TEHRAN/AP
El candidato presidencial iraní respaldado por los reformistas tenía una amplia ventaja en los primeros conteos de voto el sábado, lo que sugiere que una ola de apoyo de última hora podría haber cambiado significativamente una carrera que parecía sólidamente en manos de los clérigos que gobiernan el país.
Pero el amplio margen a favor de Hasan Rowhani, ex negociador de temas nucleares, no era lo suficientemente fuerte para darle una victoria definitiva y evitar una segunda vuelta el próximo viernes.
Rowhani tenía 45.8 % de los más de 1.8 millones de votos contados, dijo Solat Mortazavi, jefe del departamento electoral del ministerio del Interior, muy por delante del alcalde de Teherán, Mohammad Bagher Qalibaf, con aproximadamente 17.6 %. Saeed Jalili, negociador nuclear de línea dura, marchaba en tercer lugar con 14.1 %.
No estaba claro cuándo se conocerían las cifras finales. En Irán hay más de 50 millones de personas habilitadas para votar y se cree que la asistencia a las urnas el viernes fue elevada.
Muchos iraníes reformistas que han enfrentado años de represión ven en las posibilidades de Rowhani una oportunidad de recuperar un poco de terreno.
Aunque las elecciones presidenciales de Irán ofrecen un vistazo al orden político y las fuertes medidas de seguridad —particularmente desde el caos que creó un resultado electoral en 2009 — les falta el drama de un posible resultado verdaderamente asombroso porque los clérigos y los guardianes militares siguen siendo el poder real.
Las autoridades electorales comenzaron a contar los votos mientras los electores esperaban en fila durante horas en algunas casillas en el centro de Teherán y otras ciudades, mientras otros votaban en el resto del vasto país, desde los puertos del Golfo hasta tierras de pastoreo de nómadas. La votación se prorrogó cinco horas debido a la gran demanda, pero también es posible que haya sido una pantomima política para mostrar un alto nivel de asistencia a las urnas.
La aparente gran asistencia a las urnas —calculada en 75 % por el diario oficialista Kayhan— sugiere que los liberales y otros abandonaron el boicot que planeaban cuando las elecciones se transformaron en una confrontación entre las dos orillas del espectro político de la República Islámica.