Sudor. Fatiga. Palpitaciones aceleradas. No es mal de amor, es mal de verano. El aumento en las temperaturas, que el año pasado alcanzaron los 37 y 39 grados en Managua y Chinandega, respectivamente, la sobreexposición al sol y los malos hábitos pueden hacer que usted se “queme” literalmente.
Otra manera de hidratarse es ingiriendo refrescos naturales sin azúcar, comer muchas frutas y verduras como la sandía o el chayote y sustituyendo platos a base de carne por ensaladas o pescado.
No debe exponerse al sol de las 9:00 a.m. a las 3:00 p.m., cuando los rayos caen perpendiculares.
Lo único que lo puede proteger de la radiación solar son las cremas con filtro a los rayos UVA y UVB. Las hay con factor de protección desde 15 hasta 80, las hay para uso diario y a prueba de agua.
En caso de quemaduras de primero y segundo grado puede hidratarse con cremas que contengan vitamina A, D y E o a base de Aloe de Vera. Para menguar el ardor o bajar la temperatura se recomiendan paños de agua fresca o de manzanilla.
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La deshidratación, la insolación y los problemas cardíacos son las principales dolencias que se apoderan de los veraneantes. Algunas sencillas recomendaciones de especialistas, como consumir de un 30 a un 50 por ciento más de la cantidad de agua que ingiere regularmente, evitar “baños de sol” y cuidar las comidas pueden ser sus primeros “salvavidas”.
“El agua es un elemento indispensable en esta época donde tanto el calor, como las actividades que someten al cuerpo a elevar su temperatura hacen que nuestro sistema, en un proceso de defensa, elimine copiosamente el agua interna por medio del sudor o la respiración”, explica el nutricionista Manuel de Jesús Sánchez Berríos.
Aquí es cuando empiezan los malestares, mareos y desmayos. Si bien todos deberían aumentar su consumo de agua, los niños y los adultos mayores requieren de especial cuidado para evitar deshidratación severa que puede desencadenar en convulsiones.
Según el especialista, los malos hábitos alimenticios, como el abuso de bebidas carbonatadas o artificiales y el consumo de alcohol aceleran el proceso de deshidratación que sumados a otras condiciones pueden provocar intoxicaciones, malas digestiones o ahogamientos.
¿BAÑOS DE SOL?
“A pesar del conocimiento que tiene la población acerca de los efectos de las radiaciones solares en la piel, los casos de quemaduras de leves a severas aumentan siempre, eso se llama negligencia”, expone el dermatólogo José Miguel Gutiérrez.
Siempre los niños, ancianos y personas de piel blanca son los más vulnerables. Las quemaduras leves, que solo enrojecen la piel un par de días, se pueden tratar con cremas hidratantes, al igual que las quemaduras de segundo grado que terminan cuando la persona bota la piel muerta y queda con una capa regenerada. Pero en el caso de las quemaduras graves, con ampollas, dolor y ardor intenso, deben ser tratadas por los especialistas para evitar daños mayores.
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