Ahora todo parece fácil, pero detrás de esa sonrisa constante, de ese entusiasmo sin pausas y esa versatilidad llamativa que Mauricio Dubón despliega cada día desde la alineación de los campeones mundiales Astros de Houston en las Grandes Ligas, hay una admirable historia de lucha, de tenacidad sin límites y confianza inagotable.
“Pienso que la clave es no hacerse la víctima. Siempre habrá obstáculo. Habrá puertas que se cerrarán, oportunidades que no llegan, pero lo esencial es no rendirse, seguir luchando y provocar los cambios”, dice el nativo de San Pedro Sula, Honduras, desde donde se elevó a pesar de mil dificultades para convertirse en un big leaguer.
Dubón tiene 28 años y está en su quinta temporada en las Mayores. Seleccionado por los Medias Rojas en el draft del beisbol amateur del 2013, fue enviado a Milwaukee en 2016. Luego fue transferido a los Gigantes, desde donde aterrizó en los Astros hace un año. Ya ganó una Serie Mundial y firmó un contrato por US$ 1.4 millones.
Es un bateador de .254 en su carrera y ahora registra uno de sus mejores desempeños con un promedio de .279 con cuatro jonrones y 21 remolques, pero más que eso, Dubón es un guerrero. Se ha erigido como un jugador de Grandes Ligas desde un país sin tradición en el beisbol, pero él se ha encargado de abrir el camino al futuro.
El futbol nunca fue opción
“Agradezco todo el apoyo que he recibido de muchos nicaragüenses. No hay cosa más bonita que sentirse apoyado por personas de otro país centroamericano. Así que eso me hace sentir muy contento porque sabés que se aprecia lo que estás haciendo y te anima a tratar de hacerlo mejor cada día”, señala Dubón.
-En Nicaragua aún esperamos por un futbolista que juegue en una de las principales ligas de Europa. Honduras ya nos ganó con un beisbolista en las Grandes Ligas…
“Son cosas que suceden. Eso demuestra que no es imposible, que con trabajo se puede. En Cuba se está jugando futbol, en República Dominicana están jugando futbol, en Honduras se está jugando beisbol. Son cosas que con el tiempo se van a dar. Y hay suficiente talento en Centroamérica para que un montón de esas cosas pasen”.
¿Cómo le ganó el beisbol al futbol entre tus preferencias personales?
En realidad, el beisbol siempre me gustó. Siempre quise jugar beisbol. El futbol nunca fue una opción para mí. Sí lo jugué y era bueno, pero era algo recreacional que iba con mis amigos, lo jugaba, pero nunca sentí que iba a jugar futbol. Así que nunca fue un dilema o algo en lo que tuve que pensar mucho. Era beisbol.
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¿Qué influyó para tener una determinación así por el beisbol en un país de futbol?
No sé cuándo fui por primera vez a un campo de beisbol, pero tengo el recuerdo desde muy niño jugando beisbol. Además, miraba los juegos de Grandes Ligas por televisión y nunca tuve que tomar esto o renunciar a aquello. Era beisbol lo mío. Y me dediqué a jugarlo con mucha pasión hasta desarrollarme de la mejor forma.
¿Y de niño, qué pelotero admirabas?
Como se pasaban muchos juegos de los Yanquis y los Bravos, siempre me gustó ver a Derek Jeter y a Chipper Jones. Esos eran mis dos peloteros favoritos. Me gustaba el entusiasmo con que jugaban, siempre muy dinámicos. Y como uno no sabe cuándo va a ser su último juego en Grandes Ligas, hay que jugar con deseos.
¿Y tenés consciencia de lo que estás haciendo?, digo en términos de impactar a otras personas con tu carrera.
A veces sí, a veces no, pero siempre escucho y trato de ser lo mejor que puedo. Sobre todo escucho consejos de gente que ha pasado por el mismo camino que ahora recorro. No importa del país que sean. Siempre escucho. Y si con tu trabajo podés animar a otros niños u otros jóvenes a jugar, qué bueno. Ojalá así sea.
¿Y cómo fue tu proceso de firma?
Bueno me vieron en Honduras y fui a Nicaragua varias veces y no me firmaron. Y a veces es triste porque uno sabe que hizo un buen trabajo, pero no se da la oportunidad, pero si uno se sigue preparando fuerte, los resultados van a llegar. A veces vas a trabajar y los resultados no llegan, pero si sos consistente, habrá un chance.
¿Entonces te viniste a Estados Unidos?
Sí, una escuela de Sacramento me vio en Honduras y me trajo a Estados Unidos y el equipo que me había rechazado allá me vio y me preguntó que por qué no me habían firmado en Honduras y se me firmó aquí. Quizá Dios tenía una ruta diferente para que yo llegara a las Grandes Ligas y así fue, pero el resultado llegó.
¿Qué piensa un niño cuando es rechazado en el proceso?
Yo tenía unos 13 o 14 años y sé que hay quienes se pueden desanimar, pero yo lo tomé como una motivación para demostrar que estaban equivocados. Recuerdo que mi papá manejaba de San Pedro Sula a Managua y él se enojaba mucho porque no me firmaban, pero yo seguía trabajando duro sin desanimarme.
Ahora estás en las Grandes Ligas y pareciera que todos lo hacés fácil…
(Sonríe) no es fácil. Creo que solo mi familia sabe por todo lo que he pasado para estar aquí. Hay mucho trabajo detrás. El día está cargado de actividades que debemos hacer para estar en capacidad de ofrecer lo mejor en el juego. Es un sacrificio grande. Incluso cuando voy a Honduras no paro de trabajar para mantenerme.
¿Cómo nace tu vínculo con Luis Cano?
Don Luis entrenaba a mi hermano desde chiquito y así lo conocí. Siempre me he dicho que si en Honduras apreciáramos a don Luis como lo aprecian en Nicaragua posiblemente habría más Mauricio Dubón en Honduras. Creo que de sus alumnos fui el más consistente entrenando y esa es la razón por la que estoy aquí.
¿Y la relación persiste?
Sí, claro. Cuando voy a Honduras él es quien me pasa la pelota en las prácticas de bateo. Siempre me está ayudando, me está dando consejos sobre mi juego. Me dice lo que pueden estar pensando los pítcheres para que yo me prepare. Ha sido de mucha ayuda para mí y yo estoy muy agradecido con don Luis. Ha sido muy importante.
¿Te sentís apreciado en Honduras?
Claro, la gente me apoya mucho, me reconoce lo que hago, me dan un apoyo increíble. Gracias a Dios que el beisbol se está viendo más en Honduras y por este medio agradezco el respaldo que siempre me han dado. Y es muy bonito ver a otro hondureño socando con uno en cada juego para que me vaya mejor.
En Nicaragua también se reconoce tu labor…
Yo lo sé. Cuando el Clásico Mundial del Beisbol vinieron varios a verme jugar, creo que fue en un partido contra los Cardenales y los traté bien, hablé con ellos, les regalé boletos y les dije que disfrutaran los juegos porque uno nunca sabe cuando va a ser el último partido. Y ahí fue cuando firmaron al muchachito Duque Hebbert.
¿Cómo ves tu futuro?
Nunca se sabe. Hay cosas que uno no puede controlar y el futuro es una de ellas. Así que lo que toca es jugar duro hoy porque puede ser el último juego. Yo trato de aprovechar todas las oportunidades que se me presentan para mantenerme en este nivel. No es fácil, pero hay que intentarlo cada día con todas las fuerzas.
Estás rodeado de jugadores muy talentosos…
Sin duda. Sé que habrá tiempo para pensar y reflexionar sobre lo que hago, pero agradezco a Dios tener la oportunidad de jugar con un futuro miembro del Salón de la Fama como José Altuve, uno de los mejores bateadores de la actualidad como Yordan Álvarez, Alex Bregman, Michael Brantley, en fin. Ha sido una bendición.
En una temporada en la que precisamente jugadores como Altuve y Álvarez han estado fuera por lesiones, Dubón ha tenido más oportunidades y de acuerdo a entendidos es uno de los responsables del esfuerzo titánico de los Astros para mantenerse en la pelea en la División Oeste a pesar de tantas ausencias decisivas.