Amistad. Carlos Guadamuz y Daniel Ortega se conocieron en el barrio capitalino San Antonio cuando ambos eran niños. Ahí inició lo que Guadamuz llamaba una “amistad de sangre”. A los 15 años se unieron a la Juventud Patriótica Nicaragüense y juntos cayeron presos por primera vez, el 21 de enero de 1960, acusados de incendiar vehículos estatales y atacar instalaciones del Gobierno. Ya libres continuaron participando en acciones contra Somoza y en 1969 volvieron a encontrarse en prisión, donde Ortega se encontraba desde 1967. En 1974 fueron liberados y enviados a Cuba, luego de que un comandando sandinista asaltara la casa de José María Castillo y tomara como rehenes a connotados somocistas. Más tarde ambos serían parte del gobierno sandinista, Ortega como presidente y Guadamuz como director de Radio Nicaragua.
Avión. Disfrazado de mujer, con tacones y un vestido negro, en 1969 intentó desviar un avión por su propia cuenta. La aeronave salió de Managua rumbo a Bluefields y Guadamuz quería que lo llevaran a Cuba. Con una pistolita de cañón corto entró a la cabina del piloto y, casi logra su cometido, de no ser porque volvió al corredor para gritar ¡Viva el Frente Sandinista! e informar la nueva ruta de vuelo. En el avión viajaba un par de oficiales de la Guardia Nacional y Guadamuz acabó inmovilizado y con un balazo en una pierna. Luego de darle una golpiza, los pasajeros le quitaron toda su indumentaria femenina y lo amarraron. Así fue a dar a La Modelo, donde se reencontró con su amigo Daniel Ortega.
Traición. La dupla Ortega-Guadamuz funcionó de maravilla durante toda la década de los ochenta y parte de los años noventa. Guadamuz era la voz del Frente Sandinista y solo rendía cuentas a Ortega, quien se mostraba permisivo e incondicional, por más que le pusieran quejas sobre las cosas que su amigo decía en la radio. El fin de la “amistad de “sangre” llegó en 1996, cuando Guadamuz quiso hacer carrera política. Ese año fue candidato a alcalde de Managua y perdió las elecciones ante el liberal Roberto Cedeño. Guadamuz atribuyó su derrota a la participación de Herty Lewites, candidato por el movimiento Sol, quien se quedó con un considerable porcentaje del voto sandinista. Para él, la presencia de Lewites en la contienda era una incitación al voto cruzado y claramente una traición nacida de los celos de liderazgo de Ortega. Una vez rota la amistad, empezó la caída en desgracia de Guadamuz.
Radio Ya. De la estatal Radio Nicaragua salieron los equipos con los que inició Radio Ya. El propio Carlos Guadamuz se encargó de dirigir el saqueo tras la derrota del Frente Sandinista en las elecciones de 1990. Después inscribió todo a su nombre, alegando que era a él a quien le caería “el cargo de ladrón”. Durante nueve años continuó lanzando diatribas incendiarias desde las instalaciones de la emisora, incluso contra su otrora íntimo amigo, acusándolo de abusos sexuales a su propia familia. Así fue hasta que una confabulación entre el gobierno de Arnoldo Alemán y el Frente Sandinista le arrebató todo. Con la excusa de prestaciones sociales no pagadas, el 22 de diciembre de 1999 lo sacaron por la fuerza de las instalaciones de Radio Ya y Telcor le quitó sus frecuencias. Ese mismo día el partido lo inhibió como candidato a alcalde en las elecciones de 2000 y finalmente lo expulsó.
Apodo. Lo llamaban “El Loco Guadamuz” por supuestamente padecer ciertos problemas de salud mental. Él negaba los señalamientos y, como prueba de que su cabeza estaba en óptimo estado, mencionaba su éxito como director de Radio Nicaragua y Radio Ya, a las que llevó al primer lugar nacional. Sin embargo, sí reconoció que estuvo interno en el Hospital Psiquiátrico a consecuencia de las torturas recibidas en la cárcel, cuenta el reportaje “¿Quién mató a Guadamuz?”, publicado por Magazine en 2016.
Años más tarde, el político sandinista Dionisio Marenco relató en entrevista con LA PRENSA que una vez, en Cuba, Guadamuz encerró a Humberto Ortega y Oscar Turcios y, armado con un machete, no los dejó salir del cuarto por cuatro horas. “Lo tuvieron que meter al hospital”, dijo Marenco, quien tuvo fuertes enfrentamientos verbales con Guadamuz y fue uno de los sospechosos tras su asesinato.
Camaleónico. Después de ser expulsado de su partido y de su radio, Guadamuz aceptó la candidatura a alcalde por el Camino Cristiano, pero apenas obtuvo el 1 por ciento de los votos. En 2001 ingresó al Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y estuvo en el equipo de campaña de Enrique Bolaños Geyer. Pero no consiguió que lo nombraran director de ninguna radio. Más tarde aceptó un empleo su antigua enemiga Radio Corporación, mientras transmitía su programa “Dardos al centro” desde la precaria estación televisiva del Canal de Noticias de Nicaragua (CDNN).
Asesinato. Al mediodía del 10 de febrero de 2004 un hombre que simulaba leer un periódico esperaba a Guadamuz en el estacionamiento del CDNN. Cuando lo vio llegar se acercó a grandes zancadas y después de saludarlo le disparó tres veces, a quemarropa, con un revólver 38 Taurus. Una bala le dio en el hígado, otra en la mano con la que quiso agarrar el periódico y la tercera le entró por la espalda y salió por el cuello. Quedó tendido en un charco de sangre y todavía tuvo fuerzas para ordenarle a su hijo y asistente de 16 años, Selim, que capturara al asesino: “¡Agarra a ese hijueputa!”.
Plato. En su humilde set de grabación, Guadamuz colocaba a sus espaldas un plato pintado con círculos que simulaban el blanco para los dardos. Le tenía especial cariño al utensilio de cerámica porque lo había decorado su hijo menor, Fidel. El día que mataron a su padre, Selim llevaba el plato en un bolso cuando ambos llegaron al estudio de CDNN para grabar el programa. Su reacción inmediata tras el ataque fue golpear al tirador en la cabeza con el bolso que cargaba. Aturdido por el golpe, el asesino huyó de la escena seguido de cerca por el adolescente, quien terminó dándole alcance. De no haber sido por eso, el crimen habría permanecido en el más absoluto misterio.
Sospechosos. El gatillero que ejecutó el crimen resultó ser William Hurtado García, exsubalterno de Lenín Cerna en la Dirección General de la Seguridad del Estado. Sin embargo, la opinión pública dirigió su dedo acusatorio hacia tres connotados sandinistas como posibles autores intelectuales: Lenín Cerna, Dionisio Marenco y Daniel Ortega.
El reverendo evangélico Miguel Ángel Casco recordó que en 1999 Marenco había expresado unas supuestas amenazas de muerte contra Guadamuz. Mientras que, pocos días después del crimen, Lenín Cerna declaró públicamente: “El señor Guadamuz es un traidor. Eso es lo que fue todo el tiempo. Creo que si hubo un error de parte nuestra (del Frente Sandinista), y particularmente del comandante Daniel Ortega, fue haber tolerado tanto tiempo su presencia”.
Secretos. Para la viuda de Guadamuz, su esposo poseía demasiada información que habría hecho mucho daño a la cúpula sandinista. E incluso estaba escribiendo un libro que dejó a la mitad. Con su muerte, se beneficiaron las personas a quienes no les convenía la publicación de un texto de esa naturaleza. El 20 de febrero de 2005 William Hurtado García se declaró culpable y fue condenado a 21 años de prisión, de los que solo cumplió 4. Le otorgaron el régimen de convivencia familiar en nombre de unos supuestos padecimientos médicos que parecían tenerlo al borde de la tumba. Pero pocas semanas después circularon unas fotos en las que el “moribundo” aparecía bailando alegremente en una fiesta familiar.