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Recuerdo como si fuera hoy cuando yo vendía tortillas teniendo 9, 10, 11, 12 y 13 años, cuando pasaba cerca de hombres abusivos, que me perseguían, me tocaban los pechos y el trasero”. Ana María Herrera, educadora de reforzamiento escolar.

Un chance para niños trabajadores

Una niña chiquita, de figura menuda, quien había recién emigrado del campo a la ciudad, recorría las calles de Jinotega, mañana, tarde y noche. Desde los 9 años vendía tortillas, turrones y cajetas, para ayudar a la precaria situación económica de su mamá, doña Lorenza Herrera. Su vida corrió peligro montones de veces.

Félix Rivera M.

Una niña chiquita, de figura menuda, quien había recién emigrado del campo a la ciudad, recorría las calles de Jinotega, mañana, tarde y noche. Desde los 9 años vendía tortillas, turrones y cajetas, para ayudar a la precaria situación económica de su mamá, doña Lorenza Herrera. Su vida corrió peligro montones de veces.

“Había un par de hombres que yo les tenía pánico, que vivían solos y que me decían que pasara a su casa para comprarme tortillas, nunca accedí, siguiendo los consejos de mi madre y ahora que entiendo mejor las cosas, estoy segura que había mala intención de esos sujetos”, dice Ana María Herrera.

Ella mientras vendía en las calles de Jinotega no asistía a clases. Para ese tiempo, muchos niños y adolescentes de Jinotega deambulaban por las calles, unos vendiendo para ayudar a la precaria economía de sus hogares, otros de vagabundos, por la falta de oportunidad de estudio y trabajo.

[doap_box title=”Los beneficiados” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

34,000 niños y adolescentes han sido beneficiarios de los programas de educación, carpintería, costura, manualidades, fotografía, computación, serigrafía, belleza, mecanografía —al inicio—, capacitación en programas de radio y televisión, artes marciales.

3,600,000 dólares han aportado durante 19 años ONG, para impulsar todos los programas que el Club Infantil ha llevado a cabo en la ciudad de Jinotega y Yalí. La cooperación de los ONG ha venido aumentando desde 1998.

3,200 niños y adolescentes del Club son beneficiarios en programas de reforzamiento escolar, en las escuelas Simón Bolívar, Rafaela Herrera, Rubén Darío, Patricio Centeno, San Antonio, Andrés Castro, Proyecto Linda Vista y Linda Vista Sur y Alfredo Alegría del barrio Diriángen, Apanás.

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Ante esa situación se le ocurrió a Lidia Palacios Chiong, Maritza Herrera, María Lidia Rivera y Charlie González, la creación de una organización que velara por niños trabajadores de la calle.

Así nació el Club Infantil e inmediatamente su actual directora, licenciada Lidia Palacios, comenzó a hacer contacto con varios organismos para que apoyaran el proyecto. En 1994 fue fundada en Jinotega la Asociación Infantil Tuktan Sirpe, mejor conocida como el Club Infantil, que apoyada por varios ONG se ha encargado de dar una oportunidad a los niños trabajadores de la calle de estudiar y aprender oficios como carpintería, belleza, manualidades, serigrafía, pintura, computación y comunicación.

“Llegar al Club Infantil me cambió la vida. Comencé a estudiar reforzamiento escolar, luego terminé mi primaria en la Escuela Gabriela Mistral y mi secundaria en el Instituto Benjamín Zeledón y desde hace cuatro años comencé a alfabetizar a niños y adolescentes trabajadores de la calle en el Club Infantil, y en los últimos cuatro años me desempeño como educadora de reforzamiento escolar y si no hubiera el Tuktan Sirpe, a mis 33 años siguiera vendiendo tortillas por las calles de Jinotega”, dice Ana María.

Hay una sede central del Club, donde está ubicada la radio Estéreo Libre y además cuatro subsedes, dos en la ciudad y dos en el municipio de Yalí.

ALFABETIZADOS

Carlos Ariel Barrera Monzón vino a la subsede del Club Infantil, en las inmediaciones del mercado, en 1998 cuando tenía 11 años. Para entonces nunca había estado en una escuela y se dedicaba a vender por las calles de Jinotega güirilas, tamales y elotes cocidos.

“Concluí mi primaria y luego mi secundaria, estoy estudiando una carrera técnica y además doy clases de danza y teatro y de no haber sido por el Club Infantil seguiría siendo un vendedor de la calle”, dijo Barrera. Ahora es instructor de danza en el Club Infantil.

Francis Inés Picado, quien estudió en la Academia Miriam de Matagalpa, oferta a niños y adolescentes en el Club Infantil, en Jinotega, belleza y estilismo, computación, manualidades, pintura y serigrafía. Les da clases a treinta adolescentes y jóvenes en el Club.

“Las alumnas se les mira el interés que tienen de aprender, ojalá aprovechen la clase y la idea es que después de un año de curso pongan su pequeño salón y vivan de esto”, sostiene Picado.

Reportajes Chance niños trabajadores archivo

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COMENTARIOS

  1. Maria Alvarez
    Hace 11 años

    Felicidades a todos los dirigentes del club Infatil, por brindar oportunidaes a estos ninos que son nuestro futuro. Gracias a los que apoyan esta noble causa. Espero que un dia ya no hayan mas ninos trabajadores.

  2. rigoberto
    Hace 11 años

    Ortega en lugar de gastar el dinero de los impuestos en arboles de latas y rotulos propagandisticos ,deberian de dedicar ese dinero ala construccion de centros como estos,para ayudar a nuestros ninios y ensenarles a trabajar y no apedir como mal acostumbra el sandinismo ala gente a ser pidiguenia.

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