Es increíble la valentía que ha demostrado monseñor Rolado Álvarez y ser un ejemplo no solo como católico, sino como ciudadano nicaragüense en no abandonar su patria, reflejando que aún en condiciones adversas y situaciones precarias su fe es inquebrantable. Y digo esto por la publicación de El País en donde informaron que el sistema de justicia de Nicaragua le dio dos opciones: el destierro o la cárcel y la respuesta del padre ha sido negarse a abandonar a sus feligreses, no quiere darle la espalda a su pueblo católico.
¿Cuántos de nosotros somos capaces de hacer lo mismo? ¿Estamos dispuesto a sacrificar nuestra libertad injustamente? ¿A poner la fe en Dios por encima de todo y demostrarlo con hechos? Monseñor Álvarez es la figura de la iglesia católica de mayor peso en Nicaragua por predicar con acciones y ejecutar los mandamientos de Dios. Ha conseguido ser una persona que irradia verdad, entendió en un principio lo que dice la Biblia en el libro de Juan: “Y la verdad os hará libre”. Por lo visto, la verdad causa terror en un país de mentiras o como lo describió el reportero mexicano de TV Azteca, “el país fachada”.
No quiero caer en los señalamientos sin fundamentos o en la crítica infantil del impulso, pero considero que la Conferencia Episcopal de Nicaragua no ha actuado en consecuencia a la gravedad de la situación de monseñor Álvarez, tampoco lo hizo en su momento con monseñor Silvio Báez. Y lo digo porque entiendo que en Cristo somos uno, una sola familia y yo por mi familia sacrifico hasta mi vida, por eso menciono el ejemplo de Álvarez, que es exactamente lo que hace: sacrificando su vida por seguir llevándole a sus feligreses el mensaje de la verdad.
Entiendo que es difícil llegar a un consenso cuando hay muchas cabezas que piensan diferente, sin embargo, seguir los caminos de Dios es claro, no hay medias tintas. En mi caso expreso lo que pienso y le pido a Dios todos los días por la libertad de todos los presos injustamente en Nicaragua, también porque siga guiando a los líderes que aun están en la CEN para que se logren frutos en los diálogos que han tenido con el gobierno de Nicaragua y, más temprano que tarde, monseñor Álvarez y el resto de privados de libertad de manera arbitraria vuelvan con sus familias.