Después de tres años de construcción y una inversión de tres millones de dólares se acaba de inaugurar en Bluefields el Campo Royale Hotel y Restaurante, que se convierte en el complejo turístico más importante del Caribe nicaragüense.
En sus cuatro pisos, 35 habitaciones y una suite familiar tiene capacidad para albergar a unas sesenta personas. Ofrece además servicio de auditorio, restaurante, bar, piscina, estacionamiento, ascensor y otros servicios nunca antes ofrecidos en la ciudad de Bluefields.
Su propietario, Adolfo Joiner , partió de su natal Bluefields cuando tenía un poco menos de 20 años y se hizo marinero. Luego inició sus propias empresas: una en Estados Unidos, dedicada a la captura de camarón y en Venezuela una agencia marítima. Tras cuarenta años de trabajo duro y mucho esfuerzo reunió capital y decidió invertir en el área turística de su país natal.
Primero invirtió en Ticuantepe, Managua, dos millones de dólares en la construcción de un centro de recreación con dos piscinas, restaurante, bar, habitaciones y otros servicios. Pero su inversión más importante es la que acaba de inaugurar en Bluefields.
“Yo soy de Bluefields, he vivido en lugares que me han tratado bien y tienen instalaciones muy bonitas, aquí hemos estado olvidados o en último lugar, casi no tenemos inversiones de calidad en la ciudad, entonces yo pensé hacer algo para mi gente, agradable, confortable; una inversión en bienes raíces, es mucho mejor que tener dinero depositado en un banco” asegura Joiner.
Los retos
La experiencia adquirida por Joiner durante los últimos tres años le permiten asegurar que se debe tener mucha paciencia y que los costos de construcción se elevan cuando uno decide invertir en el Caribe nicaragüense.
“Aquí he pasado sangre, sudor y lágrimas, si usted quiere hacer algo de calidad tiene que traer los materiales desde Managua o del exterior y eso complica todo, implica más dinero, tienes que lidiar con lluvia, con la inexperiencia de las personas para hacer una obra de esta calidad, la burocracia, el transporte, las distancias y cientos de obstáculos más”, lamenta Joiner.
Para construir este complejo turístico se tuvo que destinar más de 300,000 dólares en la perforación de un pozo, la instalación de un sistema de filtro de agua, sistema de tratamiento de aguas negras, planta eléctrica de emergencia y una estación privada de bomberos.
“Si Bluefields contara con un sistema de agua y saneamiento, buen servicio de energía eléctrica y además un buen cuerpo de bomberos, yo me hubiera ahorrado esos 300,000 dólares, pero no podía instalar el hotel sin esa inversión”, señala Joiner.
Generación de empleos
Durante el desarrollo de la obra se empleó a un promedio de ochenta personas, el 90 por ciento de estos de la localidad. Además se subcontrataron los servicio de carpinteros locales que elaboraron puertas, espaldares de camas, mesas y sillas. Y ahora que comenzó a ofrecer sus servicios el hotel y restaurante genera treinta empleos permanentes.
“Nuestro interés es tener la mayor calidad posible, que no podamos tener diferencia con cualquier hotel de la capital o de otro país. Decidimos contratar mayoritariamente gente joven, sobre todo muchachos egresados de las universidades locales, pero también estamos invirtiendo en capacitarlos para que puedan desarrollar el servicio de calidad que nosotros pretendemos ofrecer” dijo Joiner.
Futuras inversiones
Dentro de los planes futuros del empresario costeño Adolfo Joiner, está construir otro hotel en San Juan del Sur, Rivas, y a mediano plazo comprar un yate para ofertar paquetes turísticos entre Laguna de Perlas, Cayos Perlas, Corn Island y Bluefields.
“Estoy haciendo trámites para adquirir el barco, mi interés es ofrecer paquetes completos que incluyan hotel y este recorrido por las comunidades e islotes más lindos del Caribe nicaragüense”, adelanta Joiner.
Al preguntarle sobre el consejo que daría a otros inversionistas para que apuesten en la Costa Caribe les conseja arriesgarse.
“Hay mucha gente que piensa que las condiciones deben de estar perfectas u óptimas para invertir, yo creo que si espera que todas las condiciones sean perfectas para actuar uno nunca va actuar. El Caribe nicaragüense es una joya en bruto, yo sí creo en lo que hago y estoy seguro que esta inversión va a prosperar”, concluye Joiner, quien en los últimos seis años ha invertido un poco más de seis millones de dólares en el sector turístico.
