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 Por todos los rincones del país. Los nicaragüenses se transportan en mototaxis dentro de sus municipios, barrios o comunidades. Fotos de LAPRENSA /Oscar Navarrete y Bismarck Picado

La invasión de las mototaxis

El vehículo de tres ruedas avanza de forma lenta, se balancea de un lado a otro, cuando dos mujeres y dos niños le hacen parada y suben en ella. No han avanzado ni 50 metros cuando una señora algo obesa le hace parada, las mujeres se juntan y los niños van de pie. Ya van cinco personas en la parte que corresponde a los pasajeros.

El vehículo de tres ruedas avanza de forma lenta, se balancea de un lado a otro, cuando dos mujeres y dos niños le hacen parada y suben en ella. No han avanzado ni 50 metros cuando una señora algo obesa le hace parada, las mujeres se juntan y los niños van de pie. Ya van cinco personas en la parte que corresponde a los pasajeros. Dos minutos después una pareja saluda al conductor y le dice que es una lástima que va lleno, pero el hombre no duda en decir que hay espacio, se pega al manubrio y la pareja se acomoda a cada lado del conductor, pegando trasero con trasero. En cada retenedor el conductor busca las orillas porque lleva demasiado peso y los últimos pasajeros en abordar se sostienen de las varillas metálicas en la parte alta con cierto temor. Cuando se baja la pareja, los que viajan atrás respiran un poco aliviados, baja más adelante la señora obesa y la mototaxi brinca a cada paso como un animalito libre de carga, los niños entusiasmados por la aventura afirman que fue un gran viaje y las mujeres que los acompañan tiene marcadas las manos de tanto aferrarse a los tubos, pero cuando no se tiene carro y se quiere llegar rápido, las mototaxis son una alternativa.

En comunidades semirrurales, municipios y barrios alejados de las vías principales, lo que empezó como una novedad se ha vuelto cotidiano. Y en una cabina techada de 2.65 metros de largo por 1.3 de ancho y una altura de 1.70 metros viajan todos los días miles de nicaragüenses por todos los rincones del país.

Ante la competencia y para no gastar gasolina recorriendo los lugares,  los conductores esperan pasajeros en puntos claves. Para la población es  una alternativa económica, accesible y rápida para viajar dentro de sus  comunidades

En la mayoría de los lugares iniciaron transportándose en lo que llamaron caponeras o bicitaxis: bicicletas con un cochecito en la parte delantera en donde van sentados los pasajeros. El esfuerzo humano para moverlo con el peso de los pasajeros y el tiempo que llevaba hacerlo hizo que emigraran a las mototaxis.

“Aquí empezaron trabajando con caponeras y todavía quedan algunas, pero la mayoría se cambiaron por mototaxis porque es más fácil y más rápido transportar a la gente”, dice don Manuel Cárcamo, quien trabaja como conductor de una de las 206 mototaxis que circulan en Ciudad Sandino.

De esa incursión, William Urbina, ingeniero mecánico y docente de la Facultad de Tecnología Industrial de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), recuerda que en el año 2000 la empresa Rapitran les solicitó hacer algunos análisis de las primeras mototaxis que circularon en el país y que fueron ensambladas aquí. “Tomamos medidas, analizamos materiales, estructura, aerodinámica, resistencia. Eran parecidas a las actuales, pero más altas porque las tres ruedas eran de moto. En ese momento recomendamos cambiar algunos procesos, mejorar materiales, soldadura, refuerzos, pero esas ya no se están fabricando”, dice.

Desde entonces, las mototaxis se han convertido en el transporte más usado en lugares como Tipitapa, San Rafael del Sur, las comunidades de la Carretera Vieja a León, Ciudad Sandino, Ticuantepe y Diriamba, entre otros.

 En algunos lugares  han adaptado pequeños motores a las bicitaxis para ahorrarse el esfuerzo físico que estas exigen. También han combinado la canastera de las bicitaxis con la parte trasera de una motocicleta.

Se calcula que en Nicaragua circulan más de cinco mil mototaxis. La Policía Nacional no tiene estadísticas de ellas debido a que están ingresadas en los registros como motocicletas, dijo el comisionado Luis Valle, de la Policía de Tránsito.

Sin embargo, uno de los cuatro grandes distribuidores de estos vehículos, Masesa, asegura haber comercializado, desde el año 2004, un aproximado de cinco mil unidades en todo el país. “La demanda es muy alta”, dice Nicolás Díaz Jimeno, Gerente Regional de Comunicaciones Externas.

Cuando en casa hay siete hijos que mantener, lo importante es garantizar su sustento aunque la jornada sea larga, dura y desalentadora. Silvio Alberto Sotelo Hernández lo sabe. Él trabaja como conductor de una mototaxi desde hace ocho años en Ticuantepe, donde cada día la misma cantidad de pasajeros se debe repartir entre más mototaxis.

“Mi trabajo comienza a las 6 de la mañana y termina a las 9 de la noche. Es cosa de todo el día, dando vueltas por todo Ticuantepe. Cada carrera cuesta cinco córdobas y hay que trabajar duro para reunir todo el dinero necesario: el turno (lo que se le paga al dueño del vehículo por su alquiler), la gasolina y la ganancia para darle de comer a mi familia”, dice.

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El ingenio y la necesidad se juntan. En algunos lugares las personas que empezaron brindando servicio en bicitaxis les han hecho adaptaciones con pequeños motores. Es el caso de los barrios Waspam norte y Jorge Cassally.

Ahí también han hecho un híbrido con motos y bicicletas. “Les quitamos toda la parte delantera y la soldamos a la parte de la canasta de la bicicleta. Es muy seguro porque tiene estabilidad y tenemos buenos frenos”, dice Manuel Salvador Brenes.

Luis Bayardo Bermúdez, quien maneja una de las bicitaxis con motor, cuenta que ellos mismos hicieron estos cambios porque la bicicleta exige demasiado esfuerzo físico y fuerza. “Mucho duele la columna y las rodillas, también hay un riesgo de hernia”, lamenta.

Con 60 córdobas de gasolina trabajan todo el día, pero al hacer los cambios también previeron los malos tiempos y les dejaron las cadenas, de manera que a falta de gasolina, Luis Bayardo también puede trabajar pedaleando.

Darling Galo Mercado, propietaria de la bicitaxi con motor que maneja Luis Bayardo, afirma que están organizados en una cooperativa y en proceso de obtener los permisos de operación. “Ya tenemos los requisitos que debemos cumplir y estamos en el proceso de cambio”, afirma.

Hay especificaciones técnicas y determinadas condiciones que se deben cumplir, respecto al material usado y tipos de soldadura, entre otros aspectos, pero “la misma idiosincrasia del nicaragüense y la necesidad hacen que la gente busque los medios para la sobrevivencia”, comenta el subcomisionado Edgar Sánchez, jefe de la Secretaría de Tránsito Nacional.

William Urbina, ingeniero mecánico y docente de la Facultad de Tecnología Industrial de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), observa que las mototaxis tienen bastantes desventajas desde el punto de vista técnico y estima que el descuido y la sobrecarga pueden resultar peligrosos.

El ingeniero asegura que en Nicaragua “podríamos ensamblar más y mejores” mototaxis, sin necesidad de importarlas. “Tenemos toda la técnica, la tecnología y gente con gran capacidad. Hay condiciones para ensamblar una motito de esas, pero caemos en la incredulidad, creen que aquí no se pueden hacer cosas, no saben que el ingeniero mecánico y ingeniero industrial se complementan y pueden hacer grandes proyectos”, comenta.

Este ingeniero, que ha construido maquinarias en el exterior y es asesor técnico del organismo Eco Sur, de Perú, asegura que en Nicaragua “hay capacidad técnica y tecnológica para hacerlo, por lo que solamente habría que buscar un proceso legal y posiblemente resultaría hasta más barato”.

En esta facultad de la UNI también se han hecho rediseños de algunas motos que usaban transmisión por cadena y se les diseñó una transmisión por diferencial, lo cual “es una ventaja a la hora del giro, porque tienen tracción en las dos ruedas”, indica.

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Don Silvio Sotelo es uno de los miles de conductores que han encontrado en las mototaxis una manera de subsistir.

Nicolás Díaz, de Masesa, considera que la alta demanda de las mototaxis se debe a que para muchas personas son sinónimo de independencia económica y laboral. Sin embargo, la mayoría de los conductores de estos vehículos es “cadete”, personas que los alquilan para laborar en ellos. En Ciudad Sandino deben pagar entre 250 y 300 córdobas diario a los dueños, mientras que en Ticuantepe la tarifa es de 200 córdobas.

“Es un medio para subsistir, para la comida diaria, porque lo que le viene quedando a uno es realmente muy poco, después de sacar el turno y la gasolina, que cada día está más cara”, señala Antonio Maltez, cadete en Ciudad Sandino.

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Edwin Antonio Maltez García tiene seis años de trabajar en una de las casi 400 motos que circulan por Ticuantepe y añora las ganancias de los primeros años. “Cuando empecé sí era bonito, se trabajaba bien, había buena ganancia, a uno le quedaban 200 córdobas diarios, fuera del gasto de gasolina y el turno. Ahora nos quedan entre 80 y 100 córdobas”, calcula.

Don Silvio Sotelo vivió tiempos aún mejores. “Me quedaban 300 córdobas de ganancia, ahora rebuscándola a duras penas llego a los 100 córdobas”, lamenta.

Es por eso que él optó por gestionar su propia mototaxi y dejar de trabajar como cadete. “No lo había hecho porque no tenía el permiso de operación, ahora, igual tengo que hacer lo del turno, porque con eso pago la cuota de la moto a una financiera, dejo 200 córdobas diario y tengo que pagar 5,800 córdobas mensuales, pero la esperanza es que cuando la termine de pagar toda la ganancia va a ser para mí y no para otro”, se consuela.

Otros inconvenientes que parecen compartir los conductores de las mototaxis en los distintos lugares donde funcionan es el exceso de oferta que les merma cada vez más las ganancias, los altos precios de la gasolina, las bajas tarifas que deben cobrar a sus clientes, así como los límites de territorio que deben respetar.

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Marvin Rivas, cadete de una mototaxi en Ticuantepe, señala que “el pueblo es demasiado pequeño para tantas motitos y obtener ganancias es cada vez más difícil”.

Don Manuel Cárcamo, quien recorre casi todo Ciudad Sandino en busca de pasajeros, se queja de no poder salir del municipio. “Sólo podemos trabajar dentro del casco urbano y sobre la carretera hasta el kilómetro nueve, pero si queremos hacer un mandado con nuestra familia o se me enferma un hijo y necesito llevarlo al Hospital Vélez Paiz, no puedo porque la Alcaldía me multa”, señala.

Edwin Maltez García, de Ticuantepe, cuenta que ellos tienen las mismas limitaciones. Sólo pueden trabajar en el casco urbano. Sin embargo, las reglas se rompen si un cliente les pide hacer el viaje a alguna comunidad cercana, como La Concepción, Esquipulas, el Chocoyero o San Antonio Sur, incluso, Masatepe.

“Salen algunos viajecitos y como esos son los que nos defienden (dejan mayor ganancia), nos arriesgamos a hacerlos, pero si nos agarra la Alcaldía nos multan”, dice Marvin Rivas. Él opina que no debería ser así porque la circulación que tienen es nacional y tendrían que tener derecho a circular por todo el país.

Efectivamente. “Desde el momento en que te extiendo una circulación, estoy autorizando para que andés en todas partes porque la circulación no tiene ninguna restricción territorial”, dice el subcomisionado Edgar Sánchez, jefe de la Secretaria de Tránsito Nacional. No obstante, avala las prohibiciones para que este tipo de transporte no circule por las vías principales, ya que resulta peligroso por sus propias características. “Son inseguros y en una colisión, aunque sea leve, hay personas lesionadas”, opina, aunque no hay registros del número de accidentes que involucran este tipo de vehículos, ya que se encuentran en las mismas estadísticas de las motos.

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Díaz Jimeno afirma que se trata del vehículo más seguro del mundo en su categoría, ya que cuenta con certificaciones internacionales de seguridad y estándares de calidad en su fabricación. Indica que estos vehículos están diseñados para tramos cortos, de 1.5 kilómetros.

“Lo que pasa es que hay que ser cuidadoso. No andar de loco, corriendo mucho. Nosotros andamos a 40 kilómetros aunque se pueda correr más”, valora Edwin Maltez, pero acepta que las vías principales son peligrosas para ellos por la falta de cortesía y respeto que existe en las carreteras. “Los buses y microbuses nos pasan llevando, no nos respetan porque somos vehículos pequeños y si uno no tiene cuidado, puede ser fatal” , reflexiona.

Agrega que también es cierto que algunas veces los conductores, por ganar más, montan más pasajeros de los que están permitidos, que son solamente tres, lo cual también puede resultar peligroso.

Las Mototaxis parecen haber llegado al país para revolucionar no sólo la forma de transportarse de los nicaragüenses, sino también las leyes de transporte, pues incluir este tipo de vehículos a la ley existente es una asignatura pendiente para la Policía de Tránsito.

La Ley 431, Para el régimen de circulación vehicular, es la única existente y rige a todo el transporte en el país. No hay una ley especial para este tipo de vehículos tan particular.

En algunos lugares  han adaptado pequeños motores a las bicitaxis para ahorrarse el esfuerzo físico que estas exigen. También han combinado la canastera de las bicitaxis con la parte trasera de una motocicleta.

Los socios de la Cooperativa de Ciclotaxis de Waspam norte y Jorge Cassally, que se encuentran en proceso de adquirir permisos de operación, consideran que no deben ser regidos por la Ley 431 debido a las características propias de la motos y el servicio que brindan, según dijo Josefa Flores, dueña de una de las mototaxis de ese sector, en donde tienen ciertas reglas, como que ningún socio tenga más de una mototaxi.

“Esto es algo que se tiene que legalizar en conjunto con las alcaldías, Tránsito Nacional otorga placas, pero el servicio y el área para circular se debe regir mediante ordenanzas de las alcaldías municipales. Tendría que haber una coordinación previa entre Tránsito y las comunas”, manifiesta el subcomisionado Sánchez.

Las regulaciones, dice el subcomisionado Sánchez, tendrían que alcanzar también a las bicitaxis, para las cuales las comunas tendrían que crear ordenanzas y placas especiales para que haya orden.

De momento, las alcaldías se encargan de brindar los permisos de operación y la Policía Nacional extiende una circulación igual a la de las motocicletas de dos ruedas.

En Ciudad Sandino, hace tres años les exigieron que las mototaxis tuvieran puertas, dice Erving Vivas, dueño de una mototaxi en ese municipio. Desde entonces, los pasajeros ya no van al aire libre. sino con una cubierta de cuero.

Entre otros requisitos deben tener una concesión, cuyo valor es de cinco mil córdobas, seguro de terceros, circulación y cumplir con la inspección mecánica, indica don Manuel Cárcamo.

Las cuatro puertas tienen un costo de 1,500 córdobas en Ticuantepe, donde muchos han optado por ponérselas a sus mototaxis para estar preparados durante la época de lluvia. “También les ponemos la radio porque vienen sin radio y muchos les ponen alógenos, el que quiere anda bien bonita su moto”, dice Maltez.

Mientras en los países europeos los usuarios de las mototaxis son ejecutivos y gente de negocios que desean optimizar su tiempo de desplazamiento, en Latinoamérica son una alternativa de transporte para personas de escasos recursos que necesitan movilizarse dentro de sus comunidades o hacia las vías principales para tomar una ruta de transporte público.

El servicio también es diferente, según información de Wikipedia, ya que se trata de motos grandes, lujosas y con capacidad de carga. Asimismo, al subirse, los clientes son equipados con casco, chaqueta y guantes.

En Nicaragua, aunque todavía hay muchas regulaciones por hacer y los trabajadores de este medio de transporte tienen muchas quejas, se ha convertido en un medio de transporte alternativo y económico. “Aquí son de gran beneficio porque si necesitás hacer un mandado rápido dentro del barrio, ya no tenés que estar esperando un bus. Las mototaxis te llevan adonde vayas y el pasaje no es caro”, opina doña Petronila García, habitante de Bello Amanecer, una zona de Ciudad Sandino un poco alejada del centro del municipio.

En este municipio las carreras tienen un valor de diez córdobas y cobran veinte a lugares largos. En Ticuantepe, un pueblo más pequeño, la carrera cuesta cinco córdobas dentro del casco urbano y diez cuando los trayectos son más largos. Aunque si salen de Ticuantepe a otras comunidades, el precio se incrementa.

“Es cierto que es un poco más caro que el bus, pero tenemos la facilidad de encontrarlos por dondequiera, nos llevan a la puerta del lugar donde vamos y el precio es accesible”, opina doña Juana Rodríguez, de la zona 12 del municipio Ciudad Sandino, donde hay tres cooperativas de mototaxis, más los individuales.

Nacionales invasión mototaxis Transporte archivo

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COMENTARIOS

  1. El Turista Internacional
    Hace 13 años

    Hay que regular su operación, con revisión técnica,, capacitación vial, relaciones humanos, aéreas de estacionamiento, tarifa del pasaje, son un medio de transporte importante a nivel nacional , modernicemos su funcionamiento y operación. Es un transporte integrado al área turística nacional.

  2. mikey
    Hace 13 años

    Ta bonito pueg!!!

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