Según las estadísticas de la Policía Nacional, compiladas por el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp), los accidentes de tránsito se han disparado en los últimos años y se han convertido en la principal causa de mortalidad en los jóvenes de entre los 20 y los 35 años y la segunda causa de discapacidad permanente.
En el año 2011, 613 personas perdieron la vida en accidentes de tránsito, en el 2013 la cifra fatal subió a 667 y, según los datos preliminares de enero del 2013, este mes superó con creces a enero del 2012. La proyección es que en el 2013 las muertes por accidentes podrían ser mayores que las del año pasado.
¿Qué hacer? Para abordar este problema, que se considera un problema de “salud pública”, el Ieepp realizó un foro abierto el pasado miércoles 20 en la UCA, donde me sorprendió el poco interés de la ciudadanía e invitados, debido a la escasa concurrencia. Quizás —reflexioné en ese momento públicamente— si se tratara de una vela de un joven muerto en un accidente este auditorio estuviera abarrotado y todo mundo estuviera llorando.
Esa sería la reacción al accidente, pero debemos ser proactivos, para revertir la tendencia fatal de su diaria ocurrencia. De allí la importancia de ese foro de reflexión del Ieepp, donde se presentaron las siguientes escalofriantes estadísticas: en el 2011 se produjeron 613 muertes por accidentes, que superan a los 477 homicidios, 249 asesinatos y 235 suicidios en el mismo período.
Cada accidente representa muchos gastos a la economía familiar de muchos hogares nicaragüenses: costos fúnebres, pérdida de ingreso familiar, costos de atención médica y rehabilitación, medicamentos, pérdida de empleo, costos legales y los costos de reparación del vehículo.
Con el incremento exponencial del parque vehicular en los últimos años, particularmente las motos, las probabilidades de sufrir un accidente de tránsito se ha multiplicado, por el mismo hecho de que circulan más vehículos en las mismas calles y carreteras. Es poco lo que podemos hacer aquí, que no sea una campaña educativa para los nuevos y los viejos conductores.
Son muchas las causas que típicamente se achacan a la causa de los accidentes: conducir en estado de ebriedad, imprudencia temeraria, exceso de velocidad, no respetar las señales de tránsito, vehículos en mal estado, conducir agotado y dormirse o distraerse al frente del volante.
Corresponde a la Policía Nacional hacer un estudio concienzudo sobre las causas de los accidentes y sugerir, o en su caso tomar, acciones correctivas para revertir la tendencia alarmante de muertes por accidentes de tránsito.
Si se necesita una nueva legislación, que castigue más fuerte a los infractores se debe proponer un cambio. Algunos en el foro del Ieepp sugirieron medidas preventivas como: prohibir que los establecimientos que expenden bebidas alcohólicas que continúen abiertos hasta altas horas de la madrugada. Disponer patrullas a la salida de los mismos que les verifiquen al azar el grado de alcohol a los conductores y si no están en condiciones de ponerse al frente del volante, no permitir que lo hagan y vayan a provocar un accidente a las pocas cuadras o kilómetros. Hacer una campaña de educación vial en los medios y sobre todo de cortesía vial, particularmente con el peatón, que en Nicaragua es inexistente.
Otros ciudadanos sugirieron ser más duros con los infractores “a posteriori”, con las penas o multas, endureciendo la legislación vigente. Otros sugirieron a la Policía establecer operativos en algunos semáforos críticos particularmente en la Carretera a Masaya, donde los conductores (más comúnmente los de microbuses atestados de pasajeros) típicamente aceleran cuando se va a poner la luz roja y, al final, terminan volándose la roja a alta velocidad.
Otros sugirieron poner mayor regulación con los conductores de motos particularmente los repartidores de comidas rápidas que siempre andan de prisa, a menudo andan sin casco, se vuelan las luces en el menor “parpadeo” de los carros que tienen la preferencia. Otros conductores de moto andan sin luces, hasta con dos pasajeros que no llevan casco.
El Ieepp lanza este problema a la palestra pública porque considera que es un problema de “salud pública”. Aunque hayan sido pocos los que llegaron al foro abierto, la problemática es nacional y así debe ser abordada. El autor es diputado
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