Rosario Ortiz de Chamorro es maestra de una imaginación pictórica desbordante, afirmación que puede ser sostenida cuando observamos la majestuosidad de su obra imperdurable, en retrospectiva, es una pintora de parteaguas a través de la diversidad con la que pinta flores y frutas que conducen nuestra imaginación con placer.
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Inauguración en la Pinacoteca del Banco Central de Nicaragua, en Managua, próximo miércoles 29 de noviembre, a las 4:00 p.m. Entrada gratis.
Su muestra, la número 28 a sus 72 años, sostiene que la verdadera obra de arte se crea con disciplina, talento y creatividad. Ortiz de Chamorro, venida de una parentela de pintoras y de un padre que le enseñó a observar la naturaleza, lo sabe. Y es gracias a esa formación, que hoy nos impacta con sus lienzos sugerentes, poblados de imágenes y claros femeninos.
El secreto de sus obras
Quizás solo ella sabe el secreto de sus obras, de esa pintura que explota en sensualidad y erotismo a través de las flores, las orquídeas, las heliconias, la flor de avispa, esas que se abren a los colores más cálidos y que se desbordan en pétalos, naranjas, mangos, peras. Imágenes llenas de todas las preguntas que abundan en la naturaleza.
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Esa recreación pictórica de la naturaleza, plena y otras veces desbocada, deja a los espectadores en una especie de limbo, ese asombro que va creciendo cuando uno se va adentrando en sus obras, en las que plantea y recrea a la vez una visión femenina de la naturaleza.
Desde su atelier, Ortiz de Chamorro se distingue de las pintoras de su época, quizás más atrevida, sugerente y delicada. Deslizando el pincel por sus lienzos, por líneas que primero fueron dibujos al grafito y después llegaron al color.
Naturaleza que dialoga
Como viajes en el tiempo, a través del color y de la luz, sus pinturas aluden a la obra de Georgia O’Keeffe, considerada una de las grandes pintoras estadounidenses y que destacó por sus grandes flores del desierto, solo que en Ortiz de Chamorro se expone un mundo vegetal más consciente y animado, en el que la naturaleza reboza.
Ella le canta a la creación divina con sus trazos y colores en dípticos de grandes formatos, nos avisa de esa floración que es la vida.
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Esta pintura se enseñorea con colores que son a la vez fragancias de frutas y flores, naturaleza que dialoga en un lenguaje único y que es fácil de reconocer en la impecable factura de su arte.
Así lo afirma la misma pintora: “La naturaleza es infinita, para mí, la naturaleza es armonía, y yo deseo captar esa armonía y esa belleza, somos parte de un todo y yo alabo la naturaleza como ese todo que somos”.
Muestras y colecciones
Ortiz de Chamorro ha realizado muestras personales y colectivas en Miami, Inglaterra, China, San Salvador, Tegucigalpa y en nuestro país. Sus obras se encuentran en importantes colecciones privadas de Estados Unidos, El Salvador, Panamá, Guatemala, Honduras, Costa Rica y Nicaragua; y en exposición permanente en el museo de Colombia.
Nacida en León en 1945, Ortiz realizó estudios de dibujo y pintura, en Mary Mount College, Boca Ratón, y con el maestro Alberto Ycaza, en León.
*Escritora y periodista