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Diez datos sobre Marvin Vargas, el primer preso político de Ortega

Seis años antes de que estallaran las protestas contra el régimen de Daniel Ortega, en Nicaragua ya había un preso político. Fue Marvin Vargas, un hombre que en los ochenta defendió al sandinismo con su vida y que hoy sigue pagando el precio de haberse rebelado.

Cachorro. A Marvin Vargas se le conoce como “el Cachorro” por sus años en el Servicio Militar Patriótico (SMP). En 1987, con 16 años, dos menos de la edad obligatoria, se integró voluntariamente a las filas del SMP. Participó, entre otros combates, en la Danto 88, la más grande operación militar del Ejército Popular Sandinista (EPS) en la guerra con la Contrarrevolución. A los jóvenes del SMP se les llamaba “cachorros de Sandino”, de ahí el sobrenombre. 

Protestas. Al terminar la guerra, el “Cachorro” fue voceador en tramos del mercado Oriental y después trabajó como chofer. Sin embargo, tras el regreso de Daniel Ortega al poder, en 2007, se asoció con otros excachorros para formar la Fundación de Veteranos de Guerra del Servicio Militar Patriótico. Todo funcionó bien en los primeros años, pero nunca lograron reunirse personalmente con Ortega para exponer sus demandas y se enojaron mucho cuando este firmó acuerdos con otros grupos de desmovilizados. Entonces recurrieron a la protesta. Liderados por Vargas, en marzo de 2011, pusieron champas y hamacas en los predios de la catedral de Managua y junto a la Avenida Bolívar. Doce años después Vargas sigue pagando con cárcel aquel acto de rebeldía. 

Terrorista. El domingo 8 de mayo de 2011 a su casa llegaron a buscarlo 10 patrullas con 40 o 50 oficiales, sin una orden judicial. Lo hallaron en la casa de un vecino y entraron a capturarlo, sin orden de allanamiento. Lo golpearon y le quebraron la nariz y la clavícula. Un oficial que parecía estar al mando dijo que se lo llevaban por ser un “terrorista” que tenía “armas para atacar al presidente”. 

Estafa. A pesar de que el agente dijo llevárselo por “terrorista”, lo acusaron por estafa. Según el expediente judicial, un hombre llamado Juan Carlos Canales lo acusó de estafarlo con tres mil dólares en un negocio de cambio de moneda que organizaron juntos. Sin embargo, familiares de Vargas fueron a buscar al supuesto socio con la dirección que aparecía en el expediente y no encontraron a nadie que respondiera a ese nombre. Aunque la acusación fue por estafa y no por estafa agravada, al Cachorro no le permitieron solucionar el problema pagando la suma adeudada, como la ley lo contempla. 

Órdenes de libertad. Desde su captura, Marvin Vargas ha sido beneficiado con al menos cuatro órdenes de libertad que no se han acatado. Dos en 2011, poco después de ser apresado; la tercera en 2015, cuando un juez le concedió libertad condicional; la cuarta en noviembre de 2016, cuando terminó de cumplir su condena por el delito de estafa que le imputaron. 

Más cárcel. Con orden de libertad, pero preso, en mayo de 2017 enfrentó otra acusación. Días antes en “La Modelo” le habían ofrecido una extraña concesión: permitirle una visita conyugal. El resultado fue que le abrieron un nuevo proceso, ahora por “tráfico de estupefacientes”, acusándolo de haber recibido drogas (cocaína y marihuana) llevadas por su esposa para comercializarlas en el penal. Cuando lo llevaron a juicio, en junio de 2017, fue la última vez que se le vio en público. La condena: 12 años y medio de prisión.

Aislamiento. En la cárcel ha sido sometido a largos períodos de aislamiento en celdas de dos por tres metros, sin iluminación y con dos pequeñas ventanas de barrotes por donde apenas entra aire. Incluso le suspendieron las visitas familiares durante dos años en los que tampoco recibió llamadas ni paquetes. Quienes han tenido la oportunidad de verlo en su confinamiento, aseguran que está perdiendo la razón. Entre otras enfermedades, sufre de hipertensión y, de acuerdo con testimonios de excarcelados políticos, muchas veces los guardias le han negado su medicamento.

Somoza. Su padre, Irene Vargas Peña, fue miembro de la Guardia Nacional durante la dictadura de Anastasio Somoza Debayle. Murió un año antes de que su hijo fuera encarcelado por Ortega. En la familia, Marvin era el único que simpatizaba con la ideología sandinista, pero sus parientes respetaban su elección.

Madre. Juana Herrera González apoyó a su hijo en todo momento. Visitaba organismos de derechos humanos y llegaba al sistema penitenciario abogando por su libertad. Cayó en depresión y aseguró que no volvería a reír mientras su hijo estuviera preso, pero el régimen le negó toda posibilidad de verlo libre. En agosto de 2014 le detectaron cáncer y murió cinco meses después, el 4 de enero de 2015. Sus parientes dijeron que la depresión le había hecho más daño que el cáncer.  

Lista. En la actualidad Marvin Vargas continúa aislado en una celda del sistema penitenciario “La Modelo”, pese a que se le ha incluido en numerosas peticiones de libertad para los presos políticos del régimen. Es el último en la lista de los 39 reos de conciencia que no fueron liberados el 9 de febrero de este año, cuando la dictadura excarceló y despatrió a 222 de sus prisioneros políticos. Sus parientes cercanos solían dar declaraciones a los medios de comunicación, pero desde hace unos años han optado por el silencio. 

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