“Merecemos la felicidad absoluta. Que solo Dios separe este pacto”. Así se juraron amor eterno el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone y su amante, durante un asado en un viaje de trabajo que ambos hicieron en el verano del 2019 en Colombia.
Su affaire quedó plasmado en un contrato de amor que ambos firmaron durante la cena romántica en un asador en Medellín, hasta donde ambos llegaron a la reunión anual de la Organización de Estados Americanos (OEA), pese a que ambos estaban casados.
Y es precisamente ese “contrato de amor” entre ambos lo que tiene al borde del despido a Mauricio Claver-Carone, del Banco Interamericano de Desarrollo, luego que una investigación independiente concluyera que el presidente de la multilateral favoreció con cuantiosas subidas de salario durante los últimos años a su amante, lo que transgredió el código de ética de la multilateral.
Tal ha sido el escándalo, que hasta la misma Administración de Joe Biden figura entre los representantes del banco que están promoviendo la destitución de Claver-Carone, un antiguo crítico del dictador Daniel Ortega y que excluyó a Nicaragua de varios programas de ayuda cuando ocupó un cargo durante la Administración de Trump por las violaciones de derechos humanos.
Todo comenzó en abril pasado, cuando un correo electrónico llegó a la bandeja de entrada del Consejo de Administración del banco y al responsable de ética del banco. En el mismo, se denunciaba que Claver-Carone mantenía una relación íntima con una estratega de alto nivel del banco y que ambos estaban haciendo mal uso de los fondos del multilateral.
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De inmediato, los directores del banco, el asesor general y otros funcionario se reunieron con el presidente del banco para discutir sobre la denuncia, que había sido interpuesta de manera anónima y a la vez se acordó contratar una empresa externa para que de manera independiente comenzara una investigación.
Y aunque la Administración de Biden acusa a Claver-Carone de negarse a cooperar completamente con la investigación independiente, el funcionario emitió el pasado 20 de septiembre un comunicado donde aseguró: “Como presidente electo del Banco Interamericano de Desarrollo, apoyé y participé en esta investigación sin precedentes que, como era de esperar, no corrobora las acusaciones falsas y anónimas que se hicieron contra mí o el personal del BID en la prensa”.
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“Que él haya creado un ambiente de temor a las represalias entre el personal y los países prestatarios hizo perder la confianza del personal del banco y de los accionistas, y hace necesario un cambio en el liderazgo”, dijo un portavoz del Departamento del Tesoro, según citó este viernes AP, luego de informar que los directores del banco concluyeron apoyar la destitución de Claver-Carone.
Y aunque el funcionario aseguró que la investigación corroboró que las acusaciones son falsas, reportes periodísticos aseguran que el informe determinó que este mantuvo una relación amorosa con la estratega.
En el mantel de papel, que ambos firmaron, supuestamente escribieron también el cronograma para divorciarse de sus cónyuges, para posteriormente contraer nupcias. Y que en caso de que no cumplieran con lo pactado en ese contrato, eso traería “tristeza y congoja” que solo podrían mitigarse con “cera de velas y una caja traviesa” de un hotel frente al mar en el natal Miami de Claver-Carone, según describió AP en la publicación, que también coincide con lo publicado por EFE.
La foto del mantel fue proporcionada por el exesposo de la mujer, quien colaboró con la investigación y cuyo documento lo encontró en el bolso de ella cuando esta regresó del viaje en Colombia.
La investigación, que contiene 21 páginas, incluyó realizar un análisis forense a la caligrafía de lo escrito en el mantel. También la declaración del esposo de la mujer, quien aseguró que la infidelidad que descubrió por parte de su antigua pareja con Claver-Carone fue el motivo principal de su divorcio.
Los investigadores dijeron, según AP, que el presidente del BID tenía una relación con su jefa de personal desde al menos el 2019, cuando ambos ocupaban cargos en el Consejo de Seguridad Nacional, es decir antes de que Claver-Carone llegara al BID en el 2020.
Señalaron que la presunta relación hizo que un funcionario estadounidense en ese momento advirtiera que representaba un riesgo de contrainteligencia, según AP.
La agencia informó que el pasado jueves los directores ejecutivos del banco aprobaron por unanimidad recomendar despedir al funcionario, cuya decisión final ahora recaerá en los funcionarios de finanzas que ocupan un asiento en la Asamblea de Gobernadores, los cuales representan a las 48 naciones que integran esta institución con sede en Washington.
Y es que el código de ética del banco prohíbe las relaciones íntimas entre superiores con personas que dependan directamente de ellos.
Detractor de Ortega
Pero ¿quién es Mauricio Claver-Carone? Es el primer no latinoamericano que llegó a la silla presidencial del BID en septiembre de 2020, lo que generó rechazo en varios países de la región debido a que el banco es visto como estratégico para atender las necesidades financieras de la región.
Fue propuesto por Donald Trump. Antes de llegar al BID, Claver-Carone fue representante de Estados Unidos ante el Fondo Monetario Internacional, así como asesor principal del subsecretario de Asuntos Internacionales del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y como abogado asesor con la oficina del contralor de la Moneda del Departamento del Tesoro.
Durante su trabajo con Trump, fue el principal diseñador en la Casa Blanca de la política de presión contra Nicolás Maduro y el endurecimiento del embargo a Cuba, también conoce a la dictadura de Daniel Ortega y fue quien dejó al régimen fuera de un programa millonario de ayuda de Estados Unidos para América Latina.
En diciembre del 2019, cuando se anunció el programa de inversión conocido como “América Crece”, Claver-Carone —actualmente asistente adjunto del presidente Trump y director principal para Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional—, dejó claro que el programa solo iba a beneficiar a “toda la región”, es decir casi 30 países, pero dejaba excluida a las naciones no democráticas. Es decir, Cuba, Nicaragua y Venezuela.
