Este viernes 30 de diciembre se cumplen 100 años de la fundación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), comúnmente llamada Unión Soviética.
El triunfo de la revolución comunista rusa en noviembre de 1917, primero, y después la fundación de la Unión Soviética en diciembre de 1922, cambiaron el curso de la historia de Rusia y de toda la humanidad. El sistema comunista triunfó en una parte del planeta y se planteó como una amenaza para todo el mundo.
Sin embargo, el centenario de la URSS que se disolvió en diciembre de 1991 por el fracaso del sistema socioeconómico y político comunista no tendría mayor trascendencia en el mundo —salvo para los nostálgicos del comunismo— de no ser por la guerra de Rusia contra Ucrania.
Es que el motivo principal de esta guerra es el afán del autócrata presidente ruso, Vladímir Putin, de restaurar bajo nuevas formas, pero con el mismo contenido el antiguo imperio ruso que originalmente fue zarista o monárquico y después soviético o comunista. De manera que la guerra de Putin es una agresión existencial contra Ucrania y una amenaza real a todos los países, naciones y pueblos que pertenecieron a los imperios zarista y soviético y que ahora son Estados soberanos.
La URSS fue fundada el 30 de diciembre de 1922 como un Estado federativo de repúblicas comunistas. Originalmente agrupó a 6 países: Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Georgia, Azerbaiyán y Armenia. Posteriormente, en 1924 fueron anexadas las naciones de Asia Central: Uzbekistán, Turkmenistán y Kirguistán; Tadzikistán en 1929; Kazajistán en 1936 y Mongolia como Estado subordinado. Y al terminar la II Guerra Mundial, la URSS se apoderó de otros países europeos como Letonia, Estonia, Lituania y Moldavia; e impuso el sistema comunista en varios países de Europa Oriental y Central, incluyendo a una parte de Alemania que nombró República Democrática Alemana (RDA).
Cabe mencionar que cuando se fundó la URSS en cuyo extenso territorio vivían más de cien naciones distintas, grandes, medianas y pequeñas, su fundador, Vladímir Ilich Lenin, proclamó que el nuevo Estado multinacional se constituía reconociendo el derecho de todos esos pueblos a la autodeterminación nacional, incluso a la separación y la independencia, cuando ellos mismos lo quisieran. Pero la realidad histórica demostró que eso fue un gran engaño.
El medio oficial ruso RIA Novosti ha publicado este jueves 29 de noviembre un extenso reportaje titulado El legado soviético, que describe los logros económicos, militares, científicos y culturales que hicieron de la URSS una de los dos superpotencias del planeta y le permitieron disputar con Estados Unidos la hegemonía mundial. Al leer ese reportaje surge la pregunta: ¿Y entonces por qué colapsó y desapareció la URSS, el gran imperio ruso que ahora Putin quiere resucitar?
La misma RIA Novosty ofrece la respuesta en una entrevista con el último embajador de Italia en la URSS, Ferdinando Salleo, con motivo del centenario de su fundación. El diplomático italiano no menciona que la URSS desapareció por el fracaso del sistema comunista, contrario a la naturaleza humana de búsqueda de la libertad, el bienestar y la felicidad. Lo que dijo diplomáticamente fue que a la URSS la mató la ideología, pero se entendió lo que quiso decir.
“La URSS de hecho vivió lo suficiente —dijo el embajador Salleo—. Un Estado basado en la ideología no puede durar mucho. Un Estado basado en una construcción de leyes y políticas, y en una identidad cultural, tiene más razones para tener una larga vida. La ideología es como un gran trago de alcohol, te emociona brevemente, pero luego viene la resaca”.
Ciertamente, Mijaíl Gorbachov con sus reformas denominadas perestroika y glasnost con las que pensaba renovar y salvar el comunismo —el cual era insalvable—, solo fue el enterrador de un sistema que estaba condenado históricamente a morir por su misma inhumanidad e inviabilidad.
Putin ha dicho que para él la desaparición de la URSS en 1991 fue la mayor tragedia del siglo XX. Y no oculta su intención de resucitarla bajo una nueva modalidad económica de Rusia, pero siempre basada en una ideología totalitaria. No en la ideología del comunismo porque esta ya no tiene ningún sentido, pero sí en la ideología del ultranacionalismo y de la hegemonía imperialista mundial compartida con China.