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Un réquiem a la zona Rosa

Seis de la tarde, miro en el reloj y ocultándose poco a poco va el sol y lentamente se gira levantando el telón y veremos en su escenario a Managua en acción tratando de coquetear con sus tantas rotondas y avenidas iluminadas y concurridas, todavía muéstrate algo humilde hasta que vuelvas a ser tan bella […]

Seis de la tarde, miro en el reloj y ocultándose poco a poco va el sol y lentamente se gira levantando el telón y veremos en su escenario a Managua en acción tratando de coquetear con sus tantas rotondas y avenidas iluminadas y concurridas, todavía muéstrate algo humilde hasta que vuelvas a ser tan bella y hermosa como antes eras, yo tengo fe haciendo uso de las palabras que una vez pronunció Arnoldo Alemán, que pronto te verás erguida con las nuevas contracciones que están y muchos otros edificios que vendrán, es la carretera a Masaya unas de tus principales arterias que hasta jardinada está pues en su corazón nos encontramos con la famosa zona que la hemos bautizado rosa y en su vergel en vez de sabia sólo corre sangre de jóvenes sedientos de diversión.

¿Que tiempo es? ¿Es día o es de noche? ¿Será verano o invierno? ¿Equinoccio o solsticio? No importa lo que sea pues siempre seguirás siendo zona rosa, no hay fortificaciones que la protejan pero siempre se encuentra bien aguardada, me dijeron que de noche la vigilan hasta gárgolas, que como de día duermen de piedra y por la noche son guerreros de carne y huesos (así es como llaman a algunos de sus trabajadores sociales, prostitutas y travestís), yo mejor ni me les acerco, podría amanecer sin cartera. Como en la Roma Imperial estaba la clase noble y la plebe, aquí juzgamos a los chicos fresas y también digamos la plebe respiró su aroma y mis narices sienten una alcohólica fragancia ¿No sé si tal vez será de sus barras libres? Chicas muy sensuales y con ropa muy provocativa. ¿Podríamos juzgarlas de musas o ninfas? Fácil me sería enamorarlas si me juzgaran de noble caballero, claro buen caballero sería si me vieran con mucho dinero y mi estandarte fuera una tarjeta de crédito y en vez de un corcel, a mi caballo le salieran cuatro ruedas y con todas las extras, hasta cheles miramos por acá, éstos visitan más los casinos, les pregunto: ¿Qué opinan del lugar? Ellos me responden “oh, yeah, very good zona rosa”. Como pan con su flauta así su música es muy llamativa, si sigo gastando más dinero pronto tendré mi quincena comprometida, ya va a ser de día y a mi casa mejor me dirijo a aguantar de mi mama una buena regañada y los chistes en el trabajo de mis compañeros de cómo sacamos anoche al pinolero que duerme en vos…

La Prensa Literaria

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