Rodrigo Zuleta efe
Un diciembre 20 de 1812 apareció la primera edición de los cuentos recopilados por los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, un libro destinado a convertirse en uno de los más conocidos del mundo.
Desde entonces los cuentos de los hermanos Grimm, como se les conoce, han sido traducidos a 170 idiomas y desde 2005 la primera edición, que se encuentra en Kassel (centro de Alemania) forma parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad.
El bicentenario de esa primera edición servirá en Alemania para dar comienzo al llamado Año Grimm, que se prolongará durante todo 2013 y que tendrá como epicentro Kassel, ciudad en la que vivieron los dos hermanos entre 1798 y 1841.
El éxito de los cuentos no fue inmediato. Al comienzo, a muchos lectores no les gustaron por el exceso de detalles crueles que incluían y de notas de pie de página de los dos hermanos que estaban más acostumbrados al rigor filológico que a la creación de “bestsellers”.
LA IDEA ROMÁNTICA
La recolección de cuentos empezó hacia 1806 y, pese a la idea romántica de los dos hermanos, de ir de pueblo en pueblo para recuperar historias perdidas, todo parece indicar que el trabajo de campo fue mínimo y que quienes les contaban las historias fueron personas que pertenecían a su círculo de amigos y conocidos.
“Los Grimm nunca hicieron trabajo de campo sino que recurrieron a la gente que conocían en Kassel”, afirma el germanista Heinz Röllecke en una entrevista para el semanario Die Zeit.
Otras historias las obtuvieron de viejos libros y recurrieron a autores tan diversos como el reformador Martín Lutero y el zapatero-poeta Hans Sachs.
Los cuentos que les darían fama mundial eran solo uno de los muchos proyectos de dos profesores que tenían como propósito clave recoger la tradición cultural popular alemana, para lo cual también realizaron colecciones de sagas y de poemas.
Además, Jacob y Wilhelm Grimm empezaron el primer diccionario histórico de la lengua alemana, que se concluyó en 1961, y crearon la germanística como disciplina universitaria.
Todo ello hace que muchos expertos consideren que los hermanos Grimm tienen al menos la misma importancia para la cultura alemana que la que puedan ostentar los llamados clásicos de Weimar, Johann Wolfgang Goethe y Friedrich Schiller.
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La presencia de muchos cuentos que ya habían aparecido en la colección del autor barroco francés Charles Perrault se debe a que algunas de las personas que les relataban los cuentos eran de origen hugonote y, según Röllecke, contaron esas historias que habían aprendido de sus mayores con fuerte acento del Land de Hesse, donde está Kassel.
EL PROPÓSITO
“Los Grimm tomaron entonces esos cuentos como originarios de Hesse”, dijo Röllecke.
El detalle es curioso porque el propósito de los Grimm era recuperar tradiciones alemanas como forma de resistencia frente a la dominación napoleónica y, a través de los hugonotes, terminaron incluyendo en la colección cuentos franceses.
La idea inicial había sido del poeta romántico Clemens Brentano que le había encargado a los Grimm que hiciesen la recopilación.
Posteriormente, Brentano perdió interés en el proyecto y los Grimm decidieron que lo que habían hecho no podía perderse y siguieron trabajando.
Tras la edición de 1812, Jacob Grimm (1785-1863) se concentró en otros asuntos como la lingüística o la historia de las religiones.
AL INICIO FRACASARON
Los inicios para los cuentos de hadas de los hermanos Grimm no fueron demasiados buenos, puesto que los primeros volúmenes fueron criticados porque, pese a que se denominaron “cuentos para niños”, no se consideraban adecuados para los más pequeños, tanto por la información académica que se incluía en ellos como por la materia tratada.
Por todo ellos, se llevaron a cabo diversos cambios en los cuentos de los hermanos Grimm al pasar de las ediciones, como por ejemplo convertir a la madre malvada de Blancanieves y Hansel y Gretel en una madrastra.
LOS NAZIS
Los cuentos de los hermanos Grimm tuvieron y tienen una influencia generalizada. Durante la Segunda Guerra Mundial, WH Auden elogió cada una de las ediciones de esta obra y se refirió a ellas como una de las obras más importantes de la cultura occidental.
Los cuentos fueron utilizados en muchos ámbitos. Los nazis los alabaron como cuentos que mostraban a los niños instintos raciales, con la intención de que buscasen parejas de su misma raza, la alemana. Por ejemplo, en el cuento de La Cenicienta , la protagonista se identificaba como la heroína de raza aria y la madrastra como un extranjero; el príncipe, por su parte, era el que ostentaba el poder. Es por eso que diversos escritores como Jane Yolen Rose que escribieron sobre el Holocausto nazi, combinaron los cuentos de los hermanos Grimm con sus memorias.
EL NACIONALISMO
Los cuentos de los hermanos Grimm también sirvieron como fuente de inspiración a otros escritores que los tomaban como ejemplo de nacionalismo romántico, dado que los cuentos de hadas de un país eran particularmente representativos del mismo.
PROHIBIDOS
Después de la Segunda Guerra Mundial estuvo prohibida la venta de los cuentos de los Hermanos Grimm en la zona de ocupación inglesa hasta 1948, considerados por la población británica como una indiscutible prueba de la maldad de los alemanes.
Hoy en día, los cuentos de los Hermanos Grimm son una gran referencia tanto en el teatro como en el cine, en la ópera, en la pintura, en la publicidad y en la moda, y, desde el año 2005 fueron incluidos en el Programa Memoria del Mundo de la Unesco los ejemplares manuscritos de los cuentos de los hermanos Grimm, propiedad de la biblioteca de la Universidad de Kassel, el origen de la frase preferida de los niños: “Érase una vez…”
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