En medio de las críticas por la falta de eficacia de las sanciones impuestas por al comunidad internacional, para frenar las violaciones a los derechos humanos que sigue cometiendo la dictadura de Daniel Ortega, la agencia calificadora Moody’s reconoció que sus esfuerzos del régimen para mitigar los efectos de las sanciones, le permitieron alcanzar niveles récord de reservas, con los que se puede financiar hasta 2026. Por esto, le mejoró la calificación crediticia a Nicaragua de B3 a B2 y le mantuvo la perspectiva estable, a pesar del alto nivel de corrupción; y advirtió que la economía enfrenta riesgos, especialmente políticos.
El reporte de la agencia aclara que hasta ahora el acceso al crédito oficial externo no se ha visto “materialmente limitado” por efecto de las sanciones existentes, pero de concretarse este suspensión, el colchón financiero le garantizaría al régimen el financiamiento estatal hasta 2026. Además, dice que, la calificación B2 también tiene en cuenta la debilidad de las instituciones, y la elevada susceptibilidad a los riesgos, en particular los riesgos políticos y el debilitado Estado de derecho.
Según Moody’s como resultado de los esfuerzos concertados de las autoridades para mitigar los desafíos de las sanciones internacionales, “el perfil crediticio del país se ha fortalecido estructuralmente”, debido a la acumulación de importantes reservas fiscales y externas por encima de las expectativas previas.
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Moody’s cree que China compensaría
“Aunque las sanciones limitan las opciones de financiación exterior del Estado y plantean riesgos a la baja para la actividad económica en caso de que interrumpan los flujos de inversión, los superávit fiscales y por cuenta corriente, junto con los esfuerzos para atraer financiación e inversiones chinas, mejoran la resistencia de la economía frente a posibles perturbaciones en comparación con la evaluación anterior de Moody’s”, dice el comunicado emitido por la calificadora.
Moody’s considera que la firma e implementación de acuerdos comerciales, especialmente el TLC con China que entró en vigor en enero de 2024, “tiene potencial para impulsar los flujos de inversión y alterar favorablemente la estructura de los mercados de exportación de Nicaragua hacia otra gran economía con amplia demanda de sus productos de exportación”.
Esto garantizaría que la economía resista posibles interrupciones en los flujos comerciales y financieros de los países occidentales. Ya que actualmente la mitad de las exportaciones van al mercado estadounidense y cerca del 25 por ciento a Centroamérica, Panamá y República Dominicana, todo, bajo las condiciones del DR-Cafta. Sin embargo, Moody’s advierte que esta diversificación se concretaría de forma gradual.
Colchón financiero financiaría hasta 2026
Moody’s detalla que hasta 2023 el acceso al crédito externo no se ha visto materialmente limitado por la Ley Nicaragüense de Condicionalidad de las Inversiones (NICA) y la Ley Renacer, aunque Estados Unidos ha aumentado el número de personas sancionadas en Nicaragua y ha reforzado la aplicación de las sanciones existentes.
“Moody’s estima que en un escenario adverso en el que los flujos de financiamiento hacia Nicaragua se detuvieran por completo, las actuales reservas fiscales cubrirían las necesidades brutas de financiamiento del Estado hasta 2026”, dijo la calificadora.
La estabilidad financiera que Ortega tiene garantizada hasta 2026 la adquirió con la acumulación de reservas internacionales y fiscales, junto a los buenos resultados presupuestarios. Para Moody’s esto es especialmente importante para la solvencia del Estado en el contexto de las sanciones vigentes, que podrían interrumpir los flujos de financiación y comercial.
“El colchón de reservas internacionales, combinado con el colchón de reservas fiscales, ayuda a mitigar los riesgos de posibles perturbaciones, al tiempo que otorga a las autoridades un alto nivel de flexibilidad política”, dice el comunicado de Moody’s.
Remesas provocan superávit en la cuenta corriente
Tras la recuperación post pandemia, en 2021 el Producto Interno Bruto (PIB) creció 10.3 por ciento y desde entonces ha seguido creciendo en un rango de entre 3.5 y 4 por ciento, es decir, por encima de las proyecciones iniciales que hizo Moody’s, que eran de entre 2 y 3 por ciento. La agencia atribuye esta mayor expansión al aumento sustancial de las remesas que desde 2021, se han más que duplicado. En 2018 representaban el 13 por ciento del PIB y al final del 2023 pasaron a representar el 27 por ciento.
“Las grandes entradas de remesas han llevado a una crisis estructural. Las entradas de divisas procedentes de las remesas han hecho que la cuenta corriente vuelva a alcanzar un superávit”, dice el comunicado de Moody’s.
Además, detalla que la contribución de la entrada sostenida de Inversión Extranjera Directa (IED) ha contribuido a una rápida acumulación de Reservas Internacionales Brutas (RIB), por encima de las proyecciones anteriores de Moody’s, de modo que es probable que el colchón de reservas externas alcance el 30 por ciento del PIB para fines de 2024; y las RIB junto a las reservas fiscales mitigan los riesgos que puede enfrentar la economía.
Flujo sostenido de IED eleva las RIB
“El colchón de reservas internacionales, combinado con el colchón de reservas fiscales, ayuda a mitigar los riesgos de posibles shocks y, al mismo tiempo, otorga a las autoridades un alto nivel de flexibilidad en materia de políticas”, dice el comunicado de la calificadora.
Además, atribuye el incremento de la recaudación a los efectos de la reforma fiscal que entró en vigencia en 2019 y a la reducción del gasto. Además, proyecta que esta seguirá creciendo y permitirá seguir engordando el colchón fiscal que en octubre del 2023 alcanzó el 10.2 por ciento del PIB.
“El cambio hacia superávits fiscales desde 2022 ha dado lugar a una acumulación sustancial de activos líquidos depositados en el Banco Central. El saldo financiero del gobierno general pasó de un déficit del 1.6 por ciento del PIB en 2021 a un superávit del 0.8 por ciento en 2022 debido a un aumento de los ingresos fiscales que refleja los efectos persistentes de la reforma tributaria de 2019 y una moderación de los salarios públicos y el gasto social, a pesar de un aumento temporal de los subsidios debido al shock inflacionario”, dice el informe de la calificación.
10.2% del PIB guardado en el BCN
También, que el superávit fiscal se amplió al 1.5 por ciento del PIB en 2023, lo que permitió acumular el 10.2 por ciento del PIB en depósitos en el Banco Central a partir de octubre de 2023. Y pronostica un pequeño superávit fiscal de alrededor del 0.1 por ciento del PIB a nivel del gobierno general en 2024, con posibilidad de resultados más sólidos, dado que las autoridades están nuevamente promulgando medidas para reducir los gastos.
Con respecto a la deuda del gobierno general dice que en 2022 representaba el 45 por ciento del PIB y Moody’s estima que se redujo al 42.4 por ciento del PIB en 2023. Esto ubica a Nicaragua por debajo de la mayoría de sus pares con calificación “B”, a pesar de los múltiples choques que ha enfrentado, incluidas las protestas generalizadas entre 2018 y 2019 que paralizaron la actividad económica y la pandemia de 2020. La proyección de Moody’s es que la deuda siga reduciéndose, que a finales de 2024 represente el 41.2 por ciento del PIB y el 40.7 por ciento en 2025. Esta reducción permitiría guardar más dinero en el Banco Central de Nicaragua (BCN).
Con respecto a la calificación B2 que le otorgó, la Moody’s dice que “tiene en cuenta la debilidad de las instituciones y la alta susceptibilidad al riesgo de eventos, en particular el riesgo político”. También que Nicaragua puntúa por debajo de la media de los soberanos con calificación B en todas las categorías de los Indicadores de Gobernanza Mundial, excepto en estabilidad política, que se está recuperando tras las protestas de 2018-2019. Y señala entre las grandes debilidades la ausencia de pesos y contrapesos que debilitan el Estado de derecho, el poco manejo de la corrupción y el poco respecto a la propiedad privada.
Moody’s señala debilidades
“Una debilidad particular del perfil institucional de Nicaragua tiene que ver con el Estado de derecho y el control de la corrupción, donde se ubica entre los más bajos calificados por Moody’s. La falta de un sistema creíble de controles y equilibrios políticos que fomente el debate político y obstaculice la voz y la rendición de cuentas, y una percepción disminuida de que las instituciones del país defienden el respeto por los contratos y la propiedad privada y otorgan seguridad a las inversiones, pesan sobre las instituciones y la fortaleza de la gobernanza de Nicaragua.
El informe advierte que la alta susceptibilidad a riesgos es un reflejo de los persistentes riesgos políticos internos y de la continua amenaza de sanciones más estrictas que podrían detener el flujo de capitales hacia y desde Nicaragua. “Aunque la acumulación de grandes reservas mitiga parcialmente este riesgo, no lo compensa totalmente, limitando el perfil crediticio de Nicaragua… La pequeña escala de la economía también limita la fortaleza económica del soberano, a pesar de la mejora de las perspectivas de crecimiento”.
Finalmente, con respecto a la perspectiva estable Moody’s dice que refleja que los riesgos al alza y a la baja para el perfil crediticio de Nicaragua se mantienen equilibrados. “Sin embargo, las tensiones políticas internas y externas aumentan el riesgo de que se impongan sanciones más severas al país, lo que podría poner en peligro los flujos comerciales y financieros y provocar perturbaciones económicas que podrían afectar a la economía”, pero admite que este proceso será gradual.