Foro Penal— han sido detenidas con fines políticos un total de 12,406. Estas acciones han generado miedo a la protesta y a la disidencia política en la población, al punto de que hoy solo el ocho por ciento de las protestas son por derechos políticos”, refirió la periodista Balbi.
Lea También: Obispo Abelardo Mata: “No hay futuro para Nicaragua con Ortega”
La misma táctica aplica hoy Ortega. El régimen dice procesar a 204 personas por “terrorismo”, aunque organismos de derechos humanos afirman que son más de seiscientas y la cifra aumenta por las detenciones y secuestros ilegales que a diario hace la PO de los protestantes. La PO declaró “ilegales” las manifestaciones ciudadanas.
Dada la similitud del accionar de ambos opresores, Estados Unidos ha aumentado la presión contra Nicaragua para evitar que ocurra lo mismo que en Venezuela, donde la crisis ha generado consecuencias expansivas para el resto de países sudamericanos.
La diferencia entre ambos régimen es que el poder político de Maduro depende de los recursos que obtiene de la venta de petróleo, mientras que Ortega depende de los préstamos internacionales y los impuestos de los nicaragüenses, este es el lado más débil de la dictadura en Nicaragua.
Consecuencias similares
Otra similitud de la represión aplicada por el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela y el de Daniel Ortega en Nicaragua es que entre sus consecuencias está el aumento de la migración. En el caso de Venezuela, la represión contra el pueblo agrava la crisis alimentaria y provocó el éxodo de más de dos millones de venezolanos.
También: Países críticos de Maduro fracasan en la OEA
Desde abril de 2018 se calculas que más de 20 mil nicas han emigrado de su país para evitar ser apresados por temor a la violencia o han perdido sus empleos por la crisis económica acelerada por el conflicto político.
Tanto en Nicaragua como en Venezuela los dictadores controlan el sistema judicial, el que se encarga de condenar a los presos políticos.