- El silencio sísmico de 30 años en Managua debería servir de ejemplo para empezar a trabajar en materia de prevención y manejo del riesgo, sugiere el Ineter
Benjamín Blanco [email protected]
La misión de los periodistas y medios de comunicación de orientar, informar y educar, así como la de llenar las “lagunas” (vacíos) sobre el conocimiento de las amenazas y el riesgo de la población ante desastres naturales, debería ponerse a prueba ahora que se ha advertido sobre el silencio sísmico que pende sobre Managua, consideran las autoridades del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter).
“A manera de ejemplo, deberíamos comenzar por una gestión conjunta responsable sobre la gran preocupación que han dejado plasmada los expertos al referirse al silencio sísmico que pende sobre Managua”, señala el documento Guía de Comunicación y Gestión de Riesgo para Periodistas y Comunicadores, recientemente divulgado por el Ineter.
“Es sorprendente que la ocurrencia de sismos en la propia área de Managua ha sido relativamente baja en los últimos 25 años si se compara con la densidad de epicentros ubicados en otras partes de la cadena volcánica de Nicaragua, especialmente en el sureste y noreste de la capital. Además, los sismos ocurridos en Managua en los últimos 25 años han sido de muy baja magnitud, y la mayoría de ellos ocurrió en los años setentas. La conclusión a la que se llega más adelante es que la falta de sismos podría ser una señal de la preparación de un nuevo terremoto”, señala el documento del Ineter.
De esta forma se advierte mesuradamente lo que podría ocurrir próximamente, cuando tenemos una población que triplica la población capitalina que había en 1972, cuando ocurrió el terremoto, sobre todo por la posible activación de dos grandes fallas que han permanecido dormidas en las últimas décadas, como son la del Aeropuerto y la de Cofradía.
“Informaciones como ésta hay que tomarlas con serenidad, pero estableciendo una diferencia sustancial con el proceder del pasado: hay que prepararse para enfrentar el peligro. Es menester avanzar hacia una nueva visión que se fundamente en la necesidad de lo que hoy se denomina ‘gestión de riesgo’, que no es más que determinar y poner en práctica un conjunto de acciones e iniciativas por parte de la comunidad y de las autoridades para disminuir el riesgo, prevenir y mitigar los impactos de un eventual desastre”, proponen especialistas del Ineter.