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Ricardo Mayorga se proyecta a niveles insospechados del boxeo mundial. (LA PRENSA/Reuters)

¿Cuánto crecerá?

Mayorga frente a un abanico de posibilidades Edgard Tijerino M.Enviado especial [email protected] LAS VEGAS.- Una vez más, estoy en este agitado escenario escuchando el repiquetear de las máquinas de juego y sumergiéndome en los recuerdos recientes. En Las Vagas he visto pelear a Tyson, De la Hoya, Trinidad, Holyfield, Lewis, Chávez, Roy Jones, Mosley y […]

  • Mayorga frente a un abanico de posibilidades

Edgard Tijerino M.Enviado especial [email protected]

LAS VEGAS.- Una vez más, estoy en este agitado escenario escuchando el repiquetear de las máquinas de juego y sumergiéndome en los recuerdos recientes. En Las Vagas he visto pelear a Tyson, De la Hoya, Trinidad, Holyfield, Lewis, Chávez, Roy Jones, Mosley y por supuesto a Rosendo Álvarez y Ricardo Mayorga, dos de los tres más grandes púgiles nicas de todos los tiempos.

Las emociones acumuladas evitan que el cronista deportivo envejezca por dentro, aunque por fuera, ninguna cirugía pueda ocultarlo. Frente a un vídeo imaginario reviso las imágenes de lo ocurrido el sábado y vuelvo a ver a Mayorga con su arrogante desorden, con su temeridad sin control, con esa jactancia de todopoderoso y fundamentalmente con ese ímpetu que caracterizó a los soldados de Alejandro o Julio César.

LO INSOSPECHADO

No fue el funeral de Forrest, pero el norteamericano, instalado en la cima del boxeo mundial después de provocar un resplandor que nos cegó y un doble impacto que nos aturdió, ha visto hacerse añicos su reputación de rápido crecimiento, y su futuro es más incierto que el de un Presidente de Nicaragua al momento de tomar posesión.

¿Quién iba a sospechar que Forrest sería convertido en un rompecabezas por alguien técnicamente acribillado, desprovisto de fineza, pero dueño de una fortaleza exuberante para pegar y asimilar? Como él dice, “para mí, boxear es imponer la ley del más valiente y más fuerte, no necesito más”.

Cuando Mayorga enfrentó a Forrest en Temécula el 25 de enero, parecía más probable demostrar que la tierra era cuadrada, y someter a revisión la ley de la gravedad, que pensar en una victoria suya, no demoledora como fue, sino por uno de esos imprevistos que se encuentran a montones en la historia del boxeo.

AH, LAS REVANCHAS

Siempre se dice que en el boxeo, las revanchas colocan las cosas en su lugar, y lo creo. Monzón volvió a ser más que Valdés, así como Holyfield respecto a Tyson, Pryor con Argüello y De la Hoya con Chávez, pero hay correcciones llamativas como la de Patterson con Johanson, Tyson con Douglas, Alí con Spinks, Louis con Schmelling o Leonard con Durán, sólo por citar algunas.

Dos sorpresas hacen una certeza. Venciendo primero por nocaut y después por puntos, Mayorga dejó establecida su superioridad sobre Forrest, abriendo espacio para especular sobre sus proyecciones.

Frente a un abanico de posibilidades, ¿debemos esperar una transformación de Mayorga en aprendizaje, pulimento y utilización de los recursos, o admitirlo como es, como está imponiendo su ley?

ASI ES Y NO CAMBIARA

La imaginación es poderosa pero, levanten la mano quienes se imaginan a un Mayorga evolucionado, proponiendo variantes, atacando con la precisión de Argüello o el ordenamiento y claridad de Rosendo, girando y anticipando.

No. Lo de Ricardo es fortaleza, explosividad, terquedad, riesgo sin límites. Su estilo es rudimentario, como lo era el de Marciano, y aunque no es un golpeador al cuerpo capaz de machacarte las costillas, apuñalar el hígado del adversario, o acertar una combinación en la cabeza, te empuja, te abruma, te desorienta, te desconecta, te golpea de cualquier manera, y te aguanta sin inmutarse, como si le tiraran pedradas a un volcán tratando de cambiarlo de lugar.

ES ELECTRIZANTE

¿Qué tanto afecta intentar tecnificar a un destructor? Cuando Mayorga fue bajado del ring por compartir incompetencia en aquella infumable pelea con Jorge Luis Vado, nadie pensó que algún día llegaría a ser Campeón del Mundo, y mucho menos, uno de los 10 mejores púgiles en el siempre discutible y antojadizo ranking libra por libra.

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