El niño que hasta hace poco se mezclaba entre los jugadores de Jinotega admirándolos y tratando de seguir sus huellas, ahora batea como uno de ellos, incluso mejor que algunos, mientras demuestra cada día que lo suyo no es asunto de inspiración, sino de madurez.
Eddson Martínez, a sus 15 años, sigue teniendo la cara de un niño, pero sus cifras indican que es un hombre cuando toma un bate entre sus manos y se dedica a repartir metralla ante los lanzadores del Pomares, quienes aún no han encontrado el antídoto para dominarlo.
“La clave es trabajar duro cada día, mantener los pies en la tierra y ser humilde para poder aprender”, dice el chavalo en una interesante reflexión a pesar de estar convertido en una sensación en el Pomares y a no pasar inadvertido por donde transita en su natal Jinotega.
Martínez, quien ya fue seleccionado Jugador de la Semana y del Mes de Mayo incluso, se mantiene entre los mejores bateadores con .373, debido a 60 hits en 161 turnos, con 35 anotadas, 30 remolques, 12 dobles, dos triples y un cuadrangular en 58 desafíos.
“No pienso mucho en el nombre de los lanzadores que enfrento, solo sé que ellos desean hacer su trabajo que es dominarme y yo el mío, que es batearles, y en eso me concentro”, señala el chavalo que estudia el quinto año en el Instituto Benjamín Zeledón.
Eddson, cuyo padre del mismo nombre es administrador del equipo de Jinotega en este Pomares, ha sido vinculado a los Padres de San Diego, pero será hasta enero del 2024 que podría materializarse esa transacción cuando sea elegible y haya presupuesto.
“Por ahora me concentro en mejorar cada una de mis herramientas y a esperar qué pasa el próximo año. Mi anhelo es firmar y trabajar muy duro para llegar a las Grandes Ligas. Sé que el camino no es fácil, pero esa es la meta que me he propuesto”, asegura.
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Martínez ha sido seleccionado nacional en varias ocasiones y es un permanente participante en los campeonatos nacionales infantiles y juveniles que organiza la Feniba. Incluso, fue campeón en el torneo panamericano de beisbol Sub10 en México en 2017.
“Soy producto del esfuerzo de mi papá que ha sido mi principal entrenador y motivador, y de los entrenadores de Jinotega ahora, quienes están pendientes de cada detalle para que no me desajuste y yo pongo de mi parte para aprender y mantenerme”, señala.
Los amigos de Eddson se han incrementado con el paso de los días. Incluso, uno día de estos fue sorprendido por una llamada especial para él: lo llamó Ismael Munguía, justo el jugador que más admira, además de Ramón Flores, el jardinero de Ocotal.
“Munguía tuvo ese bonito detalle conmigo y se lo agradezco porque él ha sido un luchador y a pesar de que muchos pudieron dudar de sus proyecciones, ha ido creciendo y sigue en la pelea por llegar a su meta que son las Grandes Ligas”, dice Martínez.
“Me dijo que siguiera luchando, que por nada me debía rendir”, dice el chavalo. Munguía y Martínez tienen similitudes en sus estructuras físicas y parece que también en el tamaño de sus corazones, aunque solo con el tiempo sabremos si es así.