El diario español ABC publicó en su edición digital de este martes 15 de agosto, un reporte de su corresponsal en América Latina y anteriormente en Washington, Emili J. Blasco, titulado Rusia hace de Nicaragua su Cuba del siglo XXI.
El informe del periodista de ABC sobre la expansión rusa en el Caribe y en particular su presencia estratégica en Nicaragua, habla entre otras cosas de la estación satelital rusa establecida en la laguna de Nejapa, en Managua, significativamente muy cerca de la Embajada de Estados Unidos (EE.UU.), lo que hace sospechar que tiene también fines de espionaje.
Menciona la presencia en Nicaragua de tropas rusas que están acuarteladas “en un espacio de las instalaciones militares de Puerto Sandino”, así como la compra o donación de 50 tanques rusos de combate, de los cuales 20 ya están en el país. Y añade información conocida sobre otros vínculos políticos y económicos del régimen orteguista con la Federación de Rusia.
Lo más importante de la publicación de ABC es que pone en contexto de actualidad la preocupación internacional por la presencia de Rusia en Nicaragua y la expansión de su influencia en Centroamérica y el Caribe, muy cerca de los EE.UU., su gran adversario geopolítico y estratégico. A este respecto el periodista español recuerda en su reporte que el jefe del Comando Sur estadounidense, almirante Kurt Tidd, advirtió en abril pasado que “los rusos están llevando adelante una actitud inquietante en Nicaragua… que impacta en la estabilidad de la región”. Esta advertencia del jefe militar de EE.UU. para América Latina y el Caribe la comentamos oportunamente en este espacio editorial.
Otra publicación española, El Confidencial, publicó en julio pasado un enfoque de esta misma situación y recordó entonces que “Nicaragua fue uno de los principales escenarios de la Guerra Fría durante los años ochenta. El gubernamental ejército sandinista, que contaba con ayuda económica y logística de la Unión Soviética, se enfrentó a la Contrarrevolución apoyada por los Estados Unidos de Ronald Reagan. Fue una guerra sin cuartel que dejó miles de muertos”, anotó la publicación española.
Casi cuatro décadas después no existe, al parecer, el peligro de otra guerra como la de los años ochenta. Pero en las nuevas condiciones históricas Ortega ha puesto de nuevo a Nicaragua en el escenario de los conflictos entre las grandes potencias rivales, por su absurdo reconocimiento diplomático de los territorios neocoloniales rusos en Osetia del Sur y Abjasia, y de Crimea en el Mar Negro, así como la facilitación de los planes expansionistas de Rusia en el hemisferio occidental.
El derecho de tener relaciones de interés común con cualquier país del mundo, no autoriza a Daniel Ortega a manejar esa prerrogativa de manera irresponsable, de acuerdo con sus simpatías y antipatías políticas, sin medir las consecuencias y comprometiendo a Nicaragua.
Se suele decir que alguien se mete entre las patas de los caballos cuando se involucra, de manera casual o intencionada, en asuntos en los cuales no tiene por qué comprometerse, situación engorrosa de la que se sale lastimado y causa daño a los demás.
Eso es lo que está haciendo Ortega. No solo metiéndose entre las patas de los caballos sino bailando alegremente entre ellas, con absoluta irresponsabilidad.