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CONTENIDO EXCLUSIVO.Con una pieza dental inicia la lucha de un joven por aliviar el dolor de su madre. Es un universitario que debería estar concentrado en sus estudios, pero siente el compromiso de acompañar a su mamá en la dificultad.
“Lo único que me dijeron es que eso no tiene cura y se necesita un tratamiento especial, pero no lo hacen en el país”, dice Rolando García Chévez, de 22 años.
En diciembre pasado, Jassuara Chévez Álvarez, de 45 años se sometió a una cirugía de extracción de cordal y desde entonces no volvió a ser la misma. La familia afirma que ese día sufrió una mala praxis que la sigue torturando.
“No tiene sensibilidad en la parte de en frente del rostro y presenta desgaste de diez piezas dentales porque ameritan una restauración y otra cirugía para evitar que ese trabajo se eche a perder”, dice su hijo.
Hamburguesas especiales
Rolando García cursa el tercer año de la carrera de ingeniería en sistema en la Universidad Autónoma de Nicaragua-León. Es amante de la cocina y cuenta que desde hace once años aprendió a elaborar una receta con tortas a base de cáscara de plátano.
“Cuando cursaba quinto año de secundaria vendí mis hamburguesas en el colegio, después se vino la pandemia y suspendí la venta”, dice.
En marzo pasado, Rolando decide enviar una carta a la administración de la universidad para solicitar un pequeño espacio dentro del campus y ofrecer sus hamburguesas a los estudiantes a un precio económico.
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Cuando le preguntan por la receta Rolando sonríe, pero no vacila en responder que se pela el plátano, se pica y se condimenta como toda carne y explica que la cáscara se cose para evitar que se filtre su leche natural.
Confiesa que mientras las medicinas de su mamá aumentan de valor, sus ventas se mantienen iguales y le preocupa no aportar más a su recuperación. “Yo quiero hacer más por mi madre. En la universidad vendo unas veinte hamburguesas, pero las vendo a cuarenta córdobas. También, hago entregas a domicilio por diez o veinte córdobas más”, dice.
Es buen alumno
Como todo joven Rolando García sueña con superarse, una de sus metas que aún no cumple es tener una computadora en mejor estado. Señala que se esfuerza para no repetir asignaturas para aplicar a un programa que otorga equipos a los buenos estudiantes, sin embargo, no está entre los favorecidos. “La computadora que tengo es una pequeñita que solo me saca de apuros”, puntualiza.
Se considera autodidacta. A través de tutoriales en YouTube aprendió a elaborar maceteras de cemento con diseños particulares. Las elabora por encargo y el precio está entre los 40 y 250 córdobas.
También, a través de su página de Facebook llamada “Hamburguesas Bendi”, ofrece viajes turísticos para obtener nuevos ingresos. “Yo solo quisiera que las ventas aumentaran para así ayudarme yo. A veces hasta a pie me vengo para ahorrar el pasaje”, concluye.