Después de una primera temporada como lanzador profesional, Carlos Rodríguez no puede estar más contento. El joven derecho nacido hace 20 años en Rivas, no inició en una liga de novatos. Fue directo a Clase A media y luego de acumular buenas cifras, fue promovido a Clase A alta, donde impactó más, al extremo de concluir como el mejor tirador en su organización.
Rodríguez, quien está en su ciudad natal después de doce años en Estados Unidos, terminó el 2022 con 6-5 y 3.01 en 107.2 innings en los que ponchó a 129 bateadores y concedió 40 boletos. Y aunque los Cerveceros fueron cautelosos con él y no le dieron permiso para ir al Preclásico a Panamá, asegura que para el Clásico la historia podría ser diferente en la organización.
“Primero debo decir que sería un honor para mí representar a mi país en cualquier torneo y más aún en el Clásico Mundial. Milwaukee decidió que debido a la cantidad de innings que lancé este año, en mi primera temporada, debía descansar. Así que he descansado, pero si se considera que puedo aportar algo, lo haría con gusto”, dice Rodríguez en tono firme.
Salido del Florida Southwestern Junior College, donde registró 2.11 en 47 innings con 62 ponches, Rodríguez fue tomado en la ronda seis del draft del 2021 y fue firmado por 279,500 dólares por Milwaukee. Y tras acumular 3-4 y 3.53, con 84 ponches en 71.1 innings en Carolina (A-), mejoró a 3-1 y 1.98 en 36.1 episodios con 45 “fusilados” y 13 bases en Wisconsin (A+).
“Al inicio batallé un poco porque venía de una lesión, pero luego fui agarrando el paso y logré estabilizarme. Después fui promovido a Clase A alta donde tuve un mejor trabajo, quizá porque había ganado más confianza y trabajé mucho mezclando los pitcheos. Aún no sé dónde voy a iniciar el próximo año, pero ojalá sea en Doble A”, anhela el lanzador.
A Rodríguez se le ha mencionado como un potencial integrante del staff de lanzadores que Nicaragua podría llevar al Clásico el próximo año en Miami. De acuerdo a reportes, es un tirador que alcanza velocidades de hasta 96 millas, pero su arma principal es el cambio de velocidad, el que junto a su slider, son mezclados con bastante precisión por el rivense.
“Al inicio de la temporada lancé hasta 97 millas, pero luego me quedé en 94-96 porque entendí que la clave para dominar a los bateadores es combinar los lanzamientos. Me han dicho que me parezco mucho a mí papá en eso, porque él lanzaba pocas rectas y se defendía más con sus rompientes”, dice el pitcher, hijo del zurdo cubano Carlos Rodríguez.
Rodríguez ha compartido con su mamá las pasadas dos semanas, ha recorrido los campos en los cuales jugó cuando niño y ha intentado conectarse con sus amigos de infancia, pero sobre todo, ha recibido el afecto de la gente que ha seguido su carrera y que lo animan a dar siempre lo mejor para hacer realidad el anhelo de llegar al beisbol de las Grandes Ligas.
“En los próximos días voy a saber dónde iniciaré el próximo año. Sea donde sea, trataré de hacerlo de la mejor manera. Jugar en Doble A, me han dicho, es una etapa clave para tu carrera. Ahí te das cuenta si terminas o si continúas. Yo confío en seguir con la ayuda de Dios y llegar en algún momento a las Grandes Ligas”, señala el lanzador sin alardes.
Asegura que el lanzador que más admira en las Grandes Ligas es Justin Verlander de los Astros y afirma que está atento al trabajo de los pinoleros Jonathan Loáisiga y Erasmo Ramírez, los dos únicos nicas en las Grandes Ligas. De igual manera estuvo pendiente de la Selección Nacional en el Preclásico y agregó que le impresionó el trabajo de Osman Gutiérrez.