14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Evelyn García, junto a su mamá en Medford, Oregón. LA PRENSA/AP/ARCHIVO/ Mail Tribune, Bob Pennell

Escuela privada EE.UU. ayuda a estudiantes nicas

Eveling García es una niña de 17 años cuya familia vive con lo que gana su madre vendiendo sandías a turistas en un mercado de Managua. Dice que su admisión este año en la escuela secundaria privada Cascade Christian High School de Medford, que cobra 6,125 dólares anuales de matrícula, fue un golpe de suerte maravilloso en su vida.

Por Paris Achen

MEDFORD, Oregón, EE.UU./AP

Eveling García es una niña de 17 años cuya familia vive con lo que gana su madre vendiendo sandías a turistas en un mercado de Managua. Dice que su admisión este año en la escuela secundaria privada Cascade Christian High School de Medford, que cobra 6,125 dólares anuales de matrícula, fue un golpe de suerte maravilloso en su vida.

“Es una gran experiencia”, expresó, sentada junto a una hoguera en el lobby de Cascade en un día de lluvia.

García se puso en contacto con Cascade Christian a través de la “Nicaraguan Connection”, una iniciativa filantrópica de la escuela y de la Grace Christian School, de enseñanza primaria. Ambas escuelas están afiliadas a la Primera Iglesia Bautista de Medford.

La iniciativa comenzó hace dos años, cuando el feligrés Tom Strout le dijo a funcionarios de las escuelas que había una iglesia cristiana no confesional en Managua que ofrecía educación gratuita, uniformes, ropa, comida, medicinas y otros servicios a niños indigentes cuyas familias no tenían dinero para enviarlos a la escuela.

Inspirados en la misión de la escuela y deseosos de enseñarle a los estudiantes de Cascade y de Grace el valor de ayudar a los demás, las autoridades escolares organizaron una campaña de apoyo a los estudiantes del Colegio Cristiano El Padul.

Los alumnos de Cascade recolectaron artículos estudiantiles y los colocaron en cajas de zapatos para ser enviados a los estudiantes de Managua.

Devon Rickabaugh, subdirector de Cascade que viajó a Managua a entregar las donaciones, dice que la pobreza que vio fue asombrosa. Había niños tan pobres que tenían que mendigar.

El Colegio Cristiano es la única forma que tienen muchos niños de conseguir una educación. Esa fue la razón por la que los filántropos Rosemarie Bell y Olimpida de Caldera fundaron la escuela para niños de prekinder hasta la secundaria. Hay unos 400 alumnos en la escuela, afirmó Rickabaugh.

“Nos dimos cuenta de que era importante apoyar a estudiantes individualmente porque había niños que no tenían casi nada”, declaró Rickabaugh. “No pueden ir a las escuelas públicas porque deben comprar uniformes, libros y comida”.

Al año siguiente, cada clase de Grace y Cascade auspició un alumno del Colegio Cristiano El Padul del mismo grado. Todas las semanas los estudiantes aportaron dinero hasta recaudar unos 360 dólares, lo que cuesta la educación de un niño en Nicaragua, dijo Rickabaugh.

“Nuestro deseo era que los niños conociesen al Señor y recibiesen una buena educación, para que no tengan que vivir en la calle, mendigando”, dijo Rickabaugh.

Muchos alumnos dejan de asistir al Colegio Cristiano El Padul para trabajar en el mercado. Rickabaugh dice que espera que el programa de intercambio con Cascade funcione como incentivo para que los estudiantes completen la secundaria.

La escuela de Managua también ofrece dos becas universitarias a sus estudiantes. “Es una bendición para nosotros”, manifestó Eveling.

La deserción escolar, no obstante, es enorme. Hay unos 200 estudiantes de entre tres y cinco años, pero en el último año de la secundaria hay apenas cuatro, incluida Eveling, dijo Rickabaugh.

Rickabaugh pidió recomendaciones de posibles candidatos a becas entre los profesores del Colegio Cristiano El Padul y luego entrevistó a los estudiantes. Eveling sobresalió por sus notas y por su fe, expresó Rickabaugh. Cascade pagó por su pasaje aéreo a Estados Unidos y no le cobra matrícula.

La familia Marcu ofreció recibir en su casa a Eveling. Una hija, Ana Marcu, y su madre Susan hablan español.

Cuando llegó en agosto, le costó comunicarse en la escuela, dijo Eveling, pero su inglés mejoró notablemente en tres meses, afirmó Ana.

“En la cena, a veces conversamos en español y a veces en inglés, así todos podemos aprender el idioma del otro”, comentó.

Eveling, quien en Managua vive en una casa de tres dormitorios con su madre, dos hermanos, una hermana, dos tíos, una tía y una prima, dice que le sorprende lo fácil que son las cosas en Estados Unidos. En su casa cocinan afuera, en un horno de leña.

“En mi país es difícil vivir, la gente tiene que trabajar duro”, manifestó.

En Cascade, asiste a una profesora de español, canta en el coro y estudia inglés, álgebra 2, la Biblia, cocina y computación.

Al llegar a Cascade, esperaba conseguir una beca para ir a la universidad y estudiar contabilidad, pero al ver sus progresos con el inglés, ahora está considerando estudiar ese idioma. Lo más probable es que vaya a la universidad en Managua para que pueda seguir viviendo con su familia.

Eveling volverá a Nicaragua el 3 de diciembre, a tiempo para la ceremonia de graduación de su escuela secundaria.

Cuatro estudiantes de Cascade, incluida Ana, visitarán la escuela de Managua durante el receso de primavera como parte de una misión de su escuela.

Nacionales

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí