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Francisco López y Sergio Iván Rodríguez, en el último entrenamiento de La Azul y Blanco antes del juego de hoy.

A una gran oportunidad

Edgard Tijerino M. La imaginación desbordante de Cervantes, nos lleva a un “quijotesco sueño”: fajarnos jugando, mientras se explora la posibilidad de ganar por vez primera en la historia de nuestro futbol, una batalla correspondiente a la fase eliminatoria de la Copa del Mundo. Y nos atrevemos a “soñar” con eso, porque hemos logrado crecer, […]

Edgard Tijerino M.

La imaginación desbordante de Cervantes, nos lleva a un “quijotesco sueño”: fajarnos jugando, mientras se explora la posibilidad de ganar por vez primera en la historia de nuestro futbol, una batalla correspondiente a la fase eliminatoria de la Copa del Mundo.

Y nos atrevemos a “soñar” con eso, porque hemos logrado crecer, contra viento y marea, más allá de la limitación de nuestros recursos, como se demostró provocando sorpresa en el Torneo Centroamericano realizado en Panamá el año pasado.

Vamos muchachos, hay que fajarse, jugando, esa es la misión y ustedes creen que lo pueden hacer.

En los viejos tiempos, fajarse era solamente un acto heroico. Todos a defender con uñas y dientes, a sacar agua del pozo de cualquier manera, a morder incomodando al enemigo, a refugiarnos ofensivamente en la posibilidad de algunos contragolpes.

Recuerdo la inesperada y todavía magnificada victoria contra Estudiantes de La Plata en un juego amistoso, y la derrota por 3-0 ante el Botafogo.

¡Qué derroche de coraje!, pero muy poco juego, y menos todavía, vocación ofensiva.

No fue eso lo que vi en Panamá. Alguien nos hizo una saludable transfusión y el equipo de la “Liga de Blanca Nieves y los 7 Enanos”, creció e irrespetó, fajándose y jugando con todos.

Ahí estaba Hermes Navarro, el Presidente de la Federación de Costa Rica y el entrenador Steve Sampson, comiéndose las uñas. Se perdió 1-0, pero el equipo nica opuso una grandiosa resistencia, con ordenamiento y atrevimiento.

Naturalmente, aquí en Centroamérica, seguimos atrás. Ser competitivos con Costa Rica, Honduras, El Salvador y Guatemala, es algo más que un reto, una proeza como entrar al Laberinto, matar al Minotauro y salir con el puño en alto.

FOGUEADOS

Hay algo de experiencia acumulada. Después de atravesar por una intensa etapa de adiestramiento y suficiente fogueo, estos muchachos no van a entrar a la cancha asustados.

Puede que no sean todavía gladiadores para enfrentar a los leones, pero han conseguido confianza para atreverse, salir desde atrás, manejar pelota, intentar proyecciones y ejercer algo de presión.

Es otro futbol, exigido por las variantes actuales. La imaginación desbordante de Cervantes, nos lleva a un “quijotesco sueño”: fajarnos jugando, algo tan difícil como domar el mármol.

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