La necesidad y urgencia de encontrar refugio para preservar su vida llevó a Josselin Nazareth Montes González, originaria de Chinandega, a abandonar Nicaragua el 11 de diciembre de 2018. Se despidió en ese momento de su ciudad, en medio de nostalgia y dolor, porque sabía que ni siquiera podría regresar en un futuro cercano porque la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, que gobierna con mano dura la nación, le imputa delitos comunes.
“Yo me exilié por primer país, en Panamá, salí por las acusaciones falsas y nefastas del régimen orteguista que me acusaba de intento de asesinato contra el secretario político y la alcaldesa de Chinandega, y también de intentar quemar la Alcaldía de esa ciudad. Acusaciones falsas porque así opera la dictadura nefasta. Eso me hace salir y abandonar mi país, abandonar todo y exiliarme primero en Panamá y después Colombia. En ambos países solicité un estatus para poderme quedar”, contó Montes a LA PRENSA.
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Montes, de 34 años, es una periodista nicaragüense que trabajó como corresponsal en Chinandega de Canal 10. En entrevista con este Diario se describe como “una mujer de fortaleza, llena de valores, soy una mujer fuerte que no se rinde”.
Apuntó que todo lo que le ha tocado vivir la ha llevado a reafirmar su valentía y fe: “Yo le pido a Dios que me permita ver una liberación de mi patria amada, una libertad, así como yo la tuve, ver a mi país libre”.
“No vine a este país en busca del sueño americano”
Montes explicó que una vez que llegó al país canalero solicitó un amparo el refugio, sin embargo, hasta el día de hoy “yo no tengo respuesta”, lo que la movió a intentarlo en Colombia donde “solicité una visa de trabajo y tampoco se me dio la oportunidad”.
De Panamá a Colombia, Montes cruzó de manera irregular vía marítima atravesando el Mar Caribe para llegar a Cartagena. En suelo colombiano vivió ocho meses con la esperanza de obtener un estatus legal y quedarse ahí, pero no se lo dieron. Al verse desamparada, se vio en la necesidad de emprender la travesía migratoria de manera irregular a Estados Unidos.
“Yo siempre digo que a este país no vine en busca del sueño americano, vine en busca de refugio para salvaguardar mi vida, en los dos países anteriores eso busqué, preservar mi vida. Soy una mujer tan fuerte, y ahora más, nunca tuve temor, a mí me decían que no hiciera la travesía a EE. UU., pero lo hice de la mano de Dios”, relató Montes.
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De Colombia a Panamá retornó de manera irregular en noviembre de 2023, y aunque aclaró que no le tocó atravesar la temida selva del Darién, “en el camino venía con muchos hermanos venezolanos, haciendo ese trayecto desde Colombia hasta EE. UU. Bordeamos la selva, no nos adentramos en ella”, y seguidamente cruzaron a Costa a Rica para seguir su recorrido por Nicaragua donde pisó el territorio el 11 de diciembre de 2022.
“Entré por la frontera pájaro negro —conocido así por los migrantes en el sector de Las Tablillas— siendo una ciudadana nicaragüense de manera irregular y salí (el 12 de diciembre) en esas mismas condiciones por la frontera con Honduras, por todo el temor a la dictadura nefasta de los Ortega-Murillo que podía detenerme, encarcelarme, torturarme”, compartió la nicaragüense.
Para poder llegar a su destino, Montes cruzó los demás países de forma irregular hasta llegar a EE.UU. y entregarse a las autoridades estadounidenses por la frontera del río Bravo, en Texas, el 5 de enero de 2023.
“Vine a este país para exponer mi caso y pedir asilo, algo que no tenía derecho por la deportación. Quedé detenida en la nevera por cuatro días y después salí con un I-220 B, que es una orden de deportación, salí bajo una orden de supervisión, con la que me podían monitorear por el celular, cuando la medida se cancela, me ponen un grillete electrónico en mi pie derecho, lo porté aproximadamente dos meses y medio”, refirió la nicaragüense.

En ese período, Montes estuvo en libertad e intentó hacer un proceso para someter su caso de asilo.
“Yo estaba libre, pero no tenía permiso de trabajo, yo entré irregular, pero estaba cumpliendo con mis citas, no podía trabajar, tenía el grillete, tenía un perímetro para salir, horas, toque de queda, en cualquier momento me iban a detener y me tenía que presentar ante un juez”, describió.
Diez meses bajo custodia de ICE
El 18 de abril del 2023, Montes asistió a la cita migratoria, y desde ese día quedó retenida por Servicio de Inmigración y Aduanas de EE. UU. (ICE por sus siglas en inglés) para enfrentar su proceso de deportación. Desde esa fecha hasta el 9 de febrero de este año estuvo bajo custodia en el Centro de Transición de Broward, en Pompano Beach, Miami, Florida, y posteriormente fue trasladada al Centro de Detención Stewart, en Georgia, de donde salió en libertad el 23 de febrero de 2024.
Al consultarle qué sintió cuando quedó retenida, Montes expresó que “siempre he dicho que la libertad no tiene precio, fue un cambio drástico, de ser una persona libre y venir en busca de una oportunidad, a saber que voy a enfrentar un caso difícil, pero no imposible, como dicen los nicas ‘se me vino el mundo encima’ y aunque lo acepté, tenía mucha incertidumbre, miedo, temor que me dijeran que me iban a deportar”.
Con ese temor le tocó vivir días y noches en las cuatro paredes de la celda que compartía con tres mujeres más, según contó. Todos los días, narra la periodista, se despertaba a las 6:00 de la mañana, tenían dos horarios de recreación, uno por la mañana y el otro por la tarde, e incluso pasó tres meses sin tomar el sol en el centro de detención.
“Pude pedir la palabra al juez de migración y le expresé que si él hacía una sentencia en mi contra yo iba a perder mi vida, y ahora gracias a Dios gozo de esa libertad porque pude demostrar el miedo razonable con pruebas”, recalcó Montes.
La nicaragüense calificó el proceso como “muy largo” y explicó que se dio en consecuencia a que “yo tenía una deportación por una visa estadounidense que me fue emitida en 2014 por la Embajada de EE. UU. en Managua y con la que yo venía a este país a hacer turismo, pero en el 2016 me cancelaron la visa y me hacen una deportación a Nicaragua”.

Dos años después, con el estallido social que desencadenó en una crisis sociopolítica y de derechos humanos por la brutal represión que ejecutó la dictadura orteguista en el territorio nacional, Montes se involucró “como ciudadana nicaragüense a las protestas antigubernamentales” a tal punto que es fundadora de la Brigada Médica Álvaro Conrado en Chinandega. En ese momento estudiaba su primer año de docencia en la UNAN-León, carrera que le fue cancelada “por mi participación en la lucha cívica”.
Compartió que el proceso migratorio que vivió “me ha enseñado mucho, mucha experiencia con las leyes migratorias, lo que es el asilo, pasé por la escuela también en este período que estuve en detención. Estoy agradecida con las autoridades de este país porque me permitieron exponer la verdad y el miedo, a mi abogado defensor Osley Sallent, al director de la Defensoría, Pablo Cuevas, y a todos porque salí en victoria por la gracia de Dios”.

Montes confesó que en un momento le llegó a decir a su abogado que “no iba a apelar porque ya no podía, las fuerzas no me daban para estar detenida, no quería hacer apelación porque iba a ser otro año detenida, y le dije ‘que se haga la voluntad de Dios, si me quedo en este país Dios es bueno, si me retornan a Nicaragua Dios es bueno, y si la dictadura acaba con mi vida Dios es bueno'”.
El 9 de febrero, cuando el juez de migración leyó la sentencia del caso Montes, ella no asistió, solo estaba presente su abogado.
“Yo no me presenté, yo recibí la mejor noticia a mis 34 años. Fue bajo detención migratoria donde mi abogado me llama y me dice ‘ganamos’, perdí el control, no me lo creía, fue algo que me impactó tanto, lloré, mis compañeras me abrazaban y me decían que me lo merecía”, detalló.

Quiere estudiar curso de paralegal
Ahora que Montes se encuentra en libertad buscará tramitar los documentos que le permiten quedarse en suelo norteamericano, como permiso de trabajo, número de seguro social y una licencia de conducir.
“Por ahora estoy tratando de reivindicarme hasta ver el sol, saborear la libertad. Quiero tratar de organizarme, quiero estudiar el idioma, quiero sacar un curso de paralegal en este país, hay mucha decadencia en los centros migratorios de información, falta de abogados de migración por los costos, y tratar de ayudar a quien lo requiera. Y si se da la oportunidad de hacer lo mío, yo feliz de la vida hacer periodismo del lado correcto de la historia de Nicaragua”, reveló Montes.

El 22 de marzo, Montes debe asistir a una cita con ICE para que “me den la cita de un año que dan para hacer la gestión de los documentos que me permiten. Quedar detenida ya no, te lo puedo asegurar, estoy bajo una orden de supervisión aún, aunque haya una decisión de una corte”.