Más allá de decirte te amo hijo, está la expresión de
tu rostro que significa mucho más que las palabras,
están tus caricias maternales, que cuando tus ma
nos me tocan suena la música del amor, porque soy
el instrumento que tú cargaste en tu vientre durante
nueve meses, en los que fuimos uno solo, una dualidad
similar a la trinidad, hasta que me enviaste al
mundo para predicar de tus enseñanzas sabias, de
tus sentimientos lindos hacia mí, de tus gestos
protectores, para ser el verbo de tu vida.
Soy la maravilla de Dios, el milagro de ser madre,
te di al llorar con las primeras nalgaditas y ahora he
crecido al recordar tus mimos y cuidados vuelvo a
vivir aquellos años pero sólo en amor,
porque soy yo ya hombre varonil,
el que te pagará con un cheque a cobrar en el
“Banco de honra a tu padre y a tu madre”
de la cuenta celestial, velando por ti como
lo hacías tú en las noches, cuanto te debo madre
linda que ni con todo el oro del mundo saldaría
la deuda porque no es con dinero, sino complaciente
con mi manera de ser a como soñaste verme actuar,
desde que me educaste y ahora ya hombre es
pero ser lo que soñabas.
Te amo Mamá.
Oscar Góngora Soto