Hezbolá confirmó este sábado la muerte de su líder Hassan Nasrallah y prometió continuar su lucha contra Israel.
“Su Eminencia, el Maestro de la Resistencia, el justo siervo, ha fallecido para estar con su Señor”, dijo el grupo armado chiita libanés en un comunicado.
Horas antes, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) habían afirmado que lo habían eliminado, pero no existía confirmación de la otra parte.
“Hassan Nasrallah ya no seguirá aterrorizando el mundo”, publicaron las FDI en X.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó que la muerte de Nasrallah es un “punto de inflexión histórico” en su conflicto con Hezbolá.
Las promesas del grupo de que continuarían con sus ataques contra Israel, pese a la pérdida de su líder, se han cumplido. El corresponsal de la BBC en Líbano, Hugo Bachega, reportó que durante la mañana del domingo al menos 10 cohetes fueron disparados por miembros de la organización contra territorio israelí.
Las sirenas antiaéreas no han parado de sonar en zonas de Galilea occidental.
Un mensaje claro
Netanyahu calificó al líder del grupo chiita libanés como “asesino masivo” y dijo que su país había “ajustado cuentas” con los responsables de la muerte de “innumerables israelíes” y extranjeros.
La muerte del secretario general de Hezbolá se produjo tras una serie de ataques aéreos en Beirut que tenían como objetivo a Nasrallah y otros comandantes.
“El mensaje es muy claro. Sabemos que podemos llegarle a quienquiera que amenace a los ciudadanos israelíes en el norte, sur, o más allá”, declaró jefe del Estado Mayor de las FDI, teniente general Herzi Halevi, en un video.
El militar dijo que el operativo se hizo después de “mucha preparación”.
“Era el momento exacto, lo hicimos de una manera muy precisa”, dijo.
“Este no es el final de nuestra caja de herramientas, seamos claros. Tenemos más capacidad en el futuro”, agregó.
Respecto a la operación, las FDI informaron que sus aviones de combate realizaron un “ataque dirigido” contra el cuartel central de Hezbolá, que estaba ubicado “subterráneamente, metido bajo un edificio residencial en la zona de Dahieh en Beirut”.
Y añadieron que el ataque se llevó a cabo mientras la “cadena de comando mayor” de Hezbolá se encontraba operando desde Dahieh, un suburbio en el sur de la capital libanesa y que es un bastión del grupo armado.
No solo el líder fue el liquidado
Israel aseguró el domingo que al menos 20 otros altos dirigentes de la organización murieron junto con Nasrallah, incluyendo el comandante del frente norte de Hezbolá y alto miembro de la inteligencia del grupo, Hasán Jalil Yasín.
Otro que también falleció fue Nabil Qaouk, quien era jefe del consejo de seguridad de Hezbolá e integrante de su consejo central. Hezbolá confirmó este deceso, así como el de Ali Karaki, jefe de las fuerzas del sur de la agrupación.
El ejército israelí describió a Qaouk como alguien “cercano a la cúpula” de Hezbolá y lo acusó de estar “directamente involucrado en la promoción de complots terroristas contra el Estado de Israel y sus ciudadanos”.
Según las autoridades de Líbano, durante el ataque terminó con la vida de Nasrallah otras 11 personas murieron, mientras que 108 más fueron heridas.
Sin embargo, el saldo de víctimas ha continuado elevándose, pues los bombardeos israelíes sobre Beirut y el sur del Líbano no han parado a lo largo del fin de semana.
Solo los ataques del sábado dejaron 33 muertos y 195 heridos, de acuerdo con los reportes del Ministerio de Salud libanés.
El primer ministro del país, Najib Mikati, aseguró que el domingo el número de desplazados por culpa de los bombardeos podría alcanzar el millón.
“El número más grande que el país haya visto en su historia”, admitió el mandatario, quien aseguró que las negociaciones para un cese al fuego siguen.
La reacción de Irán
Tras conocerse la noticia, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Nasser Kanaani, dijo que el ataque era un “crimen de guerra” por el que tanto Israel como Estados Unidos tendrán que rendir cuentas.
El comandante adjunto de operaciones de la Fuerza Revolucionaria Quds de Irán, Abás Nilforushan, también murió en el ataque en Beirut, informaron funcionarios iraníes.
La Fuerza Quds es el brazo de operaciones en el extranjero del Cuerpo de la Guardia de la Revolución Islámica de Irán (IRGC), creado a raíz de la revolución de 1979 para defender el sistema islámico del país.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, expresó sus condolencias a los familiares de Nasrallah y dijo que “no quedará sin venganza”.
Más temprano, condenó lo que llamó la matanza de “personas indefensas en Líbano”, y sostuvo que “comprobaban la miopía y políticas ingenuas de los líderes” de Israel.
Aseguró que Israel era “demasiado pequeño para causar daños significativos a las fortificaciones de Hezbolá en Líbano” e instó a “todas las fuerzas de resistencia en la región a apoyar y unirse a Hezbolá”.
Irán decretó cinco días de luto por la muerte de Nasrallah.
Teherán se ha mantenido al margen de las hostilidades entre Israel y Hezbolá, pero la República Islámica corre el riesgo de ver la desarticulación sistemática de su aliado clave en Medio Oriente, señala Frank Gardner, corresponsal de Seguridad de la BBC.
Con la ayuda de la Guardia Revolucionaria de Irán, Nasrallah convirtió lo que era una pequeña milicia local en lo que se podría considerar la fuerza militar no estatal más poderosa del mundo, con un enorme arsenal que todavía posee bajo tierra.
“Sin él y muchos de los altos comandantes recientemente matados por Israel, la organización quedará severamente diezmada, tanto en reputación como en capacidad”, indica Gardner.
Según Hugo Bachega, corresponsal de la BBC en Beirut, todo parecía indicar que Hezbolá no estaba interesado en un gran enfrentamiento con Israel que pudiera resultar en la destrucción de su infraestructura y la muerte de sus líderes clave. Pero eso es lo que pasó y plantea una gran interrogante.
“Existe el temor de que una ampliación del conflicto entre Israel y Hezbolá podría forzar a otros grupos patrocinados por Irán en la región de unirse a Hezbolá en esta lucha”, apuntó el corresponsal.
Bachega coincidió con la opinión de otros analistas de la BBC de que este es un momento muy peligroso en Medio Oriente con consecuencias impredecibles.
Israel informó que este sábado interceptó un misil lanzado por los hutíes desde Yemen hacia el principal aeropuerto del país, adonde estaba llegando Netanyahu tras su visita a Nueva York por la Asamblea General de la ONU.
Ese grupo armado chiita yemení que ha apoyado a Hamás tras los ataques de Israel en Gaza desde octubre pasado confirmó su autoría.
Hamás lamentó el ataque en un comunicado y manifestó su “solidaridad con los hermanos de Hezbolá y la Resistencia Islámica de Líbano”.
En tanto, la oficina del primer ministro de Irak, Mohamed Shia al Sudani, dijo que al matar a Nasrallah, Israel “cruzó todas las líneas rojas”.
“A todos pero no a él”
Los partidarios del líder de Hezbolá reaccionaron con profunda consternación.
Carine Torbey, corresponsal del Servicio Árabe de la BBC, habló con algunos de los desplazados en Ain al Mraiseh, un barrio de Beirut, tras confirmarse la muerte de Nasrallah.
“Muchos no pudieron asimilar la noticia. Algunos se desplomaron en el suelo, otros empezaron a gritar, a correr en todas direcciones y a llorar”, afirmó.
Una de ellas le dijo a la BBC: “Ojalá nos hubieran matado a todos y lo dejaran a él vivo”.
“Cómo podría volver a Dahieh sabiendo que Sayyed (Hassan Nasrallah) ya no está allí”, sostuvo otra de sus partidarias.
La conmoción es enorme, según Torbey. “Nasrallah no era solo el líder más importante para su gran base de seguidores, era un ídolo”, informó la corresponsal.
Pese a todo, quienes se encuentran en el territorio también advierten que el asesinato del líder de Hezbolá, podría provocar fricciones internas. Según Torbey, no todos los libaneses están llorando a Nasrallah.
“Cada vez preocupa más que se produzcan provocaciones en el seno de la sociedad que enfrenten a grupos proHezbolá y antiHezbolá. Este temor parece ampliamente compartido, ya que casi todas las figuras políticas del país han instado a la unidad nacional”, reportó desde Beirut.
En ese contexto, además, se ha visto un amplio despliegue militar mientras miles de civiles de la zona sur de Líbano se desplazaron a la capital en busca de refugio, a la vez que comenzaron a congregarse en las plazas principales de Beirut.
Biden: “Es una medida de justicia”
El presidente de EE.UU., Joe Biden, calificó este sábado la acción de Israel contra Nasrallah como una “medida de justicia para sus numerosas víctimas”. Entre ellas, “miles de estadounidenses, israelíes y civiles libaneses”.
Biden subrayó que EE.UU. “apoya plenamente” el derecho de Israel a defenderse de Hezbolá, Hamás, los hutíes y “cualquier otro grupo terrorista apoyado por Irán”.
El mandatario estadounidense afirmó que ordenó al Pentágono que se refuerce la postura defensiva de sus fuerzas militares en Medio Oriente para “disuadir la agresión”.
Pero Biden no se refirió al plan de alto el fuego de 21 días entre Israel y Hezbolá que él y sus aliados pidieron el miércoles, una iniciativa que ahora parece en ruinas.
Sí señaló que no ha perdido la esperanza de lograr un alto el fuego.
El secretario de Defensa de ese país, Lloyd Austin, dijo que EE.UU. “sigue preparado para proteger a las fuerzas e instalaciones estadounidenses en la región, y comprometido con la defensa de Israel”.
La Unión Europea recomendó este sábado a las aerolíneas suspender sus vuelos tanto en espacio aéreo israelí como libanés.
Análisis de Jeremy Bowen, editor internacional de la BBC
Haber matado a Hassan Nasrallah le reforzará a Israel su creencia de que este es el mayor triunfo contra su gran enemigo.
Movilizaron más soldados, parecen querer acelerar las acciones y hasta podrían estar pensando en una incursión terrestre de Líbano.
La acción de Israel implica una escalada tremenda.
En los últimos 11 meses ha habido un toma y daca de parte de ambos lados, aunque con mucha más contundencia de la parte israelí.
Pero ahora decidieron que arremeterán, y estarán encantados con los resultados porque, contrario a la guerra en Gaza, que no esperaban, Israel ha estado planeando esta guerra desde 2006 y ahora está poniendo esos planes en marcha.
Hezbolá enfrenta grandes desafíos tras la confirmación de la muerte de su líder.
Su cohetes siguieron cayendo otra vez en territorio israelí este sábado, lanzados hacia áreas más al sur, así que están respondiendo, pero este es un período muy incierto y eso es parte del peligro.
La predictibilidad de una guerra de desgaste que continuaba día tras días significaba que la gente sabía dónde estaba. Ahora no se sabe absolutamente nada.
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