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“Se delinque mediante la aprobación de leyes”

Un desfile de presidentes marca a Ecuador desde febrero de 1997, cuando Abdalá Bucaram fue destituido por el Congreso, por “incapacidad mental para gobernar”, y continúa con la reciente destitución del coronel Lucio Gutiérrez. Alfredo Palacio es quien ahora está en el paredón. La causa de la triste moda, a criterio de Carlos Julio Aguinaga, […]

  • Un desfile de presidentes marca a Ecuador desde febrero de 1997, cuando Abdalá Bucaram fue destituido por el Congreso, por “incapacidad mental para gobernar”, y continúa con la reciente destitución del coronel Lucio Gutiérrez. Alfredo Palacio es quien ahora está en el paredón. La causa de la triste moda, a criterio de Carlos Julio Aguinaga, ex presidente del Tribunal Supremo Electoral de Ecuador, es el descrédito de los partidos políticos, porque los políticos realizan el robo de la historia “mediante la aprobación de leyes”

Ludwin Loáisiga Ló[email protected]

Los caudillos que fuerzan un sistema electoral bipartidista, cavan su propia tumba, asegura Carlos Julio Aguinaga, ex presidente del Tribunal Supremo Electoral de Ecuador y presidente de VOTO, consultora en temas electorales.

Pero en Nicaragua la situación pareciera no tener fondo. Daniel Ortega, máximo dirigente sandinista y Arnoldo Alemán, del PLC, dominan a sus anchas el espectro político.

“Los errores de los políticos provocan las reacciones ciudadanas”, detalla Aguinaga, quien estuvo recientemente en Nicaragua disertando respecto a Democracia y Reforma Político-electoral.

Hombre de palabras simples, ejemplos prácticos y cabello que empieza a ser testigo de una batalla ante la llegada de las canas y el ataque de la calvicie, Aguinaga cree que los políticos realizan el robo de la historia “mediante la aprobación de leyes”.

¿Qué pasa en Ecuador?

Desde el 97 hacia acá han habido varios presidentes que han caído. Bueno, han habido ocho presidentes. En el 96 ganó (Abdalá) Bucaram, en febrero del 97 le reemplazó por unos días la vicepresidenta Rosalía Arteaga, después fue electo Fabián Alarcón, un Gobierno interino, de allí en el 98 ganó Jamil Mahuad, fue depuesto en el año 2000. Subió Gustavo Noboa. En el 2002 ganó Lucio Gutiérrez y se acaba de dar un fenómeno muy importante en Quito, que es la rebelión de los forajidos, exigió no sólo la salida de Lucio, sino el mensaje de la ciudadanía era: no políticos, fuera todos, fuera el Congreso, nueva Corte Suprema de Justicia, nuevo organismo electoral, nuevo tribunal constitucional, tomando en cuenta la participación ciudadana.

¿Pero qué es lo que ha pasado? ¿es el sistema electoral, es la clase política, la población?

Creo que eso se debe a las calidades de democracia que tenemos, hay una crisis de institucionalidad política generalizada en América Latina, hay un nivel alto de descrédito de los partidos políticos en la mayoría de países.

La credibilidad de los partidos en toda la región, en toda América Latina ha ido declinando porque la actividad política no ha satisfecho las demandas sociales, la demanda de la ciudadanía, porque cada vez existe mayor pobreza, los políticos en el ejercicio de los poderes públicos no han dado respuesta a necesidades sentidas del pueblo y otro ingrediente que se junta con la pobreza es los altos niveles de corrupción en nuestro países, esto provoca una reacción nueva, pura ciudadana, sin políticos.

Usted propone el sistema ciudadano ¿A qué se refiere con esto?

La democracia se sustenta en tres sistemas. Electoral, sistema de partidos y sistema político, pero la democracia tiene una base fundamental que es la ciudadanía, en la que se sustentan esos tres sistemas y creo que América debe repensar y hacer una reingeniería política incorporando a los ciudadanos en ese accionar que tengan la responsabilidad de participar (…) porque ya el ciudadano no sólo vota, también exige rendición de cuentas a los dignatarios públicos electos y no electos, exige también revocatorias de mandatos.

¿Cómo lograr eso? Tomando en cuenta países como Nicaragua.

Creo que debe existir una apertura de los políticos a sus sistemas cerrados. En Centroamérica la mayoría de los países tienen sistemas cerrados y bloqueados que sólo permiten la participación de los afiliados a una organización política. Panamá ya lo desbloqueó, me parece que El Salvador entró en un proceso de desbloquear el sistema.

¿Cómo se logró?

A través de consultas populares. En la consulta de 1994 (en Ecuador) se decidió la participación de los independientes del pueblo de Quito, y en la consulta de 1997 el pueblo del Ecuador decidió que al votar el ciudadano puede escoger de una lista o entre listas al candidato que quiera y en el orden que sea, hasta el número de escaños de cada provincia, en el caso de aquí, de cada departamento.

Nicaragua tiene que repensar en su sistema, tiene que abrirse a nuevas corrientes que se están gestando en toda América Latina, especialmente de expresión ciudadana legítima y tiene que ir a un proceso de democratización interna de las organizaciones políticas en toda América.

En el caso de Nicaragua, ¿es un sistema bloqueado o cerrado?

Es bloqueado y cerrado.

¿Cómo quitar eso?

Una de las alternativas es participación de independientes, otra es que el elector pueda hacer una selección interna de los candidatos y que no le obliguen a votar por listas cerradas, hay que democratizar internamente a los partidos políticos, mediante el establecimiento de elecciones primarias o al menos procedimientos selectivos que reflejen la voluntad de los afiliados para asignar a quienes dirigen a un partido y quienes deben ser los candidatos.

En Nicaragua hay organizaciones civiles que proponen eso, pero líderes de los dos partidos mayoritarios se oponen.

Voy a poner ejemplos de eso. En Venezuela había un bipartidismo completamente cerrado, el no haber dado la apertura provocó el descrédito y la apertura del sistema.

Colombia, eran conservadores y liberales, también había una especie de bipartidismo, igualmente la insatisfacción y otros elementos como la guerrilla, el narcotráfico, pero igual se abrió el sistema político y eso evidentemente puede pasar aquí en Centroamérica. Costa Rica tenía casi bipartidismo, igualmente ahora está abierto y puede pasar y va a pasar porque el bipartidismo no es la panacea.

¿Ellos mismos provocan su caída?

Los errores de los políticos provocan las reacciones ciudadanas y tiene que existir la sensibilidad de armonizar lo que es ciudadanía civil, ciudadanía social y ciudadanía política. Si no se armonizan estos tres conceptos, obviamente que cada vez se van a ir deteriorando las instituciones democráticas y en vez de consolidarlas vamos a ir a un debilitamiento.

Usted decía ayer (miércoles) en su disertación, que denunciaba el gran robo de la historia y que no había violencia en ello.

Ahora hay un robo generalizado en América Latina, ahora se roba con ley, se roban los derechos civiles, los derechos políticos, los derechos económicos, se delinque mediante la aprobación de leyes, y ese es un gran defecto que nadie lo ha denunciado, que debemos comenzar a auditar a todos los congresos de América Latina para ver a favor de quién están legislando. Allí se ponen impedimentos, se ponen trabas en todos los ámbitos.

¿Qué percepción tiene usted del Consejo Supremo Electoral de Nicaragua?

Tenemos varios tipos de organismos electorales en América Latina. Tenemos organismos como el caso ecuatoriano que es igual al nicaragüense, que tienen un origen partidario político.

En el caso de Ecuador, yo estoy sugiriendo que se divida en una dualidad de órganos. Una Corte, un Tribunal que administre justicia electoral, que resuelva los conflictos electorales. Y un Instituto o un Consejo como el IFE (Instituto Federal Electoral) de México, que administre elecciones y administre el registro civil de las personas, con la finalidad de evitar la concentración o el exceso de concentración de poderes y que exista un autocontrol, este tribunal tiene que ser de jueces independientes, imparciales, de formación académica en ciencias jurídicas.

El Consejo puede estar integrado mixto, entre representantes de los partidos que también tienen derecho a vigilar los procesos desde la administración y representantes de la sociedad.

¿Pero cómo hacer eso, y hacerlo legítimo, sin cambiar el estado que hay actualmente?

En el caso de Nicaragua como en Ecuador, que también son de integración política partidaria, hay que hacer una reforma constitucional para hacer el cambio de la dualidad de órganos.

Pero también se puede pensar sin reforma constitucional. De sus siete integrantes se puede dividir en salas. Una sala que administre justicia y otra que administre elecciones, y hacer efectivo lo que establece la Constitución nicaragüense de que la designación de los magistrados del consejo electoral tiene que ser con la opinión importante de las asociaciones civiles, hay que tomarlas en cuenta.

¿Cómo se mide la legitimidad y transparencia de un Tribunal Supremo Electoral o de un Consejo Supremo Electoral?

Hay varios mecanismos. Uno que tiene que ser empleado necesariamente, es siempre medirse al inicio de una gestión, a la mitad, a través de encuestas y medirse después de las elecciones para ver el nivel de confiabilidad de la ciudadanía en la organización electoral.

Otra forma es el criterio y la apreciación que tienen los medios y los periodistas sobre el trabajo que se desempeña en un proceso electoral, es fundamental lo que dicen los medios, lo que direccionan, lo que informan, porque ellos pueden darse cuenta muy fácilmente si un proceso es transparente o no. Cuando hay apertura total es fácil la credibilidad, no basta decirla, basta demostrarla.

El gran reto en un país como Nicaragua, en su sistema electoral, ¿cuál es?

El gran reto es transparentar la elección, todos los actos en una elección, de tal suerte que exista la satisfacción ciudadana y la satisfacción de los políticos sobre la organización de un proceso electoral adecuado, rápido, ágil, transparente, auditable y moderno.

El caso de México ha sido utilizado como un ejemplo, porque estaba el PRI (Partido Revolucionario Institucional) que tenía más de setenta años en el Gobierno, luego estaba el IFE, todo el mundo estaba dudando, pero al final el PRI cayó en las elecciones.

El tema es la aplicación y el respeto a la ley, no importa que sea político, pero hay que respetar la ley, hay que tener transparencia, hay que tener apertura, hay que eliminar las restricciones que el sistema a veces pone para otras formas de participación, la participación de la mujer es importante, de las minorías étnicas, de las personas con discapacidad, hay que dar facilidades en cuanto a la participación política.

Entonces el problema no es que sean reconocidos partidarios de las fuerzas mayoritarias, el problema es que no aplican las leyes.

¿En Nicaragua es necesaria una reforma al sistema?

Yo sí creo que es necesaria una reforma puntual. Es necesario que organismos no gubernamentales, grupos de ciudadanos dialoguen, entren a un proceso de diálogo abierto y transparente con la clase política y negocien ciertas reformas que le van a hacer bien al país y le van a dar mayor estabilidad.

¿Cuáles serían esas reformas puntuales?

Democratización interna de los partidos, indudablemente.

¿Eso incluye elecciones primarias obligatorias?

Podría ser, ese es uno de los mecanismos, hay otros, pero esa es una condición sine qua non para darle claridad al sistema, para decir estamos actuando adecuadamente frente a los intereses generales, hay que regular el uso del dinero en la política, topes, transparencia, que no exista abusos, creo que se debe regular la participación de las mujeres en cuotas.

Hay que abrir los espacios de participación política de los independientes, eliminar cualquier tipo de restricción.

Veo que también se está discutiendo entre distritos plurinominales y distritos uninominales, en un sistema cerrado, bloqueado, ir a distritos uninominales tal vez los efectos no sean los más adecuados para el país, allí quedarían sin representación las minorías, no habría la proporcionalidad adecuada en la representación, hay que analizar, hay que debatir, les sugeriría que debatan un sistema mixto si quieren implementar, porque además los distritos uninominales significa que tienen que dividir el país en 90 distritos de igual tamaño de continuidad geográfica y de similar número de electores y dejar a un lado la división político-administrativa de departamentos y municipios.

Un asunto de personalidad

Proveniente de la corriente de la democracia cristiana ecuatoriana, Carlos Julio Aguinaga llegó en mayo de 1997 al Tribunal Supremo Electoral y en diciembre de 1998 fue nominado magistrado.

Nacido el 28 de julio de 1960, Aguinaga vio en los primeros años de su vida trabajar a su padre, Jaime Aguinaga Andrade, como asesor de dos dictaduras militares.

Primero fue para la dictadura de la Junta Militar de Gobierno, entre 1963 y 1966 y luego para la dictadura del general Guillermo Rodríguez Lara, desde 1972 hasta 1976.

“Yo en cambio he trabajado por la conciliación de la democracia”, dice Aguinaga.

A pesar de que llegó al TSE por el apoyo de la democracia cristiana, Aguinaga dice jactarse de haber “ejercido una representación desvinculando la nominación partidaria del ejercicio del juez independiente e imparcial”.

¿Cómo lo hizo?

Teniendo personalidad, responde.

Titulado en Derecho por la Universidad Católica de Ecuador, Aguinaga ofrece una última reflexión: “No es malo que designen los políticos, hay tribunales que funcionan bien designados por los políticos, el tema es el nivel de transparencia. Le pongo un ejemplo: el Consejo Nacional Electoral colombiano está integrado por políticos, claro que allí existe la Registraduría Nacional del Estado Civil, que es la que administra las elecciones”.

Aguinaga cumple misiones de observacíón electoral desde abril de 1999, en un referéndum nacional celebrado en Venezuela.

Desde entonces ha participado en comicios en Argentina, Honduras, Nicaragua, México, Colombia y otros países. También ha sido expositor de temas electorales ante la Organización de Estados Americanos, entre otras.

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