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Los documentos de Rubén Darío habrían sido falsificados por un sobrino nieto de Alejandro Bermúdez, exsecretario del poeta. LA PRENSA

“Son falsos”, dice bisnieto de Rubén Darío sobre manuscritos que poseen universidades de Harvard y Arizona

Casi mil documentos del poeta habrían sido falsificados por un pariente de un exsecretario de Rubén Darío y habrían sido vendidos por miles de dólares a las universidades de Harvard y Arizona. Un bisnieto del poeta explica a DOMINGO por qué cree que los manuscritos son falsos.

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Martín Katz Darío es categórico: “Los documentos son falsos”. Cree que la familia Bermúdez contrató a un notario para que escribiera los casi mil textos tratando de asimilar la letra de Rubén Darío. Los Bermúdez son descendientes de Alejandro Bermúdez, un exsecretario del poeta a quien se le señala de haberlo abandonado enfermo en Nueva York poco antes de su muerte.

“La letra es similar en todos los documentos. No es que haya sido alguien de la familia Bermúdez, sino que seguramente le encargaron a algún notario que la letra es similar y le han encargado que escriba los documentos”, dice Katz Darío, bisnieto del poeta Rubén Darío.

Entre los documentos se encuentran cartas inéditas que el poeta habría enviado al general José Santos Zelaya en su época de diplomático. También poemas, una foto firmada para su amada Rosario Murillo, nueve cartas de contenido homosexual al poeta mexicano Amado Nervo, entre otros textos.

Raúl Gerardo Bermúdez Balladares es señalado de ser falsificador de los documentos de Rubén Darío. Foto: TOMADA DE REDES SOCIALES

De este lote, la Universidad de Harvard compró 80 documentos en 2008, mientras que la de Arizona se hizo de otros 900 en 2012. De acuerdo con una investigación del diario ABC, de España, la venta de estos manuscritos pudo haber dejado más de 200,000 dólares de ganancia a los vendedores.

El caso ha generado polémica en la comunidad de literatos de gran parte del mundo. El diario La Nación, de Argentina, le llamó “la posible mayor estafa de la historia de la poesía hispanoamericana”, mientras que el diario ABC de España la tildó como “la mayor falsificación de la historia de la poesía”.

Debido a la polémica desatada y por la falta de peritos creíbles, la Universidad de Harvard confirmó a inicios de este mes al diario La Nación, de Argentina, que había puesto en duda la autenticidad de estos documentos.

“En el caso de varios manuscritos de Rubén Darío de la biblioteca de Harvard, la comunidad académica no ha llegado a un consenso en la afirmación sobre su autenticidad”, dijo Tenzin Dickie, responsable del departamento de comunicación de Harvard al diario argentino.

Dickie señaló también que el lote no ha sido apartado de sus archivos para “garantizar que los usuarios de la biblioteca tengan un conocimiento lo más completo de las colecciones. Hasta que los académicos resuelven el asunto hemos agregado una nota a nuestra ayuda de búsqueda de material, que dice: ‘Se han planteado preocupaciones sobre la autenticidad de algunos de estos documentos’”.

Rubén Darío con su secretario Alejandro Bermúdez. CORTESÍA MARTÍN KATZ

¿Documentos falsos?

Todo empezó en 2008 cuando el nicaragüense Raúl Gerardo Bermúdez Balladares se presentó como nieto de Alejandro Bermúdez, el exsecretario de Rubén Darío, ante varias instituciones académicas ofreciendo el lote de casi mil documentos manuscritos del poeta que supuestamente había heredado de su abuelo, explica en su investigación el diario ABC.

Sin embargo, Bermúdez no era nieto del exsecretario del poeta, sino que era su sobrino-nieto. Es decir, que Raúl Gerardo Bermúdez es nieto de un hermano de Alejandro Bermúdez.

Algunos medios de comunicación han descrito a Bermúdez como un arquitecto, de 45 años, originario de León y cercano al exalcalde sandinista de León, Róger Gurdián.

Martín Katz Darío asegura haber hecho su propia investigación y señala que Bermúdez Balladares vio una oportunidad de venderle los documentos a la Universidad de Harvard en 2008 porque sabía que esa casa de estudios había comprado parte de la biblioteca personal de Darío. “Ahí tomó contacto y le vendió 80 hojas de Darío manuscritas”, comenta.

Lo que Katz Darío todavía no entiende es cómo certificaron la autenticidad de estos documentos. “Los peritos no sé qué vieron. El papel era antiguo. No se puede hacer antiguo. La tinta parecía antigua. La letra toda igual como si la hubiera hecho un notario. No entiendo cómo certificaron la autenticidad. Seguro consultaron a algún dariano, no lo sé, pero yo sí sé que en Washington está el Fondo Juan Ramón Jiménez y ahí está toda la correspondencia de todas las cartas que recibió Juan Ramón de Darío. Es más, en el Fondo está el manuscrito de Cantos de Vida y Esperanza. Es evidente que no lo investigaron”.

Años más tarde y tras su venta exitosa a Harvard, Bermúdez Balladares colocó un nuevo lote de documentos en El Remate, una prestigiosa casa de subastas en Madrid que ofrecía los manuscritos en 130,000 euros. Katz Darío señala que cuando Bermúdez se dio cuenta del interés que había por la Universidad de Arizona, retiró el lote de la casa de subastas y comenzó a negociar directamente con los académicos.

Este es uno de los manuscritos que compró la Universidad de Arizona. Es una carta que habría enviado Rubén Darío al escritor chileno Pedro Balmaceda en 1888. CORTESÍA

A la Universidad de Arizona, Bermúdez le vendió 900 manuscritos en 2012. Ahí se encontraron documentos de la etapa diplomática del poeta, cartas al general José Santos Zelaya, trescientos folios de su obra poética con transcripciones de poemas supuestamente firmados y numerados, incluyendo una versión en inglés del poema Sonatina.

El diario ABC habló con una prima de Bermúdez Balladares, quien sí es nieta del exsecretario de Rubén Darío, y dijo que el error había sido de las universidades que compraron el material a su primo. “Si usted compra un material que consta de mil páginas que se considera que son auténticas, como comprador debería contratar a un experto y mandar a analizar el material. Cuando una persona del mundo académico se encuentra ante semejante material, corre el riesgo de dejarse llevar por el descubrimiento”, dijo.

Cartas homosexuales

En ese lote que Bermúdez Balladares le vendió a la Universidad de Arizona también estaba lo que para Katz Darío fue lo más atractivo que vieron los académicos de esa casa de estudios, que son las polémicas cartas íntimas de Rubén Darío dirigidas a Amado Nervo.

“En este caso, querían tener esa novedad para que el mundo se enterara, que los darianos sepan, que está demostrado en esas cartas que posee Arizona la homosexualidad de Rubén Darío con Amado Nervo. Claramente si dentro de los 900 papeles de Darío no incluían las cartas a Amado Nervo, Arizona no hubiese comprado”, señala Katz Darío.

Una de las cartas tiene fecha del 8 de septiembre de 1908 y firmada en Madrid. El texto dice: “Amado mío de las letras, siempre pendiente de ti. Ojala pluguiera a Dios el poder estar contigo de nuevo … ¿Lo sabes verdad? Si es así… contéstame, por favor, te envío con esta tu pañuelo. Suyo: Rubén Darío”.

Supuesta carta de Rubén Darío a Amado Nervo. ARCHIVO

Otra carta con fecha del 15 de septiembre de 1908 dice: “Sr: Amado Nervo. Gracias al cielo doy por ser tu amigo fiel… e íntimo. Tu invitación sería lo último que yo olvidara… por supuesto que iré. Algo sí te pido… no soy del agrado de tu primo, así que no me dejes a solas con él. Gracias mil: Rubén Darío”.

Al igual que estas hay otras siete cartas en las que pareciera que Rubén Darío sostiene una plática entre enamorados con Amado Nervo. El contenido de estas cartas generó que en 2012 el académico de la Universidad de Arizona, Alberto Acereda, publicara un artículo llamado Nuestro más profundo y sublime secreto: los amores transgresores entre Rubén Darío y Amado Nervo. En ese texto Acereda propone que toda la obra de ambos poetas sea vista desde la homosexualidad. Algunos escritores e historiadores criticaron esto.

El historiador Jorge Eduardo Arellano, quien es citado por el diario ABC, dijo que se trataba de un “disparate” dudar de la “heterosexualidad erótica” de Rubén Darío, mientras que el escritor Sergio Ramírez dudó de la autenticidad de esas cartas en un artículo de opinión publicado en La Prensa en 2012.

“Estas cartas no han sido encontradas en el archivo de Nervo, el destinatario, sino en el del remitente, lo que quiere decir que Darío, más descuidado aún, sacó copia de ellas, y temerario, las guardó, él, el más tímido de los mortales, para que la posteridad supiera de su condición de homosexual”, ironizó Ramírez.

Martín Katz Darío señala que a raíz del artículo de Araceda es que se empezó a hablar si las cartas eran reales o no porque para muchos resultó una falacia que Rubén Darío y Nervo hayan tenido una relación homosexual. “Es como si a (Federico García) Lorca le encontraran un amor de una porteña cuando vino a Buenos Aires y haya cartas eróticas. A Lorca no le gustaban las mujeres y a Darío no le gustaban los hombres”, dice Katz de su bisabuelo.

Supuesta carta enviada por Darío a Amado Nervo. ARCHIVO

Incongruencias

Entre el archivo que compró la Universidad de Arizona se encuentran 62 poemas y 54 cartas escritas a mano por el mismo Rubén Darío y que él mismo habría enviado a otras personas. Lo que resulta inexplicable es: ¿cómo estas cartas, siendo Darío el remitente, aparecieron en su archivo y no en los archivos de los destinatarios?

Entre las cartas, Katz Darío señala que hay varias enviadas al escritor chileno Pedro Balmaceda con fecha de 1888 y firmadas por Rubén Darío en Valparaíso, año en que efectivamente el poeta estaba en esa ciudad.

“Estamos hablando que Darío le escribió a Pedro Balmaceda que estaba en Santiago de Chile, y Darío en Valparaiso, a unas horas no más. Son más o menos unas ocho cartas en más o menos un mes y medio”, critica Katz Darío e insiste en que cómo es posible que las cartas no hayan sido encontradas en el archivo de Balmaceda.

LEA TAMBIÉN: La otra Rosario Murillo

Darío se fue de Chile en febrero de 1889 y Pedro Balmaceda murió en julio de ese mismo año, mientras que su padre, el presidente José Manuel Balmaceda se suicidó en 1891 en el final de una guerra civil en donde se quemó la casa presidencial chilena y se perdieron varios archivos de su hijo Pedro. En todo caso, señala Katz, las cartas de Darío se habrían perdido en ese suceso.

“¿Cómo (Rubén Darío) pudo obtener esas cartas si Pedro fallece en julio de 1889 y el presidente Balmaceda se suicida en 1891 y sus archivos y el mobiliario de la Casa de la Moneda fue destruido? ¿De dónde sacó las nueve cartas?”, insiste.    

También hay 52 cartas que Rubén Darío le escribió al general José Santos Zelaya en su época de diplomático en España. “¿Acaso se las pidió de regreso?”, pregunta Katz Darío.

En ese mismo archivo se encuentra una foto firmada por Rubén Darío y enviada a Rosario Murillo que dice: “Para Rosario Murillo, mi amada y siempre recordada garza morena, mi único y gran amor. Rubén Darío. Valparaiso, Chile. 1888”.

Pero Katz asegura que esa foto no es de 1888, sino de 1891, cuando su bisabuelo ya estaba casado con su bisabuela Rafaela Contreras.

Foto de Rubén Darío con una firma suya enviada a Rosario Murillo. CORTESÍA MARTÍN KATZ

Siempre se supo que Rosario Murillo era el gran amor de Rubén Darío, e incluso cuando falleció Contreras en El Salvador, en 1892, la misma Contreras le dejó un escrito a Darío en donde le decía que se fuera a casar con Murillo porque él no podía estar solo.

Katz tiene la hipótesis de que el falsificador usó la fecha de 1888 para que fuera creíble que Rubén Darío mandaba esa foto a su amada desde Valparaiso, en donde se encontraba el poeta ese año en que publicó su libro Azul.

El bisnieto del poeta considera que el principal problema fue que las pruebas periciales de Harvard y Arizona no fueron determinantes y tampoco profesionales. “Había que detectar la tinta de cuándo es. No el papel, porque el papel antiguo se puede comprar perfectamente, pero la tinta es más difícil”, señala.

Además, Katz Darío conoce que la Universidad Complutense de Madrid tiene un archivo de más de cuatro mil documentos personales de su bisabuelo, además del archivo de Juan Ramón Jiménez que está en Washington, en donde hay manuscritos de Rubén Darío con los que se podían cotejar los que estaba vendiendo Bermúdez Balladares.

Otra cosa que hace sospechar a Katz es que en las cartas están fechadas desde 1888 hasta 1908, es decir, documentos de veinte años. En todas, la letra es igual.

Esto mismo lo advirtió Sergio Ramírez a La Nación a inicios de junio de este año cuando dijo que los documentos se trataban de “la obra de un falsificador sin imaginación, que busca imitar la caligrafía de Darío, de sobra conocida, pero no advierte que entonces cuando se usaba tintero, plumilla de acero y secante, no se podía escribir sin borrones ni tachaduras” y desestimando “la letra cambiante de una persona que responde a estados de ánimo, angustias de las que Darío vivía lleno, por su calamitosa condición económica y la hiperestesia por su tendencia al alcoholismo”.

La ascendencia de Martín Katz Darío

Martin Katz Darío es uno de los nueve bisnietos de la rama de Rafaela Contreras, la primera esposa de Rubén Darío. El 11 de noviembre de 1891 nació el primer hijo del poeta llamado Rubén Álvaro Darío Contreras.

En diciembre de 1892, Conteras fallece en El Salvador mientras que Rubén Darío se encontraba en León. Contreras le dejó una carta al poeta en la que decía: “Rubén, en caso que yo muera quiero que mi hijo lo crie mi hermana y te cases con Rosario porque tú no puedes estar solo”. Meses después, Rubén Darío se casó con Rosario Murillo, su garza morena.

La hermana de Rafaela era Julia Contreras, quien estaba casada con un hombre de fortuna llamado Ricardo Trigueros. El matrimonio crio a Rubén Álvaro Darío Contreras, pero con la condición de que hasta que cumpliera 18 años le dirían quiénes eran sus verdaderos padres.

El niño se educó en los mejores colegios de Centroamérica. Llegó a hablar cinco idiomas y era concertista de piano. Cuando cumplió los 18 años le dijeron que su padre era Rubén Darío. En 1910, Rubén Álvaro llegó al hotel Colón de Barcelona para encontrarse con su padre biológico y en los siguientes seis años se seguiría viendo con él hasta la muerte del poeta en 1916.

En esta imagen, que corresponde al año en que murió Darío, 1916, aparecen Rubén Darío Contreras, hijo del poeta con Rafaela Contreras; a la izquierda, su esposa, Eloisa Basualdo y, a la derecha, Rosario Murillo. FOTO/ ARCHIVO

Darío Contreras, por su parte, conoció a su medio hermano Rubén Darío Sánchez en 1913. Este era conocido como Güicho y era hijo del poeta con la española Francisca Sánchez.

Poco antes de la muerte del poeta, este se reunió con Darío Contreras en Guatemala y le dijo que no podía dejarle mucho en herencia porque él tenía los medios para sobrevivir, mientras que a su otro hijo Güicho le dejó los derechos literarios de sus obras y una casa en León que le había dejado su madre adoptiva Bernarda Sarmiento.

Según Katz, lo que el poeta sí le dejó a Darío Contreras fueron contactos para que él pudiera hacer su vida en Argentina. Llegó a ese país meses después de la muerte de Rubén Darío y se casó con Eloísa Regina Basualdo, y tuvieron tres hijos: Stella Teresa Darío de Katz, Eloísa Virginia Darío de Schleh y Rubén Ricardo Darío.

Martín Katz Darío es hijo de la primera, Stella Teresa Darío de Katz.

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COMENTARIOS

  1. Hace 7 meses

    Esa carta fechada 15 de Septiembre de 1908 se ve a la legua que no fue escrita por Ruben Darío. ¿Como un intelectual de la talla de Darío no va a saber que el uso de dos puntos despues de la abreviatura Sr. es un pecado capital gramatical. Los dos puntos sí pueden escribirse después de una abreviatura, aunque en algunos casos dependerá del tipo de abreviatura. Por ejemplo, las de tratamiento nunca se usan junto a los dos puntos porque siempre acompañan a un nombre propio.

  2. Hace 7 meses

    Actualmente es posible imitar voces y falsificar documentos con la asistencia de AI (Inteligencia Artificial). Hace un mes, un prestamista publicó un anuncio “De que en tal fecha la Mansion Graceland se va a subastar.” El prestamista argumentaba de que la finada Lisa Marie Presley, hija de Elvis Presley, había firmado un pagaré poniendo la mansion como garantía. La nieta de Elvis o sea la hija de Lisa Marie fue a los tribunales y detuvo la subasta de la mansion alegando de que las firmas del notario y la de su madre habían sido falsificadas. Las firmas lucían identicas pero eran falsas. El juez estuvo de acuerdo y detuvo la subasta.

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