En el editorial del viernes 15 de julio, que fue titulado “Izquierda, ideología y cultura para libertad”, mencionamos que en la ceremonia de toma de posesión del nuevo rector de la UCA se pronunciaron discursos que fueron magnas lecciones académicas del máximo interés social, que vale la pena comentar.
LA PRENSA había informado que el pasado 7 de julio, en una ceremonia solemne con la presencia de distinguidos invitados, nicaragüenses y diplomáticos extranjeros, tomó posesión el nuevo rector de la UCA, el sacerdote jesuita Rolando Alvarado López. Él sustituye al también padre jesuita, José Alberto Idiáquez Rivera, y desempeñará la rectoría hasta el año 2025.
En el desolador panorama académico de Nicaragua en la actualidad, cuando todas las universidades públicas y casi todas las privadas han perdido su autonomía, que es la esencia del ser y del quehacer universitario, la UCA —a pesar de las severas limitaciones que le ha impuesto el régimen—, se alza como un faro cuya luz de pensamiento se mantiene encendida, a pesar de todo.
Así quedó demostrado con las dos magnas piezas oratorias, verdaderas cátedras de inteligencia universitaria que se pronunciaron en esa ocasión.
Primero, el padre Silvio Avilés, representante para Nicaragua del Provincial de la Compañía de Jesús en Centroamérica, expresó que la UCA ha de seguir siendo la conciencia crítica que le caracteriza. “Que nos acompañe siempre la verdad, la creatividad, el compromiso con la sociedad nicaragüense y la esperanza de transformar esta realidad en una que nos acerque más al sueño de Dios sobre la humanidad”, dijo el delegado provincial.
Por su parte, el nuevo rector de la UCA, padre Rolando Alvarado, aseguró que esta universidad seguirá siendo fuente cultural y académica. Expresó que “la cultura es forma de vida, es manera de sentir, es modo de celebrar. A lo interno de la cultura la institución universitaria se sitúa en el nivel de la cosmovisión, de los paradigmas epistemológicos, del pensamiento creativo, de la reflexión profunda, del estudio paciente, de la capacitación cualificada, del análisis crítico y propositivo, de la formación integral”, dijo el académico jesuita.
Aseguró el nuevo rector de la UCA que esta “es y seguirá siendo una institución dedicada a las ciencias, al pensamiento, a la investigación, a la formación, a las artes, a las propuestas teóricas y prácticas de desarrollo social integral y sustentable”.
Y prometió el padre Alvarado que la UCA, tomando en cuenta su misión y su identidad, continuará “trabajando por contribuir a reconciliar la vida medioambiental, la vida social a todos sus niveles y las vidas personales”.
El anterior rector de la UCA, el también padre jesuita José Alberto Idiáquez, no estuvo presente en el traspaso de la rectoría porque está fuera del país y el régimen no le permite regresar. Tal vez porque formó parte de la mesa del primer diálogo nacional, después de abril de 2018, en la parte opuesta al régimen, invitado por la Conferencia Episcopal de Nicaragua.
Pero la UCA sigue adelante, ella es como una luz académica en la oscuridad universitaria del país, una muestra de que, a pesar de todo, la inteligencia sigue viva en Nicaragua.