Por culpa de la costeña se metió en tremendo lío con su prometida.
Esta semana verán al cachaco pasar apuros y a la costeñita con el corazón partido. María Elvira viaja hasta Santa Marta para aclarar las dudas que ahora tiene con su prometido. Cuando ya Antonio cree que ha pasado lo peor, a la novia se le ocurre conocer su apartamento, y ahí encuentra nada menos que la ropa interior de Sofía.
Aunque todo eso le causa rabia, al final María Elvira concluye de que a juzgar por la ropa interior que usa la vecina de Antonio, ésta no puede ser más que una mujer vulgar y ordinaria que ni siquiera debe causarle celos.
La costeñita mira a su galán con María Elvira y entiende que quien sobra en la historia es ella. Decide marcharse a Barranquilla con su tío Vicente, pero todo hace indicar que el destino seguirá uniendo a esta pareja dispareja, pues él le promete, al menos ayudarla a conseguir trabajo en su empresa.
Los problemas que Sofía le causó a Antonio no pasan con la vuelta a Santa Marta. José Luis decide ir a retarlo y el portero lo permite entrar al confundirlo con el técnico que arreglará el aire acondicionado a Antonio. El enojado novio de Sofía logra entrar hasta la sala de operaciones y no sólo le arma un escándalo al cachaco, sino que un buque petrolero suspende el bombeo que en ese momento ocupaba al cachaco.
De manera que todo le está saliendo a pedir de boca a Ricardo, quien está empeñado en demostrar que Antonio es ineficiente y hacerlo perder su empleo.