El portal de la estación con su emblema aún legible, “Administración Somoza, 1947, Quezalguaque”, se encuentra erigida entre el caserío conocido por los lugareños como “La Estación”, como muestra de lo que un día significó: la estación del ferrocarril y el progreso económico del municipio.
Hoy es todo lo contrario, representa la entrada posterior de la comarca donde habitan 120 familias, y es una muestra palpable de los quezalguaqueños más pobres de este municipio, con deficiencias habitacionales y de servicios básicos.
Los habitantes de “La Estación”, recuerdan cuando pasaba el ferrocarril y era un medio para la comercialización de la pequeña producción que sacaban de las tierras fértiles de Quezalguaque.
“Vivíamos en las orillas de los rieles, otros más alejados pero de la misma zona, cuando quitaron el ferrocarril nos agrupamos y fundamos la comarca”, recordó con anhelo los viejos tiempos la lideresa de la comunidad, María Eugenia Chacón.
En las 92 humildes viviendas que registra, habitan 514 personas que sufren de la insalubridad del agua potable. Chacón asegura que deben clorar el agua para eliminar los coliformes fecales que aparecen por la combinación de heces de las letrinas con el manto acuífero.
Sin embargo, a pesar de este problema, afirma Chacón, buscan sobrevivir con lavar y planchar a particulares, trabajar en obras de limpieza que organiza la Alcaldía municipal, y con los proyectos de microempresarios que ejecutó Cruz Roja Española, al otorgarles a 84 familias, microgranjas de cerdos y gallinas.
Saida Hernández, responsable del departamento de Enfermería del MINSA de Quezalguaque, manifestó que entregarán filtros a las familias para que mejoren la calidad del agua potable y confirmó que el agua de los pozos se mezcla con residuos fecales debido a que las letrinas son muy profundas en comparación con la altura del manto acuífero.