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Lucía Urrutia

Teñidos de sangre: narco-cultura

El narcoestado es una plataforma sobre la cual se expande el control sistemático del crimen organizado; es un fenómeno que funciona a manera de vórtice, llevando consigo todo lo que se encuentra a su paso.

Aquellos elementos que conocemos propios de la nación-Estado han sido paulatinamente apropiados por los narcoestados. La cultura, aparato político y territorio nacional han sido presa de esta nueva célula operativa. Y es que a través de los años el crimen organizado se ha convertido en la matriz de naciones enteras, gestando generaciones empapadas por la violencia, el crimen y la corrupción.

De modo alarmante, el crimen organizado se está infiltrando en la cultura popular. En los últimos años el capo ha adoptado una figura de benefactor, una especie de Robin Hood que ejecuta las obligaciones del Estado, repartiendo la riqueza entre los pobres y ganándose así la aprobación de los pueblos.

En años recientes también se ha intensificado una campaña mediática que presenta a los líderes del narcotráfico como héroes y heroínas. Luego de la popularidad de los llamados narcocorridos (subgénero de la música norteña en el que se conmemoran temas y personalidades del narcotráfico) se han propagado las “narconovelas” que figuran como series televisivas, donde se romantiza la figura de capo, se muestra la violencia como algo efímero y se engrandecen las habilidades empresariales de estos individuos para crear grandes imperios de la droga.

Con las narconovelas se narran las hazañas de los líderes del crimen organizado. En el caso de los hombres, se exalta la masculinidad, fuerza y determinación de estos individuos. En el caso de las mujeres, se muestra una faceta femenina, donde el poder, belleza y seducción van de la mano del crimen. En ambos escenarios, el narcotráfico y crimen organizado se retratan de manera superficial; es decir, las narconovelas (y sus semejantes como los narcocorridos) funcionan como espejismos al tocar únicamente la superficie de una herida profunda.

Desgraciadamente este tipo de series han resultado ser muy lucrativas, al disponer de récords de audiencias que encuentran una nueva forma de entretenimiento en estos relatos. Por otra parte, las narconovelas son solo una de las tantas manifestaciones en las cuales se materializa el auge de la narcocultura y la influencia que el crimen va teniendo en nuestra sociedad.

De maneras muy sutiles estamos racionalizando y aceptando al crimen organizado. En muchos casos confundimos las atrocidades de la vida real con las de la ficción, y terminamos creando un nivel de tolerancia cada vez más alto ante el dolor que deja atrás el crimen.

Por supuesto, detrás de la expansión y ramificaciones del crimen organizado se encuentra la incapacidad de Estados de proveer seguridad, instituciones sólidas y estabilidad socioeconómica —ya no se hable de credibilidad considerando las alianzas entre políticos, miembros de la Policía y Ejército con el mismo crimen—. De modo que, ante este vacío, las organizaciones criminales adoptan dicho rol y a diferencia de la ficción, en donde se presentan a héroes y heroínas, los líderes del narcotráfico utilizan mecanismos de terror como método de sometimiento.

Por consiguiente, el racionalizar y ver como normal estos elementos es sin duda alguna la peor dirección que se puede tomar. Poco a poco vamos aceptando a esta nueva cultura y la dejamos pasar a nuestros hogares. No podemos perder de vista que el crimen organizado en todas sus expresiones diluye el tejido social y destruye a naciones enteras. Detrás de la novela existe la cruda realidad. Hoy en Iguala, México, son 43 estudiantes desaparecidos, 43 jóvenes víctimas. La pregunta es, ¿cuántos más?

La autora es licenciada en Ciencias Políticas
globalconsilium.com

Opinión narcoestado archivo

COMENTARIOS

  1. Leonic
    Hace 9 años

    Miles de muertos,millones de dolares malversados y muchos anhos de combatir el narcotrafico con resultados peores, creo que la unica manera de combatir esta victimacion de ciudadanos es legalizar las drogas. Si, no es una solucion ideal pero, entre dos males, el menor. Comparar esta situacion con la prohibicion de venta de licores en Estados Unidos de A. en los anhos 30’s del siglo pasado, aprendimos que no se pudo controlar el negocio ilegal y que al final se tuvo que legalizar.

  2. ramiro
    Hace 9 años

    Otro tema interesante es: los miles de quiebres pacíficos de drogas que hace la Policía diariamente son pagados a soplones, estos desembolsos son millonarios en dólares, o sea la policía usa a su discreción millones de dolares capturados aL narcotráfico que no entrega ni deposita en las cuentas que corresponde según la ley. El pueblo debe de conocer estos montos y sus resultados, ya que hemos visto un incremento patrimonial exagerado en las familias cercanas a la Comisionada de Policía Nacional

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