“Una parte de la muestra es documentada en impresiones blanco y negro y la otra serie son grabados collages donde desarmo, recorto, pego y armo historias a colores”, añade la artista.
Arte retrospectivo de Alicia Zamora alude al surrealismo, lo prehispánico y crisis de país
La tapita llega a la Costa
Los amigos podrían dar testimonio. Ni Supermán tendría la velocidad de prestidigitador de Carlos.
Walpa (piedra)
No fue esa amalgama oscura llamada tierraque mezclada con paja y agua nos dio el punto perfecto de la vida, ¡no!No fue la bendita tierra,o el barro, con la que suavemente se forjóel alma,y el corazón,y la ternura.
Me llaman Evidencia
Me llaman Evidencia.
Recuerdos de Irena Sendler
Esta es Irena Sendler,la mujer a quien rompieron las piernasen un gueto de Varsovia,declarada culpable de salvar vidas.Mujer, más mujer que muchos hombres.Imagínate, retando al mismo demonioen el infierno.
El poder de la luna
Yelba Clarissa Berríos Molieri vive en el corazón de la ciudad de León. Su casa está poblada de esculturas, pinturas y ornamento de ángeles, vive en un museo-casa, único Angelorum de Nicaragua.
Espejo de papel
ntre realidades incontrastables, es ilustre a la indiferencia como un estupendo episodio del tiempo de superstición que adolece por estilo a la ineficiencia de una página en blanco, donde su acústica, resonancia, musicalidad y estilo de percepción indubitable, tienen su propia convicción y emoción, le comentaba Eduardo a Roberto.
Percepción siempre
Escuchen, dijo Ramón. De acuerdo, contestó Sebastián. Que sea algo como nunca más tendré que comer, replicó Ramón.
Dos vidas
Estela qué hago, le expresó Rodrigo. Es por eso que estoy aquí, contestó Estela. Voy a morir, dijo Rodrigo. No importa morir, allá hay de todo, replicó Estela.
Otoño en París
París nos recibecon un otoño en ciernes:transparente y tibio.El frío está aún agazapadoy las hojas vacilanentre la rama y el viento.
Cosas que hacer en Managua cuando ya estás muerto
Esa mañana de sábado, Managua amaneció más ardiente que el fuego infernal o era que el desamor había convertido la realidad en una absurda paila caliente en la que todos nos freíamos.