Jorge Gavarrete Maglione
Ya sabemos cómo termina la historia. Un pueblo que se cansa de las mentiras del autoritarismo fascista, del fracaso de un país que siendo rico dejó al pueblo en mayor pobreza, una lista interminable de carencias, divisiones e impotencias, todo esto comparado con la riqueza extrema en que viven los miembros del clan PSUV en Venezuela. El pueblo se terminó levantando, y los mártires se empiezan a sumar a la lista de agresiones.
El pueblo venezolano se hartó del régimen de gorilas militares del PSUV que controlan el gobierno chavista. Maduro no ha podido aglutinar más de cuadra y media de empleados públicos pagados en sus discursos. Las fotos aéreas de las ridículas manifestaciones de Maduro y las masivas del pueblo son prueba fehaciente de la posición del pueblo venezolano.
Y no es para menos. Venezuela es el país más violento de América Latina. Hay que hacer fila para poder obtener solo algunas de tus necesidades básicas. Los supermercados y pulperías no tienen nada que vender. La inflación arriba de 25 por ciento, devaluación en niveles similares, haciendo cada día más pobres a los venezolanos.
Las manifestaciones masivas del pueblo protestan contra la dictadura y por un cambio inmediato en la situación económica y política. Son cientos de miles los que salen levantados a las calles. El régimen acude a sus armas de represión: el ejército apostado en los centros de gobierno, las turbas chavistas organizando marchas paralelas a las del pueblo, los francotiradores, quienes asesinaron a Génesis Carmona, Miss Turismo Carabobo 2013, de un balazo en la cabeza. Paramilitares vestidos de civil, antimotines que usan los mismos equipos de los negros antimotines orteguistas: blindaje total, pistolas y escopetas.
El régimen acude también a una de las viejas medidas para callar los periódicos: el embargo y bloqueo a las importaciones de papel. Pero la situación de hoy llega más allá de una simple impresión en el papel: las noticias y las fotos están en los celulares de todos. Tendrán que apagar la telefonía móvil y el internet.
El dirigente opositor Leopoldo López, sobre quien pesaba una orden de captura, se entregó a efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana. Un preso político más, acusado de “incitar a la violencia”, es decir de decirle al pueblo que se sacuda el yugo dictatorial del régimen.
Y esta es la historia de siempre de estos viles clanes políticos que, detrás de la cortina de humo del populismo, llegan al poder para saquear la riqueza de sus pueblos y dejarlos en un caos y pobreza mayor. Lo que sigue es más levantamiento, más represión y un régimen que acusará a EE. UU. de financiar esa inestabilidad. De financiar algo que es gratis, que es una, dos, docenas, miles y luego cientos de miles de personas levantando la cabeza delante de los francotiradores. La locura fascista-populista fracasó de nuevo y esta vez sin actuaciones “imperialistas”. Más bien los EE. UU. de Obama simplemente han ignorado la dictadura y continúan comprando el petróleo venezolano.
La política de búsqueda de diálogo y del activismo político positivo de parte de Henrique Capriles pareciera fuera de lugar, comparado como se están dando los hechos en Venezuela. El pueblo que ya se levantó y que quiere arreglar su situación en las calles.
Es posible que Capriles al final sea la vía de Venezuela, pero justo en este momento el pueblo es el que está dando la lucha con dirigentes opositores, quienes no siendo líderes políticos enfrentan directamente en la calle a los tiranos.
El autor es ingeniero.
