- Cuando Arnoldo Alemán decidió construir su helipuerto, fue porque su amigo Byron Jerez ya le había comprado un helicóptero
- La Sociedad Industrias Andina, que recibió US$7 millones de la Tesorería de la República, pagó US$1.4 millones por la nave
Jorge Loáisiga [email protected]
Durante año y medio vimos al ex presidente de Nicaragua, Arnoldo Alemán, surcar los cielos nacionales en un helicóptero rojo, y, por eso, hasta se mandó a construir un helipuerto en su hacienda El Chile, con fondos del Estado.El helicóptero rojo, franjas doradas, año 2000, Bell 407, matrícula guatemalteca TG-NVR-P, que utilizaba Alemán, fue comprado en 1.4 millones de dólares con fondos de la Sociedad Industrias Andina de Desarrollo, misma que recibió siete millones de dólares de fondos de la Tesorería General de la República.
Sin embargo, la aeronave no fue registrada a nombre de esa sociedad sino a nombre de Servicios Ejecutivos Nacionales SA (Sena), según documentos en poder de LA PRENSA.
Sena es una sociedad panameña, inscrita en el registro público de aquel país y sus propietarios son Ricardo Vásquez, Faustino Núñez y Doris Rivas. El agente residente de la sociedad es el abogado Ismael Gerli, quien es agente residente y socio de unas 25 sociedades creadas en Panamá por el ex director general de Ingresos, Byron Jerez, según ha confirmado LA PRENSA en los últimos dos años.
La sociedad está registrada en el Tomo 2000, Asiento 23736, Ficha 372913 y fue creada con un capital de 10 mil dólares.
Según datos del Registro de Panamá, la sociedad fue disuelta por Escritura Pública número ocho de la notaría quinta del circuito de Panamá, el dos de enero del 2002, según documento 371178.
Byron negoció
Toda la negociación de la compra de la aeronave estuvo a cargo de Jerez, meses antes de que LA PRENSA revelara el caso de los checazos.
Él solicitó a Julio Caballero, director de la empresa Helicópteros de Nicaragua SA (Helinica), que le cotizara el precio de un helicóptero que deseaba comprar el Gobierno de Nicaragua.
Caballero confirmó a LA PRENSA que Jerez le solicitó la cotización y que otros ministros del gobierno anterior también lo hicieron. “En todos los gobiernos me han solicitado cotización de helicópteros y como mi negocio es ese, vender helicópteros, pues yo lo hice”, declaró.
Alfredo Caballero, padre y socio de Julio, dice que también el ex secretario de la Presidencia, Alfredo Fernández, le pidió a su hijo precios de cotización de la nave “porque ellos estaban interesados en comprar una de esas naves; los dos vinieron aquí a preguntar por el precio de los helicópteros”.
El seis de enero del 2000 a las 11:37 de la mañana, desde el fax de su despacho en la Dirección General de Ingresos, Jerez giró instrucciones a su agente bancaria, en el Dresnerd Bank de Panamá, llamada Mercedes, para que ésta le transfiriera de la cuenta número 195-210, perteneciente a Industrias Andina de Desarrollo, un desembolso de 141 mil dólares para una cuenta en el Chase Manhattan Bank, de Nueva York, de la compañía Bell Helicopter Textron, fabricante de ese tipo de aeronaves en Estados Unidos.
“Favor poner una nota de que el traslado es para crédito de la Compañía Servicios Ejecutivos Nacionales”, escribió Jerez en la nota que le envió a Mercedes, de acuerdo con documentos ocupados por la Policía Nacional y enviados a la juez Juana Méndez el pasado 31 de octubre.
Esos 141 mil dólares eran una especie de enganche del 10 por ciento del valor total de la nave, que es de un millón 410 mil dólares.
Tres meses después, en medio del escándalo de los checazos, el siete de abril a la una con 12 minutos de la tarde, antes de asistir a la Nunciatura para explicar a la representación diplomática del Vaticano y al resto del cuerpo diplomático, menos al embajador Oliver Garza y los embajadores nórdicos, su versión del caso de los checazos, ordenó a Mercedes transferir de la número 1-595-210, de Industrias Andina, un millón 386 mil 800 dólares a la cuenta de Bell Hellicopter Textron para cancelar la compra de la nave.
Sin embargo, el helicóptero primero fue puesto a nombre de Distribuidora Piper, una sociedad guatemalteca que se encarga de vender los helicópteros Bell en Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.
Incluso lo registraron a nombre de la sociedad porque en Panamá Piper no tiene autorización para comercializar esas aeronaves.
Luego, Julio Caballero, propietario de Helinica alquiló la nave en 20 mil dólares por mes a Servicios Ejecutivos Nacionales SA (Sena), vinculada a Byron Jerez. Caballero alquilaba a su vez el helicóptero en mil dólares por hora volada a la Presidencia de la República y a otros ministerios.
VALORADO EN US$2 MILLONES
Julio Caballero, propietario de Helinica, se encargó de asegurar el helicóptero en el Instituto Nicaragüense de Seguros y Reaseguros, primero a nombre de su empresa, y luego a nombre de Servicios Ejecutivos Nacionales (Sena), según confirmó a LA PRENSA él mismo.
-Además, en una carta que le envió el cinco de julio de 2000 a Miguel Soto, supervisor técnico de Iniser, Caballero dice que el seguro de cobertura de la nave debe ser por dos millones de dólares, y le explica que el precio base del equipo es de 1.4 millones de dólares y los accesorios (equipos de lujo) suman 486 mil 917 dólares, lo que da un valor total de un millón 896 mil 917 dólares, más los gastos de traslado, impuestos de internación y otros. “El valor asciende a US$ 2,000,000”, indicó.
-“El helicóptero es nuevo de fábrica y está saliendo con la matrícula (N) or USA, no se le ha asignado ninguna otra matrícula a la fecha, la matrícula que se le asignará es de Guatemala, y esto se efectuará posteriormente. El helicóptero tiene matrícula, certificado de aeronavegabilidad y de exportación de los USA. Posteriormente a inspección de la Dirección de Aeronáutica Civil en Guatemala se procederá a asignarle matrícula de ese país”, dice la misiva de Caballero a Soto.
NEGOCIO DEL MILLÓN
Empresa de Byron Jerez dio el helicóptero en arriendo a la empresa Helinica, propiedad de Julio Caballero, para que le brindara servicio de transporte al gobierno. Según Caballero, hicieron vuelos para el Estado hasta por mil horas, cobrándole mil dólares por hora, lo que indica que el gobierno pagó al menos un millón de dólares.