El Ejército de Ucrania que resiste heroicamente a la invasión de Rusia que comenzó el 24 de febrero pasado, en los días recientes ha liberado a varias ciudades que estaban ocupadas y sus poblaciones aterrorizadas por la soldadesca rusa.
Más de 6 mil kilómetros cuadrados de territorio nacional fue liberado en los últimos días por el Ejército de Ucrania como resultado de su exitosa contraofensiva contra el invasor ruso. Según reportan los servicios británicos de inteligencia militar, incluso el Primer Ejército de Tanques de la Guardia que es un orgullo del ejército de Rusia, ha sido casi aniquilado por los ucranianos.
Estas clamorosas victorias de las fuerzas armadas de Ucrania se deben principalmente a la voluntad patriótica de sus combatientes, pero no habrían sido posibles sin los sofisticados equipos militares llegados como ayuda de Europa y particularmente de Estados Unidos.
El impacto de las derrotas del Ejército ruso en Ucrania está afectando negativamente el prestigio del presidente imperial y autocrático Vladímir Putin. A pesar de la férrea censura y el control político totalitario sobre la población, las noticias de las derrotas militares rusas llegan a la gente y están minando la fortaleza de la gran potencia agresora.
Los expertos e historiadores militares dicen que a pesar de los reveses del Ejército ruso en Ucrania, es temprano para augurar una derrota militar total, o una fractura del poder político de Rusia capaz de determinar un cambio de rumbo en el país. Pero es una gran posibilidad.
Leo Aron, renombrado conocedor de la historia y la política de Rusia, escribió en The Washington Post que “la tradición nacional rusa no perdona los reveses militares… Prácticamente todas las derrotas importantes han dado lugar a un cambio radical.
Aron, quien es miembro senior del American Enterprise Institute y autor del libro Yeltsin, una vida revolucionaria, recuerda que la derrota de Rusia en la Guerra de Crimea de 1853 a 1856, dio como resultado la revolución liberal del emperador o zar Alejandro I.
Agrega que la derrota de Rusia en la guerra con Japón (1904-1905) hizo estallar la chispa de la primera revolución rusa. Después, las derrotas militares en la Primera Guerra Mundial condujeron al estallido y triunfo de la revolución bolchevique. Y los fracasos soviéticos en la guerra de Afganistán fueron clave para que Mijaíl Gorbachov impulsara la perestroika (restructuración) y la glasnost (transparencia), que abrieron la puerta a la caída del comunismo y la disolución de la Unión Soviética.
En la actualidad, la situación del ejército ruso en Ucrania, después de 204 días de invasión, es cada vez peor. Así lo dicen los analistas y lo informan los periodistas occidentales desde el mismo teatro de la guerra.
Y ojalá que siga empeorando. La agresión de Rusia a Ucrania ha sido un gran golpe a la geopolítica mundial y la democracia occidental. Pero su derrota significaría mucho más, no solo la liberación nacional de los ucranianos sino también un cambio radical en Rusia. Sería el triunfo democrático más importante en el mundo, desde la caída del Muro de Berlín y las tiranías comunistas de Europa.