Por Fabián Medina
Este es un buen momento para recordar lo que sucedió hace tres años, en noviembre de 2008. Habrá muchas personas que querrán que ya no se mencione lo que pasó en aquellos días, dirán que hay que ver para adelante, que de todos modos el país está funcionando, que los alcaldes designados están en posesión de sus cargos y mil argumentos más que yo consideraría aceptables de no ser por una razón: los mismos que hicieron las fechorías en aquella ocasión las siguen haciendo ahora y, con toda seguridad, en enero próximo estarán otra vez diciéndonos que veamos para adelante, que ya lo hecho, hecho está. Así hasta la otra elección.
TURISMO ELECTORAL
Unos que nos deben explicaciones son los observadores del CEELA. Ya que andan aquí de nuevo sería bueno que nos dijeran qué vinieron a hacer en el 2008, porque antes del día de las elecciones decían que no podían pronunciarse sobre lo que estaba ocurriendo, y después del desmadre del 9 de noviembre se fueron calladitos sin que se sepa cuál fue su conclusión. Si no podían hablar antes y no pudieron hablar después, ¿qué demonios es lo que hacen? Si hay una definición mejor de turismo electoral, me gustaría conocerla.
TRAUMA
El Frente Sandinista está perdiendo ahora la oportunidad de ganar unas elecciones limpias y transparentes, que le den posesión de un gobierno legal y legítimo. ¿Por qué no lo hacen? Si como suponen tienen la simpatía de la mayoría de la población, ¿por qué no se la juegan? El miedo a competir en igualdad de condiciones lo hace tomar todas las ventajas posibles, y no hay día del mundo que no inventen una nueva marrulla, que podrá darles el poder que andan buscando pero no la legitimidad que a lo mejor hasta con facilidad podrían haber conseguido. ¡El trauma que le quedó a Ortega de 1990 no es jugando!
BUSES
El transporte colectivo de una ciudad establece un contrato de servicio con sus usuarios. No es asunto de que si un día tiene una mejor oferta temporal, se van a ganarse ese buen dinero y dejan a la buena de Dios a quienes les dan de comer todos los días. Imaginemos que eso sucediera con la energía eléctrica. Que en Honduras tengan un déficit y las plantas deciden vendérsela y dejarnos a oscuras un día solo porque allá les ofrecían mejor dinero. Pues eso que parece un argumento bastante estúpido fue lo que dijeron los buseros de Managua para justificar por qué se fueron en masa el sábado a servir en el acto político de Daniel Ortega, dejando a la población agonizando en las paradas.
AUTORIDADES
Uno hasta puede entender a los buseros, porque no están en el negocio por su buen corazón precisamente. Pero es que estos servicios alguien los regula. Y en estos casos debería ser el MTI o el Irtramma quienes deberían exigir a estos señores que cumplan con el contrato y sancionarlos porque no pueden abandonar el servicio que prestan cuando les ronque la gana. Obviamente, en este caso, las autoridades se aliaron contra el ciudadano.
CIUDADANOS
El problema de fondo es que se está enraizando una forma de vida pública en donde los derechos de los ciudadanos están en el último orden de importancia. Aquí se cierran calles por cualquier tontera sin importar el caos que se genere y se destinan grandes recursos humanos y materiales de la Policía y el Estado para garantizar la seguridad de ciertos funcionarios, mientras en los barrios campea la delincuencia. Primero son las instituciones y los funcionarios, cuando debería ser al revés.
EL GRAN PROYECTO
Pero lo más grave que está sucediendo de un tiempo acá es que el gran proyecto de Nación, la razón de ser de todas las instituciones públicas, es la reelección de Daniel Ortega, como si no hubiese algo mejor que hacer por este pobre país. Dios salve a Nicaragua.
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