Elízabeth Romero
Unos veinte minutos antes de que el pasado jueves se concretara una reunión entre el presidente de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), monseñor Abelardo Mata —obispo de Estelí— y el director ejecutivo de esa organización, Roberto Petray, con líderes de la llamada Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN 3-80), fue detenido Marvin Figueroa, conocido como “comandante Nicaragua”.
La captura de “Nicaragua”, que dice coordinar alrededor de cuarenta grupos de hombres que están armados en las montañas del país, en su mayoría excontras, aparentemente no fue una casualidad. La misma fue ejecutada por oficiales de la Policía hondureña de Jacaleapa, Danlí, Honduras.
Otros dos campesinos, que dicen también estar alzados en armas contra el gobierno inconstitucional de Daniel Ortega, narraron que caminaban junto a “Nicaragua”, hacia el sitio del encuentro en ese poblado hondureño, cuando de una camioneta descendieron oficiales de la Policía de Jacaleapa y les ordenaron detenerse.
Tras revisar a “Nicaragua”, los oficiales lo detuvieron bajo el alegato de que este portaba un arma de fuego corta de forma ilegal, indicaron los testigos.
Aparentemente en el vehículo viajaba una persona de nacionalidad nicaragüense, que fue quien se habría encargado de identificarlo, conoció LA PRENSA en el lugar.
Los dos campesinos pasaron inadvertidos entre los oficiales hondureños, según relataron posteriormente, pues a ellos en ningún momento los revisaron para determinar si portaban o no arma de fuego, como lo hicieron con “Nicaragua”.
De inmediato, “Nicaragua” fue conducido a la delegación policial de Danlí, hasta donde llegó el director ejecutivo de la ANPDH, Roberto Petray a quien el oficial de guardia le dijo que únicamente lo podía ver su abogado y que a la portación ilegal de arma se sumaba una denuncia existente en su contra de tentativa de homicidio.
El caso que le atribuyen a “Nicaragua”, no fue especificado por los oficiales, hondureños pero se sospecha que pudiera ser que le atribuyen el caso de posible atentado contra el exrearmado y ahora refugiado en Honduras, Byron de Jesús López Zeledón, alias “Sheriff”, ejecutado a inicios de septiembre del presente año en El Paraíso, Honduras.
La operación de detención de “Nicaragua”, fue rápida y muy poco conocida en Danlí, pero extrañamente fue conocida casi de inmediato en los medios de comunicación nicaragüenses, quienes fueron advertidos a través de correos electrónicos por fuentes no identificadas, conoció LA PRENSA.
ENCUENTRO A PETICIÓN DE ARMADOS
Esa localidad de Danlí había sido escogida por los armados —por considerarla un lugar neutral y seguro— para reunirse con el religioso y el defensor de derechos humanos para exponerle los motivos por los que se han alzado en armas.
Al final, únicamente los dos cabecillas de grupo a cargo cada uno de unas 15 a 20 personas —quienes habían logrado llegar al sitio donde sostendrían la reunión— pudieron exponer a monseñor Mata los motivos que los llevó a tomar nuevamente las armas.
En su cuenta de Twitter, @silviojbaez, el obispo Auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez consideró que “querer vincular a la Iglesia con grupos rearmados es una acción vil y malintencionada”.
La camioneta en mención, es una Hilux, color blanca, placas M-010004, en la que según medios nacionales, por una información que le atribuyen a medios de comunicación hondureños, se movilizaba el jueves Marvin Figueroa, conocido como comandante Nicaragua, detenido en Danlí, por la Policía de Honduras.
El arzobispo de Managua, monseñor Leopoldo Brenes, aseguró al periodista David Rivera, del Canal 12 de televisión, que la camioneta estaba asignada a las monjas del Teresiano, quienes en 2008 la vendieron a una familia de apellido Huete de Ocotal, que a su vez la vendieron a terceras personas. Estas personas no habrían realizado el cambio de dueño ante la Policía de Tránsito.
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PIDEN DIÁLOGO CON EL GOBIERNO
Ambos dicen haber sido combatientes de la Resistencia Nicaragüense, en la década de los años ochenta contra el primer gobierno de Ortega. Mata les prometió que trasladará todo lo expuesto por ellos en un informe que elevará a las autoridades de gobierno. Y, aunque dijo no lograron “madurar la idea”, está la expectativa de promover un diálogo en el que participen las fuerzas vivas de la nación.
“No logramos madurar todavía la idea, pero entre ellos está la idea de un diálogo, pero no un diálogo para tener prebendas, porque ellos no quieren prebendas, quieren trabajar en paz”, expresó el también presidente de ANPDH.
El obispo de Estelí, refirió que está interesado en promover un diálogo, pues “como pastores no podemos ver así pasivos la matanza del pueblo, sea por represalia con una población que no está de acuerdo con el Gobierno”.
Según lo expuesto por los dos cabecillas de grupos, Mata dijo que logró corroborar la información que él posee y que ha recibido por otras fuentes, de que algunas personas se han alzado en armas a raíz de los abusos de las autoridades locales, “de las pasadas de cuentas personalizadas por sus ideas”, donde muchos de ellos terminan en muertes.
“Creo que sí, que hay una persecución silenciosa, sea en el campo como en las ciudades, quien no se alínea a los enfoques que da el Gobierno, no canta la canción que se quiere cantar, es un ciudadano que civilmente lo empiezan a matar y lo orillan, lo ahogan”, hasta llevarlos a la desesperación y hasta tomar las armas, expresó el religioso.
Previo al encuentro, “Nicaragua”, les había prometido a Mata y a Petray, que les presentaría información que desvirtúa la propaganda gubernamental que los coloca como grupos delincuenciales.
DICEN QUE SON PERSEGUIDOS
Uno de los que acudió al encuentro fue un excombatiente de la Resistencia Nicaragüense, en la década de los ochenta, y después integrante de la Comisiones de Justicia y Paz, tras el desarme.
Prefiere ser conocido únicamente con su seudónimo actual “Kilosierra”. Comentó que lleva más de un año alzado en armas.
“Simplemente por la persecución política que hay para los que fuimos combatientes de la Resistencia Nicaragüense… hice lo más que pude por mantener la paz y estabilidad en la zona”, comentó “Kilosierra”.
Sin embargo, dice que llegó a un punto en que no pudo hacer frente a las presiones, y “Kilosierra”, lo resume que fue cuando el gobierno del presidente inconstitucional Daniel Ortega permaneció en el poder por lo que él califica la “vía del fraude electoral”. Y en ese momento señaló, empezó a pasar “la cuenta” a los que fueron contras.
Otra de los puntos en los que “Kilosierra”, basa sus argumentos para expresar los motivos por los cuales tomó las armas, fue que mientras a ellos les negaban las cédulas de identidad, los funcionarios de gobierno las daban por perdidas, pues una buena cantidad las lanzaron a las letrinas, otras las quemaron. “Todas esas irregularidades, violaciones a los derechos ha hecho que nos vayamos a las armas”, manifestó el cabecilla armado.
Y es por eso que dice “Kilosierra”, ellos reclaman “la constitucionalidad, porque sabemos que él (Ortega) está por las malas, es un fraude electoral. No hay seguridad para todos, si la hubiera estaríamos trabajando. Nos duele dejar nuestra familias, casas botadas cuando a uno lo andan persiguiendo, reprimiendo”.
“Aquí no hay tales delincuentes, somos contras que sabemos de derechos humanos”, resumió “Kilosierra”, refiriéndose a declaraciones anteriores de funcionarios como el jefe del Ejército de Nicaragua, general Julio César Avilés, quien en reiteradas ocasiones ha asegurado que se trata de bandas delincuenciales.
“NO SOMOS DELINCUENTES” LE DICEN A AVILÉS
Otro de los cabecillas que explicó los motivos que le llevaron a armarse fue el que usa el seudónimo de “Splinger” que en la década de los ochenta se hacía llamar “comandante Berman”, cuando aseguró fue jefe de fuerza de tarea de la contra, pidió enviar su mensaje al general Avilés y que es de “que existimos y que andamos y que somos grupos organizados, somos Fuerza Democrática Nicaragüense, no somos delincuentes como él dice… que me conozca, lucho por mi Patria”.
Al tiempo que apuntó: “Nosotros lo que queremos es que Daniel Ortega dé elecciones libres, que haya democracia en el país”.
Con acento campesino “Splinger” relató que él trabajaba en su finca en El Caño, La Cruz, El Cuá, Jinotega, pero desde que se volvió militante del Partido Liberal Independiente (PLI), fue apresado en tres ocasiones.
“Me golpearon, me amenazaron de muerte”, dijo “Splinger”, y según este el único motivo en su contra fue que era liberal. Para “Splinger” su grupo y él ven como una salida para que ellos depongan las armas, es de que cambien magistrados, que hayan elecciones libres, pues “sabemos que se las robó, quien ganó fue Fabio”.
“Splinger” sostiene que las armas de fuego que utilizan salen del mismo partido oficialista el Frente Sandinista, pues entre los colaboradores están “sandinistas que no son danielistas”, así como armas que han recuperado al Ejército y a la Policía.
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