Eliseo Núñez, diputado suplente del Partido Liberal Independiente (PLI), entró a la política para dificultar su reclutamiento en el Servicio Militar obligatorio. En 1988 dice que ingresó a la Coordinadora Democrática Ramiro Sacasa y luego pasó a ser activista y posteriormente coordinador de fiscales de la UNO en Masaya. Ahora es diputado suplente del legislador Eduardo Montealegre, pero dice que no le gusta ser diputado.
Núñez analiza, en esta entrevista, los últimos acontecimientos en la Asamblea Nacional tras la desaforación de Brooklyn Rivera, los cambios que se necesitan hacer en los partidos políticos y más en el Partido Liberal Independiente del cual es parte. Y también discute sobre si es difícil o no dar la clase de Derecho Constitucional, pues él es maestro en la Unicit, en un país donde la Asamblea Nacional es la primera en violar la Constitución Política.
¿Es difícil dar una clase de Derecho en estos tiempos?
Yo trato de ser neutro. Trato de mostrar las teorías que hay sobre Constitucionalismo y probablemente en ese sentido trato de no llevarlos (a los alumnos) a una teoría, porque la mayor parte de los profesores te dicen con qué teoría están de acuerdo ellos. Yo trato, por mi condición de político, de dejarles abierto en qué teoría ellos están de acuerdo.
Pero a pesar de que muestra todas, ¿no le dicen que usted tiene una tendencia?
No me lo han dicho directamente, pero sí he escuchado expresiones de “eso no pasa aquí”. Cuando decís, la Constitución funciona así, te dicen: “Pero aquí no funciona así”.
Y con la desaforación del exdiputado Rivera, ¿qué dicen los estudiantes?
Este semestre no estoy dando Constitucional, por eso no lo he visto dentro de la clase, pero sí lo he visto fuera con los muchachos. Sí hay, sí hay la pregunta de por qué no se siguen los procedimientos y te diría que aún en los que son adeptos del Gobierno, la justificación que tienen es ideológica y no académica, te dicen que había que hacerlo así porque él traicionó al partido, pero saben que eso fue jalado de los cabellos legalmente.
¿Y a usted qué le parece que el diputado Castro sea profesor de Derecho Constitucional y cometa esas violaciones en el parlamento?
Yo te tengo que decir algo y probablemente viniendo de un adversario tenga más credibilidad: Castro es bueno en Derecho Constitucional. Pero se desdibuja totalmente en lo que hace en la Asamblea. A mí me resulta difícil entenderlo, porque como catedrático es muy bueno.
¿Cómo sabe?
He leído el libro de él y es muy bueno. Académicamente él hace los planteamientos correctos que se tienen que hacer, pero divorcia su decir académico de lo que hace en la Asamblea.
¿Pero puede tener algo de credibilidad una persona tan dual?
Yo te voy a decir una cosa que me ha causado algunas veces problemas en el partido: siempre les he dicho que cuando yo termine aquí (en la Asamblea), lo único que yo tengo como machete es mi carrera y si voy a quedar como un abogado que no sabe de Derecho no voy a poder ejercer con algo de prestigio y eso es parte del problema de esto. Si sos inteligente tenés el doble de responsabilidad que otras personas cuando hacés cosas como las que hicieron con Brooklyn (Rivera).
Pero es que parece que él no tiene consecuencias porque ni en la UCA quieren tocar ese tema.
Lo que pasa es que ahí se quieren ceñir a la parte académica y como te digo eso no es fuera de lo que normalmente podés esperar de un catedrático de Derecho Constitucional. Pero yo me refiero a la responsabilidad más allá de lo laboral.
¿Lo diputados en la Asamblea no ven que se está deteriorando más su imagen? No parece un lugar donde se respeten las leyes.
Las asambleas por lo general tienen una fama muy mala en todas partes del mundo. Todos los que entramos a la Asamblea Nacional comenzamos a perder prestigio desde el primer día que llegamos.
¿A qué se debe?
Se debe, diría yo, en principio a que el sistema en sí es un sistema nuevo para América Latina y no entiende la población para qué sirven los parlamentos. Creen que solo sirven para producir leyes y si no producís leyes creen que no son productivos. Al no saber la gente que vos tenés funciones de fiscalización y representación y con otra serie de funciones parlamentarias, hasta del mantenimiento del equilibrio del Estado, los ven como elefantes blancos que no funcionan. Y luego la otra parte, que es de nosotros mismos. Hay diputados que no llegamos a trabajar ahí, que llegamos simplemente a sentarnos y a quedarnos callados y no hacer nada.
¿Creen que cumplen con la función de contrapeso?
Solo se está cumpliendo, y parcialmente, con la función de fiscalización y de información. Pero todas las demás funciones están mermadas.
¿Por qué?
Porque Ortega ha aprovechado el desprestigio que ya encontró en el parlamento para acrecentarlo. Ortega no hace cosas solo por imponerse si no para acrecentar el desprestigio en el parlamento y hace cosas para demostrar que la democracia occidental no funciona.
¿Qué papel juegan ustedes como oposición? Porque parece que no pueden hacer nada más allá de lo que dicta el ejecutivo.
Mirá, te lo voy a decir como me decía mi abuelita que vendía en el mercado: cuando las ventas están malas hay que mantener el punto. El principal papel que debe tener la oposición actualmente en mantener el punto es en que la democracia tiene que tener funcionalidad, a pesar de lo que Ortega haga diga y se mantenga. Eso tiene un costo enorme porque en algún momento te comenzás a ver como colaborador del sistema y eso pasa a que cuando el sistema colapse, vos pagués consecuencias del colapso.
¿El futuro de los partidos en la Asamblea es pagar las consecuencias de lo que está pasando?
Si no hacemos algo diferente en los siguientes años o meses, eso nos va a esperar.
¿Qué tienen que hacer diferente?
Actualmente la política ha cambiado un montón. No es lo mismo los años setenta, con una pobre red de comunicaciones, con un ciudadano que jugaba en una sola vía y esperaba que el Gobierno le dijera las cosas y las interiorizaba. Los partidos tenemos que entender que el futuro es la información y que tenemos que involucrar más al ciudadano que va a los partidos políticos. El formato de partidos políticos con líderes fuertes está agotado o los que tienen un esquema para construir redes electorales está agotado. Para mí, los partidos tienen que ser una muestra de movimientos sociales con partidos políticos.
Pero por la información, el FSLN tiene el control casi de todos los medios y aunque no pueden controlar el internet, sí tienen mucha presencia.
Claro. Obviamente ellos han entendido antes que nosotros eso y han colmado los medios de comunicación. El Gobierno ha sido tan agresivo en el tema de comunicación que básicamente ha convertido su discurso en un telón de fondo y no en colocaciones puntuales de cosas que quiere decir. Todos los mediodías sabés que doña Rosario va a contarte el santoral católico y que el país marcha bien y que ellos son lo mejor del mundo y eso dejó de ser noticia hace tiempo.
¿Ustedes ya tienen una estrategia a seguir para lograr estas metas que menciona?
Primero habrá que definir si se va o no a las elecciones. Al final del camino está el tema de que todas estas ideas, si no hay un sistema electoral fiable, se estrellan contra un sistema fraudulento. No podés tener un sistema donde la gente no escoge si le gusta o no le gusta algo.
Pero eso no parece importarle mucho a la gente porque por más que se denuncia fraude ahí siguen los mismos políticos.
Porque, salvo en el 2008, en que la gente salió a votar masivamente, en los otros fraudes el que te ha llevado a la posibilidad de que la gente ignore el fraude es la abstención. El mejor antídoto contra los fraudes es el voto masivo. Si tenés voto masivo, aun con un sistema fraudulento, el doble voto es más difícil, porque al tener llenas las Juntas Receptoras de Votos, matemáticamente es difícil que votés varias veces en el día. Y la segunda es que la gente no defiende el voto del partido, defiende su propio voto. En el 2008 la gente no estaba molesta porque le robaron el voto a los liberales, estaba molesta porque le robaron su voto. Nosotros tenemos que aprender a ilusionar a la gente y lo primero que tenemos que hacer para lograr eso es parar los pleitos internos que tenemos en la oposición.
Pero llevan años hablando de la unidad liberal y es lo que menos se ve.
Es que nosotros hemos vivido lo que Latinoamérica entera ha vivido, los partidos políticos, crecen, florecen y mueren con la sucesión interna. Lo que fue el dilema entre Alemán y Montealegre desde el 2006, que se ve como pacto o antipacto, yo no lo miro así. Yo lo miro como un problema de sucesión en el liberalismo. Alemán no quería dejar de ser el líder fuerte del liberalismo, Eduardo lo reta y eso provoca una guerra intestina y eso nos deja en escombros a los liberales. Para mí lo que se tendría que hablar es del concepto de reconstrucción del concepto de partido. Y en ese sentido tenés que repensar si el esquema de partido te funciona.
¿Qué necesitaría cambiar el PLI?
En lo personal yo desearía ver un partido mucho más adaptado a la realidad. Yo quisiera ver un partido que abandone el sistema de territorio de elección y abrace más el sistema de partido con influencia comunitaria y gremial. Los partidos tienen que entender que la gente no está esperando solo que le devolvás cosas en los momentos de elecciones. Los partidos tienen que entender que la gente espera que sean útiles aun en los momentos no electorales. El partido tiene que tener sistema de ingreso al partido y diferenciar entre estructuras y candidaturas. El candidato es el que la gente quiere, no el que la estructura prefiere. Si tenés ambos, mejor.
¿Cómo harían para tratar de mejorar las relaciones que tienen con las organizaciones de jóvenes, Forfunic o Rejudin, por ejemplo.
En eso no hay métodos nuevos. El método viejo sigue siendo el más eficaz: dales qué hacer. Y dales qué hacer no es solo que peguen papeletas y gritos. Significa que dentro de eso tengan la oportunidad de ascender, de sobresalir, de plantear su discurso. El partido tiene que entender que la manera que estos muchachos entren a los sistemas de partidos políticos es dándoles un espacio donde tengan carga de trabajo y eso venga acompañado de ser influyente dentro del partido
¿Ve a alguno de estos muchachos como posible para una diputación?
Yo creo que cualquiera de ellos es capaz.
Porque usualmente los diputados, con pocas excepciones, son personas de más de 40 años.
Muy pocos. El Frente ha llevado dos. Yo fui diputado suplente a los 29. Sí hay ausencia y es que precisamente tenés un esquema que todavía es muy tradicional y que no ha entendido que la interconexión que tienen los jóvenes también los convierte en potenciales líderes precoces.
¿Usted desde joven quiso ser diputado?
No. No me gusta ser diputado. Por increíble que parezca. Para mí ser diputado es un vehículo necesario para exponer mis ideas.
¿A qué aspira entonces?
Yo siempre he dicho que uno se mete a política a hacer carrera y aspirar al mayor cargo posible. Sin ponerle nombre…
¿Presidente, por ejemplo?
Presidente, magistrado, pero vos tenés que hacer carrera. Tenés que ser congruente con lo que decís y ser valiente con tus ideas y tener principios a sabiendas que esos principios te pueden poner en desventaja. Esa oportunidad te puede llegar o puede pasar toda tu vida sin que llegue. Lo que no podés hacer es obsesionarte con llegar a la presidencia. Mi obsesión no es un cargo, es que mis ideas se pongan en práctica.
¿Está arrepentido de haber entrado a la política?
Yo creo que debí haber hecho dinero para poder entrar. No es que dependa de la política para sobrevivir, pero creo que me hubiera dado mayor fortaleza ser un abogado con una gran oficina para después dedicarme en la edad madura a la política. La política me apasiona.
¿Busca ser diputado propietario?
(Pausa) Creo que las opiniones mías en el partido me ponen en una gran desventaja a la hora de querer quedar en una lista. Entonces no estoy, diría yo, no creo que el partido a mí me ponga en una lista de diputado.
¿No se lleva bien con la gente de su partido?
No es que no me lleve bien, en lo personal, no tengo problemas con la mayoría de ellos. A la gente no le gusta oír que tenés que hacer las cosas de una forma distinta. Y cuando llega alguien y quiere romper eso creen que lo hace para molestar. En algún momento he sentido que he sido una molestia para mi partido. Pero tampoco me pienso salir.
PLANO PERSONAL
Eliseo Núñez tiene 43 años, tres hijos y está casado.
Tiene estudios en Derecho y una especialidad en Administración y Decisiones Financieras.
Tiene una oficina legal con una excompañera de clases de Derecho.
Da clases de Derecho Constitucional y de Filosofía del Derecho.
Le gusta cocinar, prefiere las pastas y no le gusta la carne roja.
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