En un artículo titulado “El 2022 fue un buen año al fin y al cabo”, traducido al español por el Instituto Juan de Mariana y reproducido por el medio electrónico PanamPost, el periodista y político británico Harry Phibbs hace un balance del año 2022 destacando sus aspectos positivos.
Discrepando de la generalidad de los balances periodísticos de lo ocurrido el año pasado, Phibbs sostiene que no todo fue negativo; que hubo hechos muy positivos que se deben reconocer para que el esfuerzo sea razonable y se puedan ver mejores expectativas del 2023.
“En medio de todos los titulares sobre la guerra, la recesión y las huelgas ha sido fácil detenerse en lo negativo”, advierte. “Pero muchas de las noticias más significativas han sido en realidad muy buenas… si se busca bien y se hace caso omiso de los medios de comunicación sensacionalistas, hay muchas buenas noticias”.
El analista británico destaca hechos positivos ocurridos en su país, el Reino Unido, como por ejemplo la notable reducción de la delincuencia que le ha dado más seguridad y confianza a la gente de a pie.
En el ámbito internacional señala que en 2022 se puso en marcha la Zona de Libre Comercio Continental Africana, con la cual aumentarán los ingresos de la gente de África y de aquí a 2035 unos 50 millones de personas habrán salido de la pobreza extrema.
Otro caso que según Phibbs no solo fue negativo, sino también positivo, es el de Ucrania. “Puede parecer perverso incluir la guerra de Ucrania en una lista de ‘buenas noticias’ —asegura—, pero si pensamos en la invasión rusa de febrero, la mayoría suponía que el Kremlin obtendría una victoria rápida y contundente. La habilidad y tenacidad de las fuerzas armadas ucranianas, y la resistencia de su pueblo, han sido asombrosas. La incompetente brutalidad rusa también ha dado un baño de realidad a sus vecinos. Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán se han alejado de la órbita de Moscú. Suecia y Finlandia están ingresando en la OTAN. Y, tardíamente, la opinión pública rusa está cambiando en contra de la guerra”.
Phibbs incluye también en su análisis el hecho de que, contrario a los clamores negativos de los ambientalistas europeos, en Europa se avanzó notablemente en la recuperación y protección de la fauna salvaje. Inclusive, dice, gracias a un nuevo dispositivo llamado SharkGuard (protección de tiburones), se redujeron drásticamente “las capturas accidentales de tiburones y rayas durante la pesca comercial”.
También incluye en los logros del 2022, los nuevos fármacos para retrasar la aparición del cáncer de mama y reducir el tamaño de los tumores hasta en 23 por ciento; así como el descubrimiento de otro medicamento que podría ralentizar el Alzheimer, ofreciendo una esperanza real a las muchas personas que son afectadas por esta enfermedad.
El periodista y analista británico menciona con satisfacción que el año pasado hubo un notable progreso de la lucha por la libertad. Cuando todos los observadores ven solo avances del autoritarismo, y retroceso de la democracia, él destaca que aunque “la batalla por la libertad de expresión y los derechos fundamentales nunca está ganada”, en 2022 se produjeron “reacciones inspiradoras, sobre todo en dos de los regímenes más duros del mundo, Irán y China… De hecho —–sostiene— si añadimos los enormes reveses de Putin en Ucrania, en general ha sido un mal año para los autócratas del mundo”.
¡Qué bueno! Definitivamente, el futuro no pertenece a los dictadores, aunque estos crean que sí. El porvenir de la humanidad es la libertad, aunque a veces parezca que a algunas partes del mundo nunca llegará.